que "buena "es eta ¡Qué cosa tan grata! ¡La dicha es completa! ¡Qué buena es la ETA, que ya no nos mata! La banda feroz se torna ursulina, pues ya no asesina, sangrienta y atroz. Y suena la voz, hinchada y chuleta, del bobo sociata: ¡Qué buena es la ETA, que ya no nos mata! Nos trae la paz, nos deja con vida y no nos liquida... ¡Qué suave solaz! Y a quien, suspicaz, se opone y objeta, hablémosle en plata: ¡Qué buena es la ETA, que ya no nos mata! La paz se granjea da igual de qué modo; la paz ante todo; la paz como sea; la paz, guapa o fea, parcial o completa, costosa o barata... ¡Qué buena es la ETA, que ya no nos mata! Es tal la ilusión que no hay que ser cauto; total, ¿qué es la auto- determinación? ¡Que sean nación, de forma discreta, sin darnos la lata! ¡Qué buena es la ETA, que ya no nos mata! ¡Qué lindo alto el fuego! ¡Y qué permanente! ¡Qué tierna, esta gente! ¡Qué dulce sosiego! Y así, como un juego, en sede secreta, la paz se contrata… ¡Qué buena es la ETA, que ya no nos mata! Tras años de lucha, el díscolo etarra reclama Navarra con boina y capucha. Rodríguez escucha, sonríe, respeta, consiente y constata: ¡Qué buena es la ETA, que ya no nos mata! Las víctimas son chinchosas, molestas, bastante aguafiestas, con tanta objeción... ¡Silencio! ¡Chitón! ¡Que no se entrometa la víctima ingrata! ¡Qué buena es la ETA, que ya no los mata!
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