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05-09-09 09:05 #3142453
Por:No Registrado
Las clases medias contra la inmigración
Las clases medias contra la inmigración

“Estamos pagando impuestos para que les den 420 euros mensuales a los inmigrantes”. Expresiones de este tenor, que responsabilizan a la inmigración del aumento de las cargas impositivas que sufren las clases medias, son ya muy frecuentes en determinados estratos sociales. Y lo serán aún más a mediados de septiembre, cuando se produzca el regreso al colegio. Las quejas acerca de que no es posible encontrar plaza en guarderías porque se las conceden a los inmigrantes que cobran en negro o acerca del deterioro del nivel educativo de los colegios que cuentan con una presencia elevada de nacionales de otros países se multiplican en esta época.

Así las cosas, sería normal pensar, y más en este contexto de crisis, que podríamos estar a las puertas de un notable deterioro de la convivencia. Sin embargo, asegura el sociólogo Enrique Martín, Director del Instituto de Estudios de la Familia del CEU, el descontento con esta situación, que es evidente, apenas trasciende los lugares donde acontece. En parte, asegura, porque los medios de comunicación no hablan de él. En otro sentido, porque vivimos “en una especie de buenismo en virtud del cual todos somos muy considerados y respetuosos y hablar mal acerca de la inmigración no es correcto y va contra la convivencia”. Pero lo que atenta contra la estabilidad y el bien común, asegura Martín, es que todo el peso de esta situación económica esté recayendo sobre las clases medias, “algo que los gobiernos tienden a hacer porque son más las controlables y las que poseen ingresos que pueden fiscalizar mejor. Antes obtenían de ellas los recursos para favorecer al proletariado, y ahora, como éste ya no existe, recortan sus rentas para favorecer a los inmigrantes”. En definitiva, la clase media española “está costeando los beneficios que disfrutan los extranjeros; beneficios a los que, a su vez, ella no puede acceder”. Lo que es muy peligroso, porque si la clase media se radicaliza “termina generando consecuencias nefastas no ya para la estabilidad de un gobierno, sino para la propia sociedad. No hay que olvidar que la llegada del nacionalsocialismo se debió fundamentalmente a la explotación sistemática de las clases medias en beneficio del proletariado”.

Para Jorge Verstrynge, profesor de ciencias políticas en la Universidad Complutense de Madrid, las tensiones entre inmigrantes y clases obreras y medias nacionales, que son inevitables y que aumentarán a corto plazo, provienen, más que de una incorrecta política fiscal, de una errónea planificación económica, que ha hipotecado el presente y el futuro de España al centrar todos sus objetivos en el mantenimiento de la competitividad. Según Verstrynge, el paso de la peseta al euro supuso una devaluación de hecho del 22%, lo que benefició las exportaciones. “Y lo que Aznar hace, para continuar recuperando competitividad, es favorecer la importación de mano de obra barata. El problema surge cuando llega la crisis porque, aunque tus productos sean competitivos, ya no te los compran fuera: cada cual intenta proteger sus industrias. Y mientras tanto, aquí tenemos una inmigración de 5 ó 6 millones de personas, un paro real de 5 millones, y costes cada vez más elevados en sanidad, en educación, en justicia, etc., con enormes caídas en la calidad de tales prestaciones. Así, el coste de los inmigrantes se está disparando cuando lo que podrían aportar ya no sirve para nada”.

Pero si la situación fuera tan grave, estaríamos en las vísperas del estallido de graves tensiones xenófobas, resultado del resentimiento experimentado por los nacionales y de la hostilidad defensiva con que responden los extranjeros. Y, sin embargo, no es así, apunta el sociólogo Enrique Gil Calvo. En primera instancia, los datos disponibles no señalan que esta crisis haya traído consigo un aumento de la conflictividad social, ya que “ni siquiera se está dejando sentir en las cifras de la delincuencia”. Además, ese mar de fondo contra los inmigrantes, que existe, es sólo parte de una situación más compleja. Según Gil Calvo, vivimos la inmigración de manera ambivalente, ya que “si es verdad que vamos a pagar entre todos el paro, también lo es que gracias a la llegada de 5 millones de inmigrantes el español ha elevado su clase social”. Así, el nacional ha dejado de ser un trabajador manual, rol que le corresponde ahora al inmigrante. Y es que ahora “hay cinco millones de personas realizando los trabajos que nosotros no queríamos. Y como consecuencia, el español ha ascendido en la escalera social y se ve por encima de ellos. Y por eso se siente magnánimo”.

