Alcollarín - Caceres

¡Hoy me he comido una breva! La primera de la temporada. Una solitaria y única breva preludio de otras que, en breve, el contundente sol de estas tierras hará madurar para que, en competencia con tordos y gorriones, sacien mi gula "brevil".

Oteando entre las anchas y verdes hojas de la higuera y rodeada por otras, apuntando el morado de la sazón, he divisado una que se me antojaba más apetitosa entre todas pero que el irrefrenable deseo no ha sabido esperar lo preciso para la maduración completa de tan codiciado fruto.
Todo esto me trae al recuerdo, cuando de muchacho, los veranos a la madrugada, antes de la salida del sol, me encaminaba con mi padre , acompañados de la burra que nos servia de transporte, a la "Dehesa de las Yeguas" para llenar las aguaderas con los amarillentos y carnosos higos que servirían para el engorde de nuestros insaciables cochinos.
Cuando aún la aurora ponía de rosa, cada vez más claros, los cielos del oriente, llegábamos al higueral donde las grandes higueras centenarias, cuyos troncos grises, como muslos opulentos, aún dormitaban la fresca noche; y las anchas hojas -que sirvieron a nuestros primeros padres para tapar sus vergüenzas- tenían el fino adorno de gotitas de rocío.
Allí estaban ellas, enormes, inhiestas, repletas de higos, esperando impacientes que las aliviáramos de tan pesada carga.
Bajo las faldas de la higuera, agachado, me afanaba en recoger los ricos higos que, mientras, mi padre iba cayendo con una poderosa caña, cogida del cercano cañaveral que festoneaba el río. Y cuando al cabo del tiempo, ya disminuídas mis juveniles fuerzas, consigo, a duras penas, llenar parte de las, para mí, voluminosas aguaderas, mi padre, observando el contenido, entre estupefacto y sorprendido, me pregunta:
- ¡Hijo! ¡Aquí no hay más que pellejos! ...

Debo reconocerlo:¡Siento una inmoderada debilidad por los HIGOS!!!

Buenas noches.

Precioso lo que cuentas! De verdad, que bien expresas los sentimientos y sobre todo recordar épocas pasadas es muy bonito.
Gracias por compartir con todos nosotros esta agradable experiencia.

Un abrazo.

En esta historia, Morenika, a veces nos cruzábamos con algún miembro de la familia de tu madre que iban a lo mismo a la cercana Viña.
Un abrazo.

Ya me lo imagino. Mis padres me cuentan muchas historias, sobre todo mi padre. Y tengo que admitir que me gusta que me narren sobre épocas pasadas y más si son cosas que ellos han vivido.
Un abrazo de mis padres y mío.

Oigo cantar a la perdiz a estas horas,que lujo para los oidos,casualidades que acompañan al son de tus recuerdos,los mismos que refrescan mi mente de aquellos paseos por la cuesta,por sus higueras y brevas.
En la niñez la curiosidad y fantasia jugaban bajo la atenta mirada a ese columpio en una torre electrica donde tantos recuerdos teneis algunos.
Maldecia la voracidad del ganado al ver sus marcas atroces en las brevas,cicatrices de un fruto huerfano pero suculento,en un paisaje contorneado por el viento que arropa al pueblo,lugar terrenal mezclado de una aurora alienigena segun algunos,pero eso sera otra historia..que pronto desvelaremos.

Mi mas sincera admiracion por tu escrito
Hasta pronto

Aparte de esa saludable gula por, posiblemente, el fruto más extremeño de todos; yo también me regodeo, y tengo debilidad por lo que aquí describes y cómo lo transmites. Todavía hoy (si creo que eres quien eres) me parece ver a tu padre azuzando a la burra, con ese característico chasquido que emitía con la boca, subiendo calle arriba hasta vuestra casa. Todavía, hoy, en aquellas interminables tardes de canícula, cuando las ideas también se funden como si fueran diseñadas con helados imaginarios, tengo el recuerdo de su presencia austera, honrada y varonil. Todavía hoy, querido amigo, me embarga la sensación de creer que soy el niño rubio y pecoso que fuí. Todavía hoy, al leer tu emocionado relato, me emociono pensando que hubo antes un sol más amarillo; y las calles eran más anchas y empedradas, y las casas más amplias y silenciosas ; y las pláticas de las personas más importantes y sólidas como los canchos de nuestra hermosa tierra. Todavía hoy, al leer ese formidable lienzo que has dibujado - parando el tiempo contra el maldito tiempo - me siento un hombrecillo vestido con calzones que, asiendo un balón de plástico en la mano y canturreando el "eva maría se fue buscando el sol en verano...", se va echar un partidillo a la casa de tío Pedrilla.
Mi más afectuoso abrazo, querido amigo. A esto que has hecho en un trocito de foro, se le denomina LITERATURA.

Hola,curioso impertienente,¡qué bonito!recordar el pueblo,la niñez,los momentos vividos,es impresionante lo que aquí estamos recogiendo,mucha sabiduría,nos ha gustado muchisimo,y no podemos decír nada más,estamos de acuerdo con lo que dice Peter,esto es literatura,¡si señor!,pero todos los que escribis estos relatos,todos escribis literatura,gracias curioso impertinente,y gracias a todos los que aquí con vuestros relatos nos dejais un tesoro incalculable,un beso y un saludo para todos.