blasfemia en Alcollarín Hola a todos. Antes de nada quiero decir que esta histora es verídica. Ocurrió en el pueblo. Yo soy católico pero libre, y no quiero que nadie se pueda sentir aludido ni menospreciado en sus creencias... En los años treinta, en tiempo de carnaval, tío Savino (bisabuelo) montó una fiesta. Se disfrazaron a la usanza de la época y formaron una procesión que desfiló contorneándose por todo el pueblo. Tío savino iba disfrazado de obispo y regentaba con sus chanzas, sus piruetas y sus gracias a toda la comitiva. Llegando a la casa del cura,de Don José, hicieron una pausa preconcebida. Don José observó desde su ventana el "esperpento" y no pudo reprimir su ímpetu de salir al umbral y regañarles a su manera: - ¡Hijos del demonio!, no os da vergüenza... Esto es una blasfemia. ¡Qué Dios os perdone! porque no seré yo su mensajero.... Y tio sabino contestó: - ¡Alto la comitiva! -El silencio empezó a invadir toda suerte de carraspeos, dudas camufladas entre plumas y un exraño solano que anunciaba desastre y hambre... Tío sabino oteó el horizonte anaranjado de la cuesta, miró a su ilustre séquito y exclamó: - Con mis respetos..¿Donde se ha visto que mande más un cura que un obispo? - Delante de aquellas palabras, hasta don José pareció unirse a la comitiva. El cuco cantaba antes de tiempo. Extraña quietud la que embargó al pueblo por unos segundos. Unos infinitos segundos. Tío savino rompió aquel extraño silencio exclamando: - ¡ Adelante la comitiva! Y la música, el rumor de un pueblo henchido de ilusión apagó el nefasto rumor del céfiro. Y Alcollarín vivió un carnaval mágico. |