Alcollarín - Caceres

Estos días de tanta lluvia nos trae al recuerdo por contraposición, los años en que escaseaba o al menos lo que nos han contado al respecto.
Sabéis que en otros tiempos, en periodos de sequía, era costumbre sacar los santos, por los campos, implorando ayuda para que el cielo abriera sus compuertas y proveyera del necesario y preciado líquido.
Alcollarín, no era menos y por tanto fue de uso común esta práctica.
Llegó a mis oidos que en una ocasión, en que las nubes se volvieron tacañas, el sacerdote de entonces reunió a todos los fieles en la salida del pueblo, por la Cruz del Río, para partir en procesión, con Santa Catalina, por los caminos, para pedir que lloviera.
Sé que mi bisabuela, me han contado que pedía a gritos "Santa Catalina bendita, manda agua para mi Rijertita". Supongo que cada uno haría las peticiones que más le convinieran.
En esto, cuando están todos reunidos y los ánimos tranquilizados, el cura se subió en los peldaños más altos de la base de la Cruz y les dijo muy disgustado:
-Hijos mios, he de deciros a todos que me destroza vuestra falta de fe.
Uno de los feligreses -no me comentaron quien era- alzó su voz entre sorprendido y cohibido, y le respondió con palabras titubeantes:
-Pero D._________, como puede decirnos eso si hemos venido todos. Solo falta Antonio "El Molinero" que está enfermo, en la cama.
-Pero en cambio ( continuó el cura ), demostráis no tener nada de fe. Estamos aquí para implorar que llueva en nuestros sedientos campos y ni uno solo de vosotros ha traído PARAGUAS.
La mayoría bajó la cabeza abochornados.

Buenas noches. ¡Viva Santa Catalina!

Se me olvidó decir que aquello terminó con una milagrosa calada y desbandada general.
No se podía esperar menos de nuestra afamada y "meona" patrona.

Buenos días. ¡Viva Santa Catalina!