Alcollarín - Caceres

Odio, rencor, envidia, orgullo, soberbia, egoísmo, etc, son lacras propias del instinto que lleva implícito nuestra condición humana. Son taras que nos acosan y se desarrollan a medida que nos vamos despojado de la pureza e inocencia que caracterizan a la infancia. Entonces, ignoramos la maldad y resabios que han de ir acumulándose en nuestras mentes hasta que, por fin llegamos a la madurez, cargados ya, con un saldo de desengaños y fracasos que, en definitiva, configuran nuestro comportamiento en el resto de la vida. Comportamiento, que no suele obedecer a la estricta conciencia, contra poniéndose al sentido que hemos de otorgar al verdadero significado de nuestra existencia, y precipitándonos hacia el lodazal de la corrupción materialista que tanto daño está causando en el mundo de la política.
Ante la embarullada situación a que estamos sometidos en estos últimos tiempos, y a pesar de las "esencias" democrática del sistema que nos administra, nos preguntamos: ¿Desde qué ángulo y de qué manera hemos de contemplar y juzgar la trama de este teatro o, mejor dicho, pantomima, en la que todos debemos considerarnos responsables por las acciones y omisiones que cometemos en nuestras obligaciones morales, con respecto a las normas sociales y humanas, que hemos de acatar y proteger en beneficio del bien común, tan cacareado como vilipendiado por la ausencia de esa solidaridad de la que tanto se presume?.
Ante la complejidad con la evolución y la modernidad política se permiten organizar nuestra convivencia, con manifiesta tolerancia a favor de lo inmoral, y en contra de los valores fundamentales de nuestra trascendental naturaleza, podemos formular esta otra pregunta: ¿ Hasta cuando hemos de soportar la espectacular "piratería" que descaradamente corroe el grado de confianza que hemos de otorgar a quienes nos gobiernan satisfaciendo al instinto depredador, que se camufla y opera bajo falso idealismo y tergiversaciones de nuestro pasado histórico ? Tergiversaciones que , según vemos, se están argumentando con la mayor inquina y estrategia para conseguir hipnotizar a aquellos sectores aquejados aún, de la miopía y ofuscación que anidan en antiguos resentimientos, invalidados ya, dicho sea de paso, por las controvertidas conductas de quienes los mantienen con bastarda intencionalidad.
Estamos caminando hacia un infernal precipicio de difícil retorno. El desbocado materialismo, con sus más fieles aliados, el odio mortal y la encubierta insolidaridad en que nos movemos, están avanzando, con tal carácter, que sus consecuencias son difíciles de prever, por muy sosfisticada que tengamos nuestra mente y nuestro patrimonio cultural.
Recuerdo el aforismo que escuché a un buen amigo, que dice: "la cultura no crea el mal, pero lo desarrolla". El analfabetismo absoluto, en unos casos, y el funcional, en otros, que invaden amplios sectores de la política; la permisividad derivada de la carencia de fuerza moral, en no pocos estamentos de la sociedad en que vivimos, todo ello en aumento, de día en día, bajo la etiqueta de la manida libertad democrática y del vesánico desprecio hacia lo espiritual, nos llevan a la triste degeneración en que estamos inmersos.
Recordemos el criterio que expone Mijail Gorbachov, comunista y ex presidente de la antigua Unión Soviética, refiriéndose al riesgo de auto-destrucción que gravita sobre la tierra. En su obra "Carta a la Tierra" dice: "El mundo solo podrá salvarse si se recuperan los valores espirituales que se están perdiendo". Creo que se trata de una advertencia bastante significativa y aleccionadora.
Admiremos y respetemos a los políticos con transparencia y honestidad en sus actos, sean del color que sean, y repudiemos con valentía a aquellos otros que presumen de lo que carecen, valiéndose de votos secuestrados (con los muchos procedimientos que existen para ello), los cuales permiten ejercer el chantaje y la infamia, en sus múltiples y variadas modalidades. Ésta habría de ser la verdadera forma de luchar y trabajar a favor de una "auténtica democracia". TODO LO DEMÁS ES PURA FARSA. Espero que paséis un buen dia.