Aldeanueva de la Vera - Caceres

La negativa internacional a comprar bonos impulsa nuevas ideas.


Cañada Real, chabola de MariVent. ¡Oiga señora, braga faja a 10 la docena! ¡Calcetín dejecutivo güenísimo, un euro! ¡Deuda española de calidá, regalá! ¡Que se me las quitan de las manos, oiga! Estas, entre otras lindezas, formarán el léxico de los nuevos compradores de deuda soberana española.

Para los viejos compradores masivos de deuda, el parquet, las escorts y los bocadillos de caviar con panceta de bebé en el Jockey son pasto de la historia. Llegan nuevos tiempos.

La crisis aprieta y el Gobierno, ante la incapacidad de colocar su deuda en los mercados por vías habituales, está buscando formas un poco menos glamourosas. A partir del próximo miércoles Juan de Dios Gutiérrez y miembros del clan Amaya han recibido la orden de colocar deuda española en todos y cada uno de los mercadillos que pueblan las plazas del país.

La deuda española se venderá en cómodos packs, a docenas. Los cálculos monetarios que se deriven de ella deberán realizarse en “duros” y estarán sujetos a las típicas fluctuaciones del sector (más barato si vienes cuando estoy a punto de cerrar, guapa) y al regateo sin escrúpulos. Vamos, que en este sentido tampoco cambiará mucho el tema.

Con estas nuevas medidas el Ministro de Economía espera recaudar chorropocientos mil millones (el Ministro ya ni se molesta en dar una cifra real, igualmente nadie las cree) derivada de la venta agresiva y directa al público de esta nueva modalidad de colocación de deuda.

Además, para que no se diga, el Gobierno ya tiene pensado un plan C (o Z) en caso de que la colocación de deuda no funcione en los mercadillos: “Si la deuda española es tan, tan mala que nadie la quiere, quizás la podemos prohibir vía ministerio de Sanidad y venderla como droga por pequeños minoristas en las esquinas” - aseguran técnicos del Ministerio, un poco desesperados, la verdad - “ya sabes, hay gente para todos los vicios. Quizás algo malo se impregna en el papelito y acabamos emitiendo deuda impresa en papel de tripi”.