Cercs - Barcelona

Tras 40 años de polémica existencia, la térmica de Cercs cesa su actividad. El consistorio y la empresa propietaria E.ON estudian su reconversión.

El pasado día 21 de octubre, el alcalde de Cercs, Ferran Civil y el director general de negocios liberalizados de E.ON España, Javier Anzola, firmaron un convenio que implica el cierre definitivo de la térmica a finales de este año.

En el convenio firmado entre las dos partes se hace constar que “El Ayuntamiento de Cercs liderará la búsqueda de alternativas industriales para el emplazamiento, las cuales se evaluarán preliminarmente mediante criterios económicos e industriales”. El texto no hace referencia a criterios de tipo medioambiental, sino que pone el acento en el hecho de que la reconversión de la central térmica va a “permitir la dinamización económica del municipio de Cercs i la comarca”.
Finaliza la andadura de una central involucrada en un delito ecológico

Aunque el convenio firmado entre Ferran Civil y Javier Anzola hace hincapié en “la importante vinculación histórica, social y económica de la central y de la misma compañía con el territorio”, omite la posición crítica que durante todos estos años ha asumido una parte muy significativa de la población frente al funcionamiento de la térmica.

Los daños ocasionados por el funcionamiento de la térmica de Cercs dieron lugar a la primera sentencia de condena por delito ecológico en el Estado español, en 1988. Así, FECSA, la por entonces propietaria de la central, fue condenada al pago de dos millones y medio de pesetas a cuatro ganaderos de la zona, en concepto de indemnización por los daños sufridos a causa de la lluvia ácida. El director de la central, Ernesto Domingo Ibars, fue condenado a pena de arresto de un mes y un día y a pena de multa de 30.000 pesetas.

En el juicio quedó demostrado que la lluvia ácida provocada por el funcionamiento de la central arrasó más de 30.000 hectáreas de bosque.

El Tribunal Supremo casó la anterior sentencia, aumentando la condena de Ernesto Domingo Ibars, la cual quedó establecida en ocho meses de prisión menor y multa de 1.400.000 pesetas.

Las afirmaciones que hacen referencia al espectacular aumento de los casos de cáncer en la comarca, debidos supuestamente a los contaminantes vertidos por la térmica, no han sido nunca corroboradas oficialmente ni pudieron probarse en los procedimientos judiciales. Pese a ello, el regidor del PSC en el ayuntamiento de Cercs, Germán Sánchez, ha insistido en diversas ocasiones en la relación causa-efecto entre las emanaciones de la central y el incremento de los casos de cáncer.
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Posible reconversión de la térmica en una central de biomasa

Aunque el convenio firmado entre E.ON y el Ayuntamiento de Cercs no concreta el futuro de la central térmica, fuentes municipales sí se han referido a su reconversión en una planta generadora de energía a partir de la biomasa.

En este sentido, el regidor de Obras, Servicios y Comunicación, Jesús Calderer, afirma que “es un proyecto que se puede llevar a cabo, ya que tenemos todo lo necesario para hacer energía de biomasa: el agua y los bosques. Las instalaciones y el impacto visual ya existen”. Está por ver qué opinan los habitantes de la zona respecto a ese impacto visual ya existente.
La planta de biomasa en el ojo de la polémica

En septiembre de 2009, Juli Gendrau, alcalde de Berga (capital de la comarca a la que pertenece Cercs), descartó la instalación de una central de biomasa en dicha población. El principal motivo para tal descarte fue la oposición social, en la que tuvieron un papel importante Joan Barniol, propietario del cámping “Berga Resort”, la organización “Bergacomercial” i “Hosteleria i Turisme del Berguedà”. Se aducía que una central de biomasa en Berga perjudicaría al comercio y al turismo de dicha población.

El doctor Josep Ferrís, coordinador de la Unidad de Salud Medioambiental Pediátrica del Hospital Infantil Universitario La Fe, en Valencia, va más allá. En su informe titulado “Efectos adversos en la salud humana de los contaminantes emitidos por la planta de cogeneración con biomasa de La Garriga”, argumenta que la combustión de biomasa en las centrales de este tipo emite CO2 a la atmósfera, aunque en menor medida que una central térmica.

Sin embargo, el doctor alega el hecho de que además del CO2, la combustión de la biomasa “también emite otros gases, partículas y sustancias químicas con propiedades tóxicas, mutagénicas y cancerígenas, que contribuyen a la contaminación atmosférica y ocasionan, a corto, medio y largo plazo, efectos adversos en la salud humana”.

El regidor Jesús Calderer reconoce implícitamente en sus declaraciones el poder contaminante de la futura central de biomasa: “la contaminación sería muy pequeña comparada con la que había antes. Rebajaríamos mucho el impacto ambiental”.

La problemática creada es de suma importancia, ya no sólo para la zona del Berguedà. La central térmica de Cercs y, por ende, la futurible central de biomasa, se encuentra situada a escasos metros del embalse de La Baells, cuyas aguas abastecen al Área Metropolitana de Barcelona.

Bueno tampoco es malo, a los trabajadores les dan entre 40 y 100 millones de las antiguas pesetas por sus traslados, así que cojan el dinero y buen viaje. todo acaba alguna vez.