Manresa - Barcelona

¿Cenamos en un japonés?.
Si vivís en Manresa o alrededores y ese es vuestro objetivo, debéis saber que va a ser una tarea ardua, por no decir imposible.
A pesar del buen número de restaurantes de esta ciudad cuyos carteles anuncian las delicias culinarias del país del Sol Naciente, ha llegado la hora de poner unas cuantas cosas en claro, duela a quien le duela.

Estos establecimientos son restaurantes Chinos camuflados, que aprovechan el tirón japonés con el fin de atraer clientes. Para conseguirlo, ponen en sus cartas uno o dos platos cuyo aspecto externo podría asemejarse a lo que se come en un japonés “de verdad”, pero el resto no es más que la fritanga cargada de salsa agridulce a la que ya nos habíamos acostumbrado en las noches de… _hoy no me apetece cocinar, que tengo la cocina limpia.
Créanme cuando les digo que lo que van a meterse en la boca en cualquiera de estas casas de comidas, es tan japonés como la muralla china. Y es que estas dos culturas, a pesar de compartir algunos rasgos en lo culinario, como el consumo del arroz o el uso de la soja, son tan distintas que me parece vergonzoso que se les permita figurar en sus publicidades como restaurantes japoneses.

Por culpa de este engaño, los menos avezados suelen comentar que apenas existen diferencias entre los dos países asiáticos, con lo cual si antes les gustaba la comida china, ahora creen haber ampliado sus horizontes gastronómicos. Si por el contrario eran de los que encontraban la comida china grasienta y cargada de algún tipo de sustancia de poderosos efectos laxantes, no tendrán tampoco buena opinión de estos “nuevos restaurantes”, y se limitarán a decir que se trata de lo mismo pero con otro nombre.
Señores, solo hace falta viajar a China para darse cuenta de que lo que nos llegó en su día de aquellas tierras no es otra cosa que la adaptación a nuestros paladares de una cocina refinada y muy trabajada, más antigua que nuestras banderas, pero que sus representantes en el mundo han sabido acomodar al país anfitrión. En su día, nosotros hicimos lo propio con la pasta, confiriendo a Italia el San Benito del Spaghettini.
En París, los restaurantes chinos usan la mostaza de forma habitual para lograr agradar al paladar francés. En Holanda, no podrían ustedes creer los menús que ofrecen al público, ávidos del beneplácito de los oriundos de los Países Bajos, por lo que no dudan en fundirse con otras culturas asiáticas como la Indonesia.
El restaurante Chino se adapta a cualquier cultura y, (quizás no debiera escribir esto), la deforma para evitar un salto demasiado grande y caótico para nuestras papilas gustativas. De ahí su éxito.
Era evidente que tarde o temprano le tocara el turno al Japón, aprovechándose de la dificultad del occidental a la hora de discernir entre una u otra cultura.
Si de verdad desean probar un plato japonés, no tendrán más remedio que viajar a “la capital”, Barcelona por supuesto, e investigar un poco para encontrar un auténtico japonés donde se toma sopa de miso, sushi, sashimi, maki, así como udon, y otras delicias que no son fáciles de imitar.
No sé que pensaría, si caminando por China me encontrara con un restaurante español, de nombre Don Manolo, que anunciase paella, jamón “selano” y torrijas de postre. Quizás me lo tomara a bien, pensando que la imitación es una forma de admiración, o a lo mejor les pediría un plato de callos a la madrileña, solo por verles la cara.
Juzguen ustedes pero tampoco sean demasiado duros, ya que a fin de cuentas, un menú de ocho euros no puede dar para más.