LA BADILA Niña fui, pero no me faltó valor, ni la mano amiga que me elevara desde los mas bajos dominios de la soledad e incompresión, la mano fraternal y amiga, . . . mi hermano, sangre de mi sangre, tan parecido a mí y por eso, quizás, tan diferente. Tan unido a mi contra el enemigo común y sin embargo tan fiero y despiadado en la lucha entre ambos. Necesitaba hacer esta introduccion no sé, muy bien porque, pero si no digo algo grandilocuente no les engancho y luego se me dispersan, cual mosquitos nocturnos en derredor de la farola brillante y cegadora que lucha contra los reinos de las tinieblas, ¡bueno! lo dejo que ya tienen una dosis suficiente, el caso es que es cierto que niña fuí, y por aquel entonces seguia siendo una niña soñadora y atrevida que en la pugna por hacerse un sitio entre dos hermanos varones, recibia varapalos por todos lados( esto no es poesia, aunque lo parezca) en fin, recibia "vara" y "palos", eso varapalos de mi protector hermano mayor y de mi debilucho hermano menor. Aunque yo soy natural de gran ciudad, estas(las ciudades) en un principio no fueron asi y antes de crecer y hacerse con la mayoria de edad, fueron pueblos aprendices de grandes urbes, con un encanto cercano en lo rural, al paraiso de Adan y Eva, para convertirse con el transcurrir del tiempo en lo que hoy son. Centros de martirio cosmopolita del ser humano. El brasero debajo de la manta camilla, daba su magnetico calor a las piernas infantiles produciendo "cabritillas", por la excesiva cercania de las piernas a aquel prodigio que mitigaba el frio a falta de venideras calefacciones centrales, y radiadores electricos. Mi mente infantil permanecia atenta a dejar un sitio en ella,(en mi mente), para aprender cual era el nacimiento del rio Miño, cuando la mente de mi hermano estaba atenta en el lado contrario de la camilla, descubriendo cual era el grado de aguante del que yo era poseedora mientras permanecia impasible al descabezamiento de mis recortes de moda (recortables de muñecas con vestidos y recuadros blancos en los hombros), con aquellas modelos cabezonas que lucian sus grandes galas, con mas variedad de la que mi mente, pudiera pensar que existia. Seguí ignorando su imitacion de Robespierre, cortando cabezas aristocraticas hasta que llegó a mi cabezona preferida, entonces comprendí lo que el "Fary" sentia cuando cantaba lo de "pero aquel de la fuente, que nadie lo toque, que le dejen tranquilo, que no lo provoquen" sentí un "no sé qué, que, qué sé yo", que ni siquiera el hecho de encontrarme sola, sin el criterio conciliador de mi madre, que siempre era requerido en estos casos en forma de una zapatilla, flexible pero firme, muy firme, doy fé, sola decia me encontraba en manos de aquel Revolucionario Frances sin sentimientos, lo cual no me impidio amenazarle diciendo con voz muy firme y autoritaria--- Jo, no me rompas más muñecas , . . . ¡Orejas! - - Esto ultimo se lo dije sin miramiento ninguno cuando pasó de conmutar la pena por decapitación a la reina de mi corte. Entonces, ocurrio, ante tal desafuero, ante aquella ignominia, ante aquella agresión sin medida ni proporción, cogi la badila de remover el brasero y se la arrojé con toda la fuerza que pude reunir con mis infatiles brazos en el momento justo que pude memorizar que el rio Miño nace en Lugo en Fontemiña, la arroje con tan mala fortuna, que no le dí, perdón quiero decir que "afortunadamente", no le dí, el caso es que tuve que abandonar el calor amigo que daba aquel brasero y contemplar compungida como la badila se mantenia erguida y clavada en la puerta blanca, primor y orgullo de mi madre, la cual habia pintado dias antes a falta de emular a otros insignes pintores. Mi hermano, sangre de mi sangre, parecido a mi pero tan diferente.¡ Alto ! ya tuvieron la dosis de grandilocuencia. Mi hermano, decia no dejaba de palmear y de agitar sus manos con gestos que manifestaban la magnitud del desastre, unas veces con la palma hacia abajo diciendo: ¡La que has "liao"! y otras:¡Veras que firme esta la zapatilla de mama!, con la palma hacia arriba. Yo, sin perder el arrojo y compostura que me caracterizaron en situaciones más complicadas a las que la vida me llevó, no dejé de masticar el chicle que tenia durante toda la tarde y depués de sacar la badila del agujero, lo puse(el chicle) en el sitio que anteriormente ocupaba la pieza de metal, consiguiendo tapar el agujero, pero quedando de un asqueroso color rosa, me dirigi rauda y veloz al fregadero donde mi madre guardaba los restos de su imitacion a Velazquez, (Bueno la pintura blanca, que me vuelvo a poner grandilocuente), y con el pincel pinté el cuerpo del delito y me quedó tan bien que mi hermano no pudo por menos de felicitarme y prometer que no diria nada si no se descubria, cumplió la palabra dada y hoy dia cuando vuelvo a la casa de mi madre, paso por la puerta y rozando con las puntas de los dedos mi artesanal remedio, no puedo evitar experimentar un estremecimiento, pero a la vez una satisfacción, por mi trabajo y por mi hermano que siempre supo guardar un secreto. |