Ahigal - Caceres

Caburrimiento destal aburrio. Dilmus algu manda cojonis o el que sea pa ver si mos desaburrimo, questo esta pero que aburrio mu demasiao daburrio. lo mejol bamus a pincha pa Santibañe questa con mas hanviente.

Te voy a contar, Mingulubitu, un cuento con la esperanza de que puedas desaburrirte un poco. Después tú me cuentas a mí otro, y así nos tiramos la tarde. Ya verás lo bien que lo pasamos.

Tío León era un sacristán de Ahigal que, además de cantar en latín, tenía la facultad de acompañar los gorigoris con música trompetera. Es decir, que se “peía” más que el furgón de tío Basquero que solía conducir el tío Orive. Su fama en la cuestión de “peerse” llegó incluso más allá de nuestras fronteras pueblerinas y era la admiración de propios y de extraños.

Un día los quintos hicieron con él la apuesta de rigor, que no era otra con los tres kilos de carne y el correspondiente cántaro de vino. ¿En qué consistió la apuesta? Pues ni más ni menos en que el susodicho tío Léon no era capaz de tirarse cincuenta “peos” y medio durante la misa del domingo.

Ni que decir tiene que ese domingo la tribuna se puso hasta los topes, ya que todos querían ser testigos de la singular apuesta. Comenzó la misa al tiempo que comenzó el folklore por parte de tío León: un “peo”, dos “peos”, tres “peos”..., así hasta llegar a los cincuenta en el preciso instante en que comenzaba el sermón.

En ese momento tío León detuvo la “peorrera” intencionadamente. Los quintos vieron ganada la apuesta, por lo que el más veterano de ellos le espetó al buen sacristán:

-Tío León, que le falta el medio “peo”.

Tío León no se inmutó, y le respondió al requeriente:

-Agarra la cuchilla y corta el “peo” que va ahora por la mitad.

Acto seguido soltó una ventosidad pausada y en tono agudo que, según dicen los que la oyeron, duró hasta el ite misa est.

Así fue como tío León se llevó para casa los tres kilos de carne y el cántaro de vino.

Amigo Mingulubitu, si el cuento no te ha quitado el aburrimiento, mañana te regalo otro.

Yo asé la manteca