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La reforma del Estatuto de Cataluña planteada por el Parlamento de esa comunidad no sólo es inconstitucional; además, pretende imponer un modelo de sociedad autárquico que 'machaca a los ciudadanos y les quita enormes parcelas de libertad'. Mariano Rajoy y José María Aznar unieron este viernes sus voces para, con un mismo mensaje, alertar contra los peligros que la aprobación de la propuesta tendrá para los españoles.

Más allá de alertar sobre la ruptura de España, que también, el presidente del PP y el ex jefe del Ejecutivo apelaron esta vez al 'bolsillo'. Aznar aseguró que la iniciativa afectará 'a las cuentas de resultados de las empresas y a las cuentas corrientes de los trabajadores'. El presidente del PP añadió, a su vez, que es 'letal para los intereses económicos de Cataluña' y prometió defender los intereses de sus habitantes 'mucho mejor' que quienes han puesto sobre la mesa el proyecto.

Aznar y Rajoy -que participaron un seminario organizado por la FAES sobre las consecuencias económicas del Estatuto de Cataluña- insistieron así de manera conjunta en una crítica que ya ha sido apuntada en numerosas ocasiones por el líder del PP: la de que la proposición catalana consagra un sistema de administración 'intervencionista en grado sumo' que convertirá a los poderes públicos y, en concreto a los políticos, en omnipresentes. El ex presidente del Gobierno dibujó además un futuro gris bajo el 'yugo regulador' de un socialismo en estado puro. 'Resulta insólito que está reforma constitucional encubierta desoiga una experiencia histórica tan contrastada en lo referente a los frutos de la libertad y de la apertura', protestó.

El discurso de los dos dirigentes 'populares' sirvió como adelanto del que mantendrá el líder de la oposición el próximo miércoles, durante el debate de toma en consideración de la propuesta estatutaria en el Congreso. Aznar, como es habitual, desempeñó el papel más contundente. 'Estamos -dijo- probablemente ante el primer caso de un Gobierno que trabaja activamente a favor de la desaparición de sus competencias y de su propia razón de existir'.

Rajoy se centró más en contrarrestar las críticas de anticatalanismo y cerrazón en su contra que han vertido los socialistas con una descreída oferta de cooperación a José Luis Rodríguez Zapatero para modificar de cabo a rabo el texto remitido por el Parlamento autonómico y convertirlo en una reforma del marco catalán que 'defienda los intereses de los ciudadanos catalanes'.

Personas, no territorios

'Mi partido va a defender a las personas, no a los territorios y me gustaría hacerlo con el partido socialista y con el presidente del Gobierno; creo que deberíamos coincidir, siempre lo hemos hecho, pero él no quiere', afirmó el presidente del PP. En el mismo tono, Rajoy aseveró que está dispuesto a debatir sobre la propuesta -aunque sobre lo que realmente es: a sus ojos, una reforma constitucional-. Repuso así a las acusaciones de inmovilismo con la afirmación de que no hay nadie más interesado que él en una discusión pública. 'Quiero que debata la sociedad, que se debata en Cataluña, que todo el mundo opine. Y haré todo lo posible para que sea así'.

En realidad, el líder del PP se refería a toda la maquinaria que ha puesto en marcha su formación para evitar que la iniciativa se tramite en la cámara baja como una reforma estatutaria. Una maquinaria que aún no ha dado frutos. Tras perder la batalla en la Mesa del Congreso contra el resto de formaciones, y después de que se rechazara su escrito de reconsideración, los 'populares' han anunciado un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional que no acaba de llegar.

El 'número dos' del partido, Ángel Acebes, mantuvo la incertidumbre y aseguró que se presentaría a lo largo de la jornada o 'en estos días'. El registro cerró sin noticias del PP. El debate de la propuesta se celebrará el 2 de noviembre, y aunque, en principio, los 'populares' pretendían solicitar su suspensión cautelar, es posible que ya no lleguen a tiempo.

Terra Actualidad - Vocento/VMT

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