Aldeanueva de la Vera - Caceres

Por fin, después de 68 años y ocho días, la familia de, Cándido González Romero, natural de Aldeanueva de la Vera, podrá rendirle un homenaje el próximo día 15 de marzo y enterrarle en un nicho del cementerio de Cuacos de Yuste, a donde fue llevado, tras serle aplicada por la Guardia Civil, la Ley de Fuga el día 7 de marzo de 1946.

El programa de actos, organizados por el Proyecto para la recuperación de la Memoria Histórica en Extremadura (PREMHEX), en colaboración con el ayuntamiento de Cuacos, arranca a las 11,00 de la mañana del día 15 con la celebración de una Eucaristía, en la Iglesia Parroquial de esta última localidad. Al acto asistirán familiares, autoridades y los vecinos que quieran acompañarles.
Treinta minutos más tarde tendrá lugar el acto de enterramiento y homenaje en el cementerio cuacareño. A las 12.15 horas en la Casa de Cultura habrá un acto en recuerdo de Cándido González Romero, en el que intervendrán las autoridades allí presentes, familiares y el profesor de la UEX, Julián Chaves Palacios, que pronunciará una conferencia titulada: La España de los cuarenta, vida cotidiana y control del orden público". Cerrará el turno de intervenciones la arqueóloga, Laura Muñoz, de PREMHEX, y directora de la exhumación de los restos.

El cadáver fue trasladado en marzo de 1946, desde la sierra a Cuacos en una mula. Al parecer, un niño de 16 años (Antonio Cobos), que pasaba por el lugar donde se desarrollaron los hechos, fue obligado a transportar los restos mortales al cementerio cuacareño, donde han permanecido sepultados hasta que fueron descubiertos el pasado día 14 de noviembre, en una fosa en tierra, envuelto en un cobertor,
Era vecino de Aldeanueva de la Vera y fue enterrado en el cementerio de Cuacos

Ni su militancia en Falange Española, ni haber luchado en el bando nacional durante la Guerra Civil de 1936, recibiendo una medalla como premio al valor demostrado, sirvieron a Cándido González Romero, natural de Aldeanueva de la Vera, para evitar que el día 7 de marzo de 1946, le fuera aplicada por la Guardia Civil la Ley de Fuga, en un paraje limítrofe con Cuacos de Yuste, donde habría recibido cinco disparos.

El cadáver fue trasladado desde la sierra a Cuacos en una mula. Un niño de 16 años (Antonio Cobos), que pasaba por el lugar donde se desarrollaron los hechos, fue obligado a trasladar los restos mortales al cementerio cuacareño, donde fueron sepultados en una fosa en tierra, envuelto en un cobertor, y donde ayer era buscado, por la arqueóloga-antropóloga, Laura Muñoz, y el Coordinador para el proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura, Cayetano Ibarra, en presencia de varios familiares.

El fallecido dejó mujer y dos hijas, corriendo el rumor en Aldeanueva, durante la posguerra, que vendía alimentos a una mujer, que esta pasaba a los maquis. Además se extendió el bulo de que había acogido en su casa a un herido de la guerrilla.

fenomenal,me parece una buena noticia,ojalá todo los españoles con familiares asesinados en la guerra puedan enterrar a sus muertos dignamente.