Salazar - Burgos

Estuvimos pasado el fin de semana en Salazar, que bonito está el pueblo esta primavera !!. Han florecido lirios, caléndulas, lilas, tulipanes, chiribitas, manzanillas, que se yo.
Y los árboles, cerezos, guindos, membrillos, ciruelos, manzanos, todo rebosa belleza y color. Volvimos a Bilbao el domingo por la noche con pena de dejar todo a punto después de haber segado la hierba y con aquel olor a primavera. El entusiasmo nos duró unos días y el miércoles por la tarde, nos animamos y volvimos y ahí estaban todas las flores esperándonos, más bonitas aún si cabe.
El año pasado un grupo de andarines capitaneados por Rober hicieron un paseo muy bonito ‘Los Hocinos’, que luego nos contaron y se nos pusieron los dientes largos, pues coincidió que nosotros no estábamos ese día.
El jueves por la mañana, con un día espléndido, fuimos hacia Valdenoceda y dejamos el coche, luego volvimos hacia el puente nuevo o puente del aire y a las 11:00 h. comenzamos el recorrido. Desde el inicio, te das cuenta de lo que vas a disfrutar a lo largo de los kilómetros que lo componen. A ambos lados del sendero la vegetación que abunda por las Merindades, encinas, enebros, sabinas, robles, hayas, algún acebo y sobre todo boj. Enseguida se llega a la primera pasarela que permite bordear la roca por encima del río Ebro y así hasta tres pasarelas.
Os he hablado de la belleza del paisaje, pero el río… hay zonas que va lento y silencioso, apenas se le oye, otras con alguna turbulencia y escuchas el suave susurro y por otras zonas, pequeñas cascadas, apetece sentarse al borde y quedarse un rato en silencio escuchando, hay piedras y troncos en zonas del recorrido, así que con tiempo se puede quedar uno ensimismado contemplando.
Las paredes rocosas a ambos lados también son bellísimas, aunque tengo que decir, que a veces rompe el encanto el ruido de algún motor, la carretera en gran parte del recorrido, va al otro lado del río, aunque como era día laborable, no había mucho tráfico.
Llegamos a una granja y vimos una vaca que acababa de parir, la txalita (novilla), casi no se tenía en pie. Le preguntamos al granjero y nos dijo que hacía una hora escasa que había nacido. La madre la estaba lamiendo con todo cariño. A pesar de la ternura que nos produjo la estampa, proseguimos camino y llegamos a Remolino. A la izda. hay un indicador que marca las distancias desde el comienzo de la etapa 6,6 Km. y lo que queda hasta Rioseco, que son 2,4 Km. Proseguimos y en un ratito nos pusimos frente a las ruinas del Monasterio de Rioseco, justo dos horas a paso tranquilo, sacando fotos y deteniéndonos a contemplar cuanto veíamos y nos interesaba. Allí tomamos unas barras energéticas y un botellín de agua y de regreso al punto de partida por el mismo camino.
De vuelta, como ya sabíamos lo que se tardaba, aún disfrutamos más, bajando al río en los tramos que podíamos, sacando fotos a gusto y sin prisa.
Llegamos a Valdenoceda a las 15:45 h. y comimos a gustito con una merecida jarra de cerveza (sin alcohol por supuesto), que teníamos que volver a Salazar en coche.
Buena parte del recorrido se hace por sombra, pero en días soleados hay que llevar viseras o gorros, porque en la zona que se bordea la granja y algún otro tramo, pega bien el sol.
He hablado con mi hermano Jesus y me ha comentado que ellos con Rober subieron parece ser al Mirador de los Hocinos y nosotros lo que hemos hecho, ha sido el Desfiladero, así que, aún nos queda otra excursión pendiente.
Rober vas a tener que facilitarnos salidas de estas tan fáciles y bonitas, que disfrutamos un montón.
Voy a intentar adjuntaros el plano cartográfico (desde el puente del aire hasta Remolino) y alguna foto del recorrido, por si alguno/a os animáis a hacer este bonito recorrido.