Alcollarín - Caceres

BANDERA BLANCA EN LA GUERRA DE JABUGO
Extremadura puede beneficiarse de la paz que se ha firmado en el sector del ibérico de Huelva tras años de pugnas
22.09.08 - 10:39 -
LUIS EXPÓSITO

PIDEN cambiar el nombre de la D.O. Jamón de Huelva a Jabugo para abarcar la crianza en dehesas de Extremadura». El titular fue lanzado la semana pasada por las agencias de prensa. Pero lo cierto es que los ganaderos extremeños llevan toda la vida vendiendo sus productos a los industriales onubenses. De hecho, se considera que al menos uno de cada cinco animales que se curan en Huelva procede de Extremadura. Se trata sin embargo de una proporción menor que en el caso de Guijuelo, donde entre el 40% y el 65% de los cerdos son extremeños.

La declaración reflejaba el estado eufórico que se vive en esta provincia, pero es claramente exagerado. El cambio de denominación no nace para criar en Extremadura, que ya se hace, sino que acaba con un largo enfrentamiento en el sector. Algunos lo han llegado a denominar como la 'guerra del jamón'.

Como es sabido, las tres principales denominaciones de origen de productos ibéricos que existen en España son Dehesa de Extremadura, Guijuelo y Jamón de Huelva. Esta última arrastra un viejo contencioso con la zona de Jabugo, la localidad donde se concentra la gran mayoría de la producción.

Entre otras razones, consideraba que el término 'Huelva' les perjudicaba, puesto que 'Jabugo' era más comercial. En esta tesitura, en 2003 se creó el Consorcio Jabugo, una sociedad participada por el Ayuntamiento en un 30% y por las once industrias de la localidad con el 70% restante.

Comenzaron a vender sus productos bajo el sello común de Origen Jabugo, un distintivo que no cumplía con ninguno de los requisitos que sí que debe tener un producto certificado bajo una denominación de origen.

En mayo de 2004, la Denominación de Origen 'oficial' presentó una demanda civil en los tribunales. Aseguraba que Origen Jabugo incurría en los delitos de «competencia desleal» y «publicidad ilícita» al utilizar el término «origen». Ante esta medida, Jabugo dejó de usar la marca argumentando que quería evitar perjuicios al sector. En su lugar, utiliza desde entonces la expresión 'Auténtico Jabugo'.

La situación no se podía sostener, y desde entonces la Consejería de Agricultura de la Junta andaluza viene trabajando para traer la paz al sector. Ésta llegó, tras muchos esfuerzos, el pasado verano. El pasado 1 de julio, ambas 'facciones' acordaron unir sus esfuerzos.

El acuerdo firmado recoge una serie de puntos, entre los que destaca el nombre del futuro proyecto como Denominación de Origen Jabugo. Se pretende que sea una realidad en 2009, justo para el V Congreso del Mundial del Jamón, que se celebrara precisamente en la localidad onubense en mayo del año que viene.

Otros de los puntos del acuerdo son que el pliego de condiciones de la D. O. será como mínimo el actual de Jamón de Huelva, la protección del nombre Jabugo y la diferenciación en el producto final del nombre donde se encuentra la bodega de curado. Uno los aspectos más importantes es que las zonas de producción y de elaboración serán consensuadas dentro de unos límites establecidos por los inscritos en el nuevo proyecto.

Todo hace indicar que las dehesas extremeñas estarán en este 'mapa'. Pero es que ya figuran en la actual D. O., como recuerda Elena Diéguez, secretaria técnica de la asociación de criadores Aeceriber. «Huelva y Guijuelo se caracterizan por tener unas zonas de producción reconocidas mucho mayores que sus zonas de transformación. Esto sea quizás mucho más acusado en el caso de la localidad salmantina. Pero Huelva ha comprado tradicionalmente mucho en Extremadura», afirma.

Hay que recordar que, por sus propias características orográficas, Jabugo es una zona transformadora, pero es limitada desde el punto de vista de la producción.

Bien para los productores

Pero, ¿en qué afecta a Extremadura todo este jaleo? Una lectura apresurada podría dar la idea de que la región puede ser «invadida» por otra denominación. Sin embargo, la realidad parece ser otra, por lo menos para los productores.

«En mi opinión no creo que notemos mucho estos cambios. Quizás el cambio de nombre suponga un tirón en sus ventas, por lo que comprarían aquí más animales», asegura Diéguez.

Opinión parecida tiene Javier Solano, presidente de la Asociación de Productores de Ibérico de Extremadura. «Si el reglamento de la nueva DO marca las mismas zonas productoras que la vieja, puede suponer más opciones de venta para los ganaderos extremeños».

En este sentido, una de las grandes preocupaciones de la Administración regional es aumentar el volumen de animales sacrificados y transformados en Extremadura. Se trata de un camino en el que queda mucho que recorrer. «En ese campo tenemos mucho que aprender de otros sitios. De nada vale crear enormes mataderos si luego no hay secaderos», asegura.

No hay datos verdaderamente fiables, pero los indicios apuntan a que el nivel de sacrificio es aún muy bajo. Siempre se ha hablado de un 30%, pero esta cifra va referida sólo a lo que se engorda en la región, cerca de 1,5 millones de guarros. No hay que olvidar el otro millón y medio que se venden fuera cuando aún son lechones. Tomando todas estas referencias, el porcentaje de sacrificio se limitaría a un 15% de todos los cochinos que nacen en el territorio.