que la politica de aguasea para todos Los trasvases y el bichito del cólera POR EDUARDO SAN MARTÍN Es blanca, se vende en botella y se toma con el café, pero no es leche. Es agua no utilizada en una cuenca que se transporta a otra donde hace falta, pero no es un trasvase. En mis inicios como periodista, un ministro franquista prohibió llamar por su nombre a unas «diarreas estivales» provocadas por la bacteria vibrium cholerae. Se podía escribir el nombre del bichito, pero no el de la enfermedad. Valiente ridículo. Naturalmente, los contagiados tenían que ser tratados de cólera, que ese era en realidad el mal que habían contraído. Pero lo que verdaderamente importaba es que, con el remedio adecuado, aquellos enfermos se curaban cualquiera que fuera el nombre que las autoridades de la época dieran a la plaga. En el acuerdo alcanzado el martes entre Montilla y la ministra Espinosa, lo de menos es el eufemismo que ambas partes se empeñan en utilizar para no mencionar la palabra maldita. Lo que importa de verdad es que el Gobierno de Zapatero, después de un viaje de cuatro años a ninguna parte en política hídrica, vuelve a admitir el principio de que el agua excedentaria se puede transferir allá donde es necesaria. El mismo principio que informaba el Plan Hidrológico tan atropelladamente derogado en 2004; el mismo que inspiró el proyecto multitrasvases elaborado por el último gobierno de Felipe González, paralizado en el Senado por el PP en 1995 (alguna vez quizá descubramos una relación no confesada entre ambos despechos); y el mismísimo que ha alimentado en España toda la política progresista en materia de recursos hídricos, desde Joaquín Costa, a finales del XIX, hasta una personalidad tan poco discutible como el ingeniero y escritor Juan Benet, en el siglo pasado. El enfado monumental de valencianos, murcianos y almerienses está, pues, más que justificado. Las dimensiones del trasvase ahora aprobado y las del proyectado desde el Ebro al Levante sur son muy distintas, pero el argumento que justifica ambos es idéntico. A los regantes del delta les sobran los 50 hectómetros cúbicos que le faltan a Barcelona. Comunidad Valenciana, Murcia y Almería apenas necesitan una sexta o séptima parte de lo que el río vierte al mar en un año. ¿Dónde está el problema? En ninguna parte. Sólo aparece allí donde alguien decide hacer política de partido con el reparto de un recurso que es de todos. Que es lo que ha hecho el PSOE desde que cambió su secretaría general y desde que el partido que era mayoritario en Aragón fue desalojado del poder por una alianza de circunstancias entre socialistas y regionalistas antitrasvases. Ni desarrollo sostenible, ni gaitas.
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