L'Hospitalet de Llobregat - Barcelona

El pérfido Albiol

María Jesús Cañizares.- Acabemos con la farsa: la izquierda estaba deseando que Xavier García Albiol entrara en campaña para alimentar su autoengaño, lo cual resulta un tanto pasivo-agresivo. Porque abordar la cuestión de la inmigración únicamente para criticar la dureza del discurso del alcalde de Badalona resulta, además de infantil, contraproducente. Eso debería saberlo ya el PSC, que en el área metropolitana de Barcelona perdió en las últimas elecciones muncipales más de 30.000 votos en favor del PP, precisamente por esa táctica del avestruz consistente en esconder la cabeza ante asuntos que, según las encuestas, preocupan y mucho a los catalanes. Bastante más que el final del ETA que, lejos de dar un vuelco en las elecciones del 20-N, sólo servirá de asidero a algún que otro socialista indeciso.

«El pérfido Albiol», efectivamente, entró ayer en campaña ejerciendo de anfitrión del cabeza de lista del PP por Barcelona, Jorge Fernández, y la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal. Si simbólica fue la elección de Castelldefels (Barcelona) como arranque de la campaña de Mariano Rajoy, pues en este municipio gobierna el PP con ayuda de CiU, igualmente significativa es Badalona, donde jóvenes que sólo han conocido y/o sufrido la gestión del tripartito en Cataluña y la del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, en España, creyeron que García Albiol representaba el verdadero cambio. Jóvenes que no creen en el maniqueísmo político, sobre todo el de ICV, según el cual la sociedad se divide entre buenos y malos, izquierda y derecha, comunismo y capitalismo. Imposible eludir aquí las palabras de François de la Rochefoucauld: «Nadie se merece ser alabado por su bondad si no se tiene la fuerza de ser malo. Cualquier otro tipo de bondad no es, la mayoría de las veces, más que pereza o impotencia de la voluntad». Excelente definición para quienes gobernaron Cataluña a golpe de pancarta, lo que se tradujo en una pésima gestión de ámbitos que ahora utilizan electoralmente.

Me refiero, por ejemplo, a la política de vivienda, donde la única aportación de los ecosocialistas fue impulsar la expropiación de los pisos particulares que llevaban más de dos años vacíos cuando, según supimos después, la Generalitat tenía más de 3.200 pisos protegidos sin adjudicar. ¿Y encima tenemos que callar?, como diría el candidato de ICV, Joan Coscubiela. Pues no.

https://ww.alertadigital.com/2011/11/07/el-perfido-albiol/