PRESA EN UN BUZÓN Esto es una historia que le pasó a un familiar mío. Es una señora muy coqueta y presumida que simplemente para ir a la compra de buena mañana, se pone guapísima de cara, de ropa, joyas, etc. Un buén (o mal día, o sé) se arregló como de costumbre y se dispuso a hacer sus recados. A la vuelta de la compra miró el buzón y vió que había correspondencia. Echó mano al bolso para buscar la llave y vió que no la llevaba, se la había dejado en casa. Ni corta ni perezosa metió los dedos en el buzón para asir las cartas,con tan mala suerte que los anillos que llevaba le impedían sacar la mano. Todos los intentos que hacía eran inútiles y la mano no salía, hacía toda la fuerza que podía, con las manos, con los pies, forcejeando, en fín, que no salía. El tiempo iva pasando y por aquella portería no asomaba nadie, entonces tampoco llevaba móvil, como ahora. Después de mucho forcejear y agotada pudo arrancar el buzón de cuajo con sus correspondietes tornillos y tacos. A todo esto y con la mano metida en el buzón se fué a la ferretería más próxima para que le liberaran la maltrecha mano. Ya en su casa y después del soponcio pasado llega la hija pequeña del cole y le dice: Mamá, tengo que darte una mala noticia: nos han robado el buzón de la portería. La familia, entera hemos estado tiempo riendo cada vez que se recordaba la anécdota.
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