ESE HOMBRE FUE MI ABUELO ESE HOMBRE FUE MI ABUELO "Se llamaba Rogelio y era mi abuelo, aquel hombre de corazón dulce y de nobles pensamientos. Su vida era el trabajo, su familia, su casa y su pueblo, El se sentía orgulloso de sus costumbres y de sus propios pensamientos. El era un hombre sabio, de esos nacidos en pueblos. Aprenden de la naturaleza y se curten con los vientos. Sus manos encallecidas ¡ese hombre fue mi abuelo!. Sus palabras cariñosas y al mismo tiempo severo, él quería gente noble y te daba sus consejos; el trabajo y la familia para él fue lo primero. Yo me siento orgulloso de llevar tu misma sangre ¡viejo!, y procuraré en la vida ir siguiendo tus consejos, y sentirme satisfecho de que tú fueras mi abuelo. Recuerdo aquellos días, cuando al calor del fuego Nos contabas tus historias, y nos recitabas tus cuentos, Haciéndonos agradables aquellas noches de invierno. ¡Ven acá!, decías, ¡muchacho! y estate quieto con eso, que yo te enseñé a leer para que vayas aprendiendo, y te sepas defender cuando hombre vayas siendo, de cuatro aprovechaos que namás quieren analfabetos. Buen campesino era mi abuelo, de esos que adoran la tierra que con mimo y con bravura, la cuidan desde pequeños, porque aquel hombre era un auténtico campesino extremeño. Hay que ver cuantos reunidos en las noches de verano, Cuando mirando al cielo, me contaba de las estrellas sus poderes y secretos. Algunas tenían nombre, él me los iba diciendo. Tienes que aprender muchacho a estudiar las cosas del firmamento. Si las cometas corrían, si la luna tenía cerco, si la aurora boreal, todo tenía su secreto. Cuando nos contaba historias de jinetes que cabalgaban por el viento, Y también de aquellos otros que llamaban bandoleros. ¡Cuánto sabía aquel campesino que tuve la suerte de tener como abuelo!". |