Malestar latente y segregación invisible

Sin embargo, y a pesar de tales argumentos, en la medida en que deterioren los servicios que presta el Estado del Bienestar y que las cifras de paro sigan sin bajar sustancialmente, es probable que el malestar latente encuentre alguna vía de expresión, en especial si aumentan las noticias sobre actos violentos protagonizados por inmigrantes. Algo que es muy frecuente, asegura Enrique Martín, pero que los medios no suelen contar: “la mayor parte de la violencia de género está protagonizada por inmigrantes, igual que las reyertas callejeras. Y en las cárceles la mayoría de los reclusos son inmigrantes”.

No cree Gil Calvo que esta clase de tensiones vayan a derivar en un arraigado sentimiento xenófobo. Y no sólo porque “los españoles hayamos aprendido a convivir con los extraños desde la Edad Media”; también influye el hecho de que se hayan establecido “mecanismos de segregación invisibles: los que hace 15 años pertenecían a la clase baja mandan a sus hijos a colegios privados donde no hay inmigrantes y éstos acuden a colegios públicos donde apenas hay españoles. Igual ocurre a la hora del ocio, con zonas claramente delimitadas. Incluso los actos de violencia, (como el asesinato, esta misma semana, de un dominicano en Azca) suelen producirse sin que se mezclen españoles y foráneos”.

Además, tampoco es probable que, como ha ocurrido en Francia o en Holanda, se extraigan réditos políticos de estas tensiones. En primer lugar, porque vivimos en un tiempo donde impera lo políticamente correcto y donde, como asegura Gil Calvo, “todo el mundo se atreve a poner a parir al Gobierno pero nadie se arriesga a cometer el pecado de criticar a los inmigrantes”. En segunda instancia, España ha sido un país “emisor de emigración, y la memoria histórica funciona en ese sentido”, por lo que los discursos xenófobos no tienen demasiada aceptación electoral. Y como tercer y más destacado elemento, contamos con un sistema de partidos “que dificulta la aparición de formaciones distintas de los mayoritarias. Salvo algunas excepciones en los comicios municipales, no parece que nadie pueda utilizar sentimientos xenófobos para ascender políticamente”.

Lo que sí es posible, afirma Jorge Verstrynge, es que “conforme se acerquen las elecciones, los partidos con opciones de gobernar endurezcan sus posturas respecto de la inmigración. El PP ya lo ha hecho, hablando de los efectos de la inmigración excesiva. Y Corbacho tampoco anda muy lejos de esas posiciones”. Algo que, según Verstrynge, es positivo, en la medida en que la única manera de recuperar la economía es favorecer la demanda, recuperando poder adquisitivo en los salarios y reduciendo el paro. Y la única solución para alcanzar ese objetivo es “favorecer el retorno de los inmigrantes, sobre todo de los extraeuropeos”. Lo que también minaría los sentimientos xenófobos, que van a acentuarse cuanto mayor sea la lejanía cultural. En ese sentido, afirma Verstrynge, aumentarán las tensiones con árabes, subsaharianos y latinoamericanos, ya que éstos, “si bien comparten idioma, tienen valores muy diferentes, en lo que se refiere al trato con las mujeres, a sus formas de comportamiento y a la jerarquía familiar”.


Para Enrique Martín, sin embargo, las posibilidades de solución, que existen y que pasarían por fijar “unos controles rigurosísimos para que no entrase a trabajar en España quien no tuviera una capacitación profesional acreditada”, no son puestas en práctica por la falta de intención política. Y es que “una de las causas que no se resuelvan los problemas es que los políticos, en lugar de identificar los dificultades y poner en marcha mecanismos para resolverlas, tienden a ocultarlas”.

https://ww.elconfidencial.com/sociedad/clases-medias-contra-inmigracion-20090905.html
Puntos:
13-01-10 23:02 #4380444 -> 3142453
Por:Carles007

RE: Las clases medias contra la inmigración
El pueblo trabajador es el que sufre el tema de la inmigración.
Mientras los ricos viven en buenos barrios con todas sus comodidades la clase trabajadora sufre los problemas de la inmigración.
Puntos:

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