No, no se trata de un grupo musical de sevillanas.
Me refiero, como es natural, a nuestro baranda y sus acólitos.
En realidad nos encontramos ante un fenómeno tan antiguo como el hombre: el cacique y sus esbirros y tiralevitas, un simple juego de poder, en el que tu me sostienes y yo te beneficio.
Porque ¿alguien cree que Kiko favorece a los suyos por pura bondad natural? ¿Y alguno piensa que sus muchachos lo siguen por amor?
Comprendo que es mucho pedirle a Kiko, practicamente ágrafo, que lea las conversaciones entre Goethe y Eckermann, pero allí encontraría la mejor definición de esas relaciones peligrosas.
No obstante, puede que Kiko no sea bueno, pero lo que es seguro es que no es tonto, y conoce a la perfección las debilidades de sus chicos.
Por eso nunca dejará de ser alcalde, al menos voluntariamente.
¡Qué desilusión para algunos!
Me refiero, en especial, al supuesto heredero.
Sí, hombre, sí, al sobrino que no para de hacer méritos.
Pobrecillo, lo tienes más crudo que el príncipe de Gales. Paciencia, chaval.
Fdo. DeMaistre
