Sabadell - Barcelona

En estos dias nos despertábamos con la terrible e inesperada noticia de la muerte de un futbolista, Daniel Jarque, justo dos años después de la del jugador sevillista Puerta. En el intervalo de estos dos años han sido ya la friolera de once muertes en el deporte rey, y yo me pregunto ¿qué es lo que está pasando?.
Los jugadores de fútbol tienen unos controles médicos rigurosísimos, pero aún así son los futbolistas los que cada año engrosan la lista de deportistas fallecidos. dentro del campo de juego. Ni siquiera el ciclismo, contando con todos los peligros que practicar este deporte conlleva, lo supera.
Anteriormente a Daniel Jarque, el jugador de Paraguay Víctor Hugo Ávalos, murió jugando al fútbol y cayó desplomado por un fulminante ataque cardiorespiratorio.
Probablemente nos hemos acostumbrado mucho a pensar que el cuerpo humano es la máquina más perfecta que existe, que aguanta lo que le metan y por ello no entendemos que como tal, también tiene un punto límite de resistencia. A lo peor no nos hemos parado a recapacitar que son 90 minutos ( mínimos) los que un jugador está corriendo, con una tensión nerviosa extrema, por un estadio que mide 100 metros de largo (como mínimo) y 68 metros de ancho (como mínimo).
Claro que si a todo esto le sumamos las horas de entrenamiento, que como todo deportista debe emplear, el futbolista practica su deporte-profesión casi de una manera sobrehumana en un tiempo y en un espacio, quizás y sólo digo quizás, excesivo.
Pero de momento hasta que no se consiga aclarar en que punto el fútbol perjudica la salud, el Deporte Rey se cobra sus sacrificios, dentro del campo de juego y en las gradas.
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