Abertura - Caceres

Buenas tardes.

Pués el tal DON LAPIZ no le pasó lo de la botella por causalidad, ya que le gustaba ir a las fiestasy bailaba con una botella de cerveza haciendo ver que mantenia el equilibrio. Y lo de DON LAPIZ era a consecuencia de que llevaba un lápiz en la oreja, Pués según cuentan que de cualquier situación hacia una réplica en verso. Otro arte que se le daba bien era el díbujo, viñetas y caricaturas.

En Villamesias este año en la semana cúltural se ha expuesto su obra.

Pos vaya gente rara, y yo que creí que era una invención de Coguta.
Felices fiestas y próspero año nuevo.

Totalmete cierto Sr. Miguel. Ninguna invención. Igualmente cierto lo que dice Bertureñ@, respecto a su afición a pintar. Lo que yo no sabía era que lo de Don Lápiz, era por llevar siempre un lápiz en la oreja.
Te pongo la de los espárragos, que sen titula LA MINA VERDE:

Nunca lo hubiera creído.
¡Caramba! ¿quién lo diría?
que teníamos una mina
cercando Villamesías.

Mucho la buscó hace tiempo
Cándido, nuestro paisano,
y el pobre no la encontró;
y ahora sin pico ni pala
sólo la descubrí yo.

Como se buscaba el oro
en América, otras veces
se busca en Villamesías
el espárrago silvestre.

Debe de ser por su tierra
o por capricho divino,
lo cierto es que aquí se crían
los más tiernos y más finos.

En todas partes se come
este tallo con cabeza
por su sabor exquisito
no falta en ninguna mesa.

Con muchas ganas de andar
un cuchillo o una tijera
puede ganarse el jornal
todo el mundo que lo quiera.

Con coger un manojito
de medio kilo siquiera
te pagan quinientas pelas
si vas a la carretera.

Yo les puedo asegurar
-nada de exageraciones-
que esta mina a flor de tierra
produce varios millones.

Los hombres los buscan solos,
las mujeres en pandillas,
ellos se van a la sierra,
ellas para la dehesilla.

Un equipo de mujeres
lo forman la Saturnina,
la Luminia, cuando está,
la Enriqueta y la Fermina.

Las tardes que luce el sol
salen las cuatro a buscarlos
pero con tan mala pata
que no traen más que arañazos.

¡Ay si Alemania estuviera
un poquito más cerquita!,
cuántas manás mandaría
la Cirila a sus hijitas;
porque su esposo Amadeo
los busca como una ardilla
y a pesar de que son caros
se comen esta pareja
al año muchas tortillas.

Lástima que Julián Méndez
que fue siempre un campeón
no pueda salir a ellos
por su falta de visión.

A las culebras, Juan Zarza,
las tiene un miedo cerval,
se pone descompuestito
si ve alguna racear;
y si tropieza con una
de esas que están enroscas
con pintas sobre los lomos
y de la piel colorá...
sale corriendo hacia casa
como si fuera un chiquillo
y le pide a la Juliana
que le dé otros calzoncillos;
y su esposa que es muy buena
tan amable y tan sencilla,
le cambia y para calmarle
le da una taza de tila.

Pero con miedo o sin miedo
le veréis al día siguiente
con un manojo en la mano
tan contento y sonriente.

Trinidad tiene una finca
que llaman “El Chaparral”
donde salen tan espesos
que allá por marzo y abril
se los puede guadañar.

Si como dueño Miguel
la quisiera explotar bien,
pondría un guarda temporero
y sacaría de la misma
muchísimo más dinero.

¡Ay que despiste tuvieron
la Caty y las dos Porrinas!
de regreso para casa
venían por la carretera
cada cual con su manojo
con intención de venderlos
en caso de que pudieran.

Paró un señor con un coche
al ver a las tres mozuelas,
y dijo: “Si los vendéis
por los tres doy cuatrocientas”.

La Caty que de las tres
era la más pizpireta
le contestó: “No señor,
si usted los quiere,
nos tiene que dar trescientas”.

“¡Los espárragos son míos!”
-dijo el señor a las nenas”
acercarlos, por favor,
y entregaros en la cuenta.

Y las tres ignorantonas
se quedaron tan contentas.
Al despedirse el señor
las dijo con mucha sorna:

“Si seguís este negocio
debéis de volver a escuela
que para saber vender
hay que estar muy bien de cuentas”;
y carretera adelante
se fue con las cien pesetas.

Cuánto se reiría el buen hombre
en su tertulia del bar
al contar a sus amigos,
entre bromas y entre veras,
este caso singular
de las tres esparragueras.

Esta mina es tan antigua
que existe sobre la tierra
desde que Dios hizo el mundo
y no habrá quien la extermine
mientras que exista el Planeta.

De ella probaron su fruto
los Iberos y los Celtas,
los de Fenicia y Cartago,
las Legiones de los César
y Emperadores Romanos.

Los Godos, los Sarracenos,
los Moriscos y Cristianos
y los Franceses, también,
pudieron saborearlos.

Lo malo de nuestra mina
es la de no tener amo
y por eso nos los birlan
los forasteros y extraños.

¡Podéis venir a buscarlos,
si queréis de España entera,
que a nadie niega su fruto
la sufrida esparraguera!

Villamesías, 8-3-82

Anda que cómo se las quedaría el cuerpo a las tres esparragueras.
Esta me ha gustao más que la de Abertura.
Felices fiestas y próspero año nuevo.