Aun hay quien mantiene que de hambre no se muere en España, pero esto solo es cierto a medias; En una de las dos Españas si sucede.
La miseria y el hambre provocan muertes, pero son muertes silenciosas y silenciadas. Muertes vergonzosas más fáciles de descubrir desde fuera de nuestras fronteras.
Las recientes y drásticas medidas de recorte y repago de la sanidad pública, igualmente traen de la mano más muerte, como siempre, para las clases más desfavorecidas, a las que cada vez pertenecemos mayor número de personas.
No olvidemos sin embargo que la sanidad pública que disfrutamos es un invento estatal, puesto que es al estado a quien interesa, por una parte que estemos sanos para producir y por otra, mantenernos en un estado de sumisión mediante una psicosis colectiva que nos identifica a todos como potenciales enfermos, que además han perdido la capacidad de mantenerse sanos, tras una continua intervención tutelar del estado que nos ha incapacitado para ello, y que ahora no puede permitirse mantener un gasto incrementado tras añadir cada vez más funciones y más funcionarios, y pretende abandonarnos a nuestra suerte.
La salud, debería comenzar en la infancia por la educación en nutrición y hábitos saludables, muy al contrario de como sucede al instaurarse un régimen estatal de promoción de la comida basura y el sedentarismo, que provoca cada vez mayor obesidad infantil y propicia futuras enfermedades que llegarán a generalizarse en una población que va empeorando con los años al sumarle una adicción de facto al alcohol, una cada vez mayor presencia de tóxicos en el aire y la alimentación y un enrarecimiento del medio ambiente con ciudades cada vez mas artificiales y alejadas del medio natural.
La sanidad PÚBLICA nunca puede ser un negocio, ni siquiera debe pretender ser rentable. Debe ser eficaz, universal y gratuita, pero ante todo preventiva y autogestionada. Para que esto pueda llevarse a cabo, no puede intervenir en ella ningún interés comercial, puesto que de lo contrario estaremos simplemente subvencionando con dinero público, un determinado laboratorio farmacéutico o fabricante de instrumental o tecnología médica. La ética debe regir la sanidad, no la economía. En Cataluña, como ejemplo de mala gestión, despilfarro y robo de fondos públicos, tenemos una muy buena explicación del como y del porqué de estas privatizaciones: La segunda parte está censurada en YUTUBE y solo es accesible en Catalán En fin, pruebas de como el sistema público de sanidad es un nido de buitres que roban a mansalva y que más adelante usarán estos robos para privatizar la sanidad, y seguir robando aun más.