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LAS COMUNIDADES PRESIDIDAS POR MONTILLA E IGLESIAS CAEN UN 4,7 Y UN 4,9 RESPECTIVAMENTE

La crudeza de la crisis amenaza a los gobiernos socialistas de Aragón y Cataluña

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Alberto Mendoza.- 05/03/2010 (06:00h)

La recesión se cebó en 2009 con dos bastiones socialistas. Aragón y Cataluña lideraron el desplome del PIB a precios básicos con un -4,87% y un -4,69% respectivamente, según los resultados del informe de FUNCAS Autonomías 2009: un retroceso desigual. Se trata de un fuerte revés económico que amenaza la continuidad del PSOE en los gobiernos de ambas regiones, tras años de buenas cosechas electorales desde el ámbito local al nacional.

En el caso catalán, la dureza de la crisis puede resultar fatal para el tripartito, cuyo desgaste ha sido reconocido públicamente por consejeros del PSC como Ernest Maragall. Los socialistas catalanes, conscientes de que la economía puede hundir su proyecto político, lanzaron en enero una nueva campaña propagandística con el lema “Tiempos difíciles, gente seria”. Pero, con un 16,25% de paro, su seriedad no se antoja suficiente para superar el empuje de CiU, el retroceso de sus socios de Gobierno, la posible recuperación del PP o la incógnita de UPyD.

Y es que Cataluña también sale perdiendo en comparación con la UE. Su PIB, junto al de Aragón, Canarias y Castilla y León, ha decrecido de forma más intensa que la media europea, concretamente un 4,1%. El estudio de FUNCAS sólo aporta un dato positivo para el Gobierno tripartito: la tasa de actividad, con un 61,92%, es la tercera más alta de España, por detrás de Baleares y Madrid.

Pero Cataluña no sólo es importante para el PSOE en el contexto autonómico, sino que supone un granero de votos fundamental para los comicios generales. De hecho, José Luis Rodríguez Zapatero debe buena parte de sus triunfos a los 1.672.777 votantes catalanes que le respaldaron en 2008, otorgándole 25 escaños en el Congreso. Cuatro diputados más que en 2004, cuando Zapatero obtuvo más de 1,5 millones de votos, doblando prácticamente los resultados de CiU.

Aragón lidera el retroceso

En juego está también la alcaldía de la principal plaza socialista. Jordi Hereu lanzó la candidatura de Barcelona para los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022 para tratar de mejorar in extremis sus previsiones electorales. En 2007 superó por sólo dos concejales a CiU, confirmando la tendencia a la baja del PSC en la ciudad condal. Sin embargo, el plan de Hereu chocó frontalmente con el PSOE de Aragón, ya que Zaragoza y Jaca habían presentado previamente su candidatura a los Juegos.

Este proyecto olímpico también es una de las pocas ilusiones que manejan los socialistas aragoneses en plena resaca de la Expo 2008. Aragón lidera la caída del PIB en España, mientras que su tasa de paro (12,83%), pese a estar por debajo de la media nacional (18,01%), se traduce en un verdadero shock tras haber flirteado con el pleno empleo en los años de bonanza. Además, su tasa de actividad, un 58,07%, se sitúa algo por debajo de la media nacional, un 59,36%.

Si Marcelino Iglesias cumple su palabra de no presentarse a la reelección, será Eva Almunia, actual secretaria de Estado de Educación y probable candidata, quien padezca el descontento causado por la crisis. Los socialistas, en el poder desde 1999 en coalición con el PAR, parten con ventaja, pero se enfrentan a un PP comandado por Luisa Fernanda Rudi, una candidata mucho más fuerte que sus predecesores. La ex alcaldesa de Zaragoza y ex presidenta del Congreso de los Diputados regresa a la política aragonesa con un alto grado de conocimiento popular, y con la esperanza de canalizar el descontento por la situación económica.

Extremadura y Baleares, la otra cara de la moneda

Aragón, comunidad más modesta en población, contribuyó a la victoria de Zapatero con 8 escaños en las últimas Generales, y representó un importante apoyo simbólico: más de 350.000 votos, el 46,25% del total, fueron para el PSOE. Además, el rechazo popular al trasvase del Ebro, con multitudinarias manifestaciones, incluso en Madrid, significó una molesta fuente de oposición al Ejecutivo de José María Aznar, y una clara ventaja electoral para los socialistas, que ahora podría desaparecer eclipsada por la recesión.