Rubí - Barcelona

El pensamiento único y la indignación lingüística

8 septiembre, 2011 por Carlos Doblado

Vivo con especial intensidad y perplejidad lo que sucede estos días en ese pequeño país mío, Catalunya. Como castellanoparlante y español lo vivo con indignación. Es cierto que, como escribe a menudo Pérez Reverte, vivimos de tiempos de infamia.

Si eres europeo la verdad es Merkel, y poco importa que haya otros caminos. Si eres futbolero, la verdad es el Barça. Si eres agnóstico, unos te considerarán ateo y otros un cobarde. Si estás a la derecha políticamente hablando -hoy por suerte podemos escribir con la izquierda-, algunos te mirarán como si fueras un asesino y llegando las elecciones aún tendrás que escuchar a algún tarado diciendo aquello de “que viene la derecha”, según como tendrás incluso que disculparte por pensar que ciertos valores hacen más bien que mal, y que no todo se soluciona con derechos si no median también algunas obligaciones.

Si vives sobre una zona en que se organiza un botellón y no puedes dormir, deberás acostumbrarte porque la juventud tiene derecho a emborracharse bajo tu puerta. Si no eres fumador y estás en la grada del Bernabéu, deberás callarte si el señor de delante o de al lado no impide que el humo que desprende su cigarrillo vaya a parar a tu cara, ensuciando tu piel, tu cabello si lo tienes, y tus pulmones. Si eres educador, o policía, tendrás que soportar que te falten el respeto impunemente, y no se te ocurra suspender a los que tienes bajo tu manto protector que puede venir un padre a soltarte un par de “yoyas” o aparecer tu foto en Internet bajo un “se busca” como si fueras un asesino convicto fugado de la cárcel. Si te ganas bien la vida pagarás más impuestos, pero tendrás que soportar que a tu alrededor fluya el dinero negro sin rechistar. No seas chivato, te decían en el colegio los que te repudiaban por no querer desafiar las normas.

Si no eres funcionario, tendrás que aceptar que otros tengan privilegios porque pasaron una oposición a la que nadie les pidió que fueran y tú no quisiste ir. Si eres autónomo, que Dios te coja confesado. Si no eres padre de la patria, tendrás que trabajar hasta muy tarde para tener una pensión de mínimos. Si eres hombre y una mujer dice que la has maltratado, irás directamente al calabozo sin que se compruebe si has hecho algo, y tendrás para toda la vida antecedentes policiales. Y si eres analista técnico, que algo tengo que poner de esto en un blog sobre bolsa y mercados, tendrás que escuchar que practicas algo así como una especie de quiromancia porque los que mandan en la academia dicen que lo correcto es aproximarse al mercado por fundamentales.

Pero lo que más me molesta de esta España del pensamiento único, de este país de derechos interminables, por los que parece que hay que consentir que los privilegios de una buena parte de la sociedad se mantengan, impasible el ademán, aun cuando degeneren en tropelías, es lo que pasa con mi lengua en Catalunya. Es algo que me duele desde hace muchísimos años, y uno de los diferentes motivos por los que decidí empadronarme en Madrid al constatar que el PSC no cambiaba las cosas sino que acentuaba la línea lingüística del nazionalismo. En Madrid, un catalán castellanoparlante como yo no siente que esté haciendo nada malo por hablar en su lengua. Aquí la directora del Instituto nunca me diría que no aprobaré hablando en castellano con mi compañero de pupitre como me pasó en mi Reus natal, amenazado por una señora que hoy, como no, se dedica a la política.

Fui educado en un colegio de inmersión lingüística en mi primera infancia por la decisión de mi catalana madre y mi extremeño padre. Me separaban del resto de la clase, junto a unos pocos, para tener un par de horas en castellano a la semana. Mis padres lo decidieron así y fui feliz aunque me sentía raro, innecesariamente diferente. Luego estudié en la Sagrada Familia, un colegio bilingüe concertado, más económico, y dominé dos lenguas casi sin darme cuenta. Y pienso que fue una sabia decisión. Hoy, si tuviera hijos y viviera donde nací, donde lo hacen mi familia y mis amigos de siempre, mis hijos estudiarían más horas en inglés que en castellano tanto en un colegio público como en uno concertado. Hoy mis hijos tendrían dos horas lectivas en castellano por veinticinco en catalán y tres en inglés, salvo que pagase una importante suma de dinero por cada uno de ellos, como hacen los ínclitos señores Montilla y Mas, para que mis vástagos conocieran también como les conviene la lengua que es común a todos los españoles. Ellos ya se encargan de que sus hijos no sean educados bajo el sistema que imponen con puño de hierro nacionalista a todos los demás.

Y si se te ocurre reclamar la obligación del Gobierno de Catalunya de proporcionarte también una educación en la lengua que hablan el 55 por ciento de los habitantes del país, muchos te llamarán poco menos que facha. Y no te quejes. Ellos mandan y la mayoría de los que no están de acuerdo parece tener Síndrome de Estocolmo. Ayer, un senador de este país, al que pagaré su pensión vitalicia, desde su poltrona y supuestamente representándome, llamó a la insumisión, al desacato, por considerar una agresión al catalán el que un tribunal advierta de que los hijos de los castellanoparlantes, con sus impuestos, puedan ser también, y digo también, educados en su propia lengua en Catalunya y no sólo en catalán. Este es el país que hemos creado, y es lógico que la gente ande indignada. Cuesta imaginar cómo se llegó tan lejos, y una solución que permita una convivencia fructífera para todos cuando circula a sus anchas el prejuicio y gobiernan gentes de pensamiento único que te llamarán fascista en cuanto pretendas hacerles saber que tú también eres de los que tiene derechos y no sólo obligaciones como pagar religiosamente tus impuestos.

Lamento salirme del tema del blog, pero me niego a quedarme de brazos cruzados.

https://ww.eleconomista.es/blogs/blogsagora/?p=1073

Creo que eres un hombre un hombre sensato y ecuanime,y dices las cosas con una sana ironia para que se te entienda todo y bien claro.
Pero como tu mismo reconoces citando a Perez reverte,los tiempos actuales no son buenos, y la nobleza brilla por su ausecia.Ojalá que alguien ponga un poco de cordura,no sólo en la ecuela catalana, si no tanbién en el resto de España.
Donde los políticos se dediquen a la política sirviendo a los ciudadanos
que tendría que ser lo suyo,y dejen a todos los profesionales de la enseñanza organizar la escuela, sin adoctrinamientos ni imposiciones,si no con el mejor fin pedagógico para los alumnos.

He leido atentamente su escrito y aunque estoy de acuerdo en bastantes puntos de la primera exposición, se me escapa como alguien aparentemente bien formado entra al trapo con este tema para mi inventado del "catalán".
Por dos cosas:
La primera porque no conozco a nadie que sólo sepa hablar catalán y en caso que pegue patadas al diccionario se las pega en ambas lenguas.
La segunda esto es una nimiedad con lo que está pasando (crisis, recortes en sanidad-educación, despilfarro público, organos incompetentes) y si nos enfrascamos en esto no les metemos caña a quienes nos llevan aborregados y usan estos "subtemas" con toda la intención electoral.