Caleruega - Burgos

Hace unos meses, encontré en la red una página sobre Caleruega https://aleruega.blogspot.com/ y a pesar de los 30 años transcurridos desde que pasaba las vacaciones de verano, no pudo menos que emocionarme, a pesar de no ser de allí, porque los 17 años de veraneo han dejado bonitos recuerdos dentro de mí. Viendo las fotos, me ha venido a la memoria cuando llegábamos en el coche de línea al bar de abajo, con las maletas de cartón y de madera, bolsos y bolsas, y con la emoción de lo que este año iba a pasar, y los recuerdos del año anterior. La subida desde el bar de abajo a la plaza, con las 30 o 40 paradas de rigor, unos primos, unos tíos, unos besos, un saludo a un amigo, entra en casa de otro, otro primo, otro primo lejano, otros tíos, los amigos de otros, así hasta llegar por fin a casa de la abuela, con sus pollos y gallinas, su corral, los conejos, las cabras, la cochina y los cochinillos, subir corriendo al desván, mirar los nidos de las gallinas por si había huevos. No había tele, pero ni falta que hacía, porque todo era emocionante, esa casa enorme para los que vivíamos en un pisito de 40 metros, y luego al campo, a ayudar o a estorbar segando, acarrando, pero sobre todo trillando, con esos machos cansados que al oír la tralla salían corriendo como un pura sangre. Luego como si estuviéramos en la playa nos íbamos a Puente Caminos, o a nada en la Quiñonera, paseos a la fuente Rendelucas, y a dar una vuelta con los machos, que en lugar de silla, poníamos una manta, y para subirnos a ellos, buena era la fuente o el pilón. Las tardes noches, subiendo y bajando de la Peña a coger vino o comiendo chuletas asadas en las gavillas de sarmientos. En fiestas a comer chocolate que hacíamos en una lata de atún, con agua que es más sano y aguantando a ver amanecer. Y los más atrevidos a entrar en el cementerio, que miedo. Las primeras chicas, como mucho un beso, y los primeros bailes en la plaza, de pequeños solo por la tarde, de 12 años ya podíamos ir por la noche. Los pasodobles, los boleros, la raspa, y para hacer un descanso, la escoba (algo así como el Paquito el chocolatero pero de la época) y como fin de fiesta, la jota, que animaba a todos y que los de ciudad no sabíamos que era, pero que levantábamos los brazos y a pegar saltos. Luego la misa, todos a misa, te gustara o no, y a bailar al santo, ¡venga para atrás Santo Domingo! Otra vez, y a la Virgen, al beato Manes menos bailes y a Santa Juana dejarla para su día. Y si había alguna boda, todos a cantar a la novia. Si tu padre era de Santo Domingo, a comer dulces al ayuntamiento. Y poco a poco pasaban los veranos, deseando cumplir años para ser un día de los Quintos, y pasar la fiesta todos juntos, bailando, comiendo, durmiendo, y haciendo amigos y soñando con ese año, pero con 18 años, se acabo en pueblo, las fiestas, los amigos, los primos, y todo. Pero quedan en mi cabeza aquellos maravillosos años que pase en Caleruega.