VIVE Y RECUERDA ¿Quienes recuerdan hogaño los nombre de aquellas rosas? Aquellas rosas de antaño que yacen ya en una fosa. Hasta ayer sí, Carmen Cuesta, “la Peque”, por sus pocas primaveras, dieciséis para se exacto el día que la encarcelaron junto a sus jóvenes compañeras. Trece. Trece rosas hermosas de ilusiones preñadas que lucían encandiladas como lindas mariposas. La injusticia de los raposos, en simulacro malvado a aquellas flores arrebataron la vida, el bien más precioso. Todo había ya terminado, en los campos y cunetas había cuerpos semienterrados por los que nadie pedía cuentas. ¿Entonces? ¿El porqué las asesinaron aquellos presuntos soldados que habían ganado una guerra en la que no habían participado? ¿Venganza? ¿En nombre de qué dios aquellos hombres cometieron tal vileza? Fue una triste madrugada de un cinco de agosto infausto en que ni los gallos cantaban porque tiritaban de susto. Descanse en paz Carmen Cuesta, rosa que sobrevivió a doce años de prisión que ayer en Valencia inició un viaje sin retorno en el avión republicano que su hermano pilotó para juntar su alma con la de su padre cuyos huesos aún nadie halló. ¡Ánimo republicanos! Seguid buscando esos cuerpos hasta que no quede uno por esos campos tirados. |