Arenys de Munt - Barcelona

Los comerciantes se plantean echar el cierre por si la consulta por la independencia causa disturbios

Arenys de Munt: miedo al referéndum

Nadie se acordará de que Arenys apoyó la independencia de Cataluña si los disturbios son protagonistas.
23 Agosto 09 - Marcos Pardeiro

ARENYS DE MUNT- Faltan 22 días para que Arenys de Munt se convierta en el primer municipio que vota a favor de la independencia de Cataluña. Pocos, muy pocos vecinos dudan de que la mayoría votará «sí» a la inédita pregunta «¿está usted a favor de que Cataluña sea un Estado soberano, social y democrático?». Esta localidad de unos 8.000 habitantes fue de las primeras donde logró gobernar ERC tras la dictadura. Ahora, los republicanos no controlan el consistorio, pero los independentistas se abren paso sin problemas.
A propuesta del Movimiento Areñense por la Autodeterminación, el Gobierno municipal aprobó el pasado mes de junio la creación de una Comisión Organizadora de la Consulta por la Independencia. Y, ahora, en la riera que vertebra el pueblo luce una gran pancarta donde se informa del día del referéndum. De las farolas que alumbran la rambla también cuelgan banderolas anunciando la fecha de la histórica votación que, por supuesto, no tiene carácter vinculante.
Es sábado al mediodía y reina la tranquilidad en esta localidad del Maresme, en el litoral de la provincia de Barcelona, a unos 44 kilómetros de la capital catalana. Faltan 22 días para que Arenys de Munt se convierta en el primer municipio que vota sobre la independencia de Cataluña. Y también faltan 22 días para que la brigada móvil de los Mossos d’Esquadra impida una trifulca mayúscula entre los simpatizantes de la Falange de las JONS y la autodenominada «resistencia antifascista». Los falangistas tienen la autorización de la Generalitat para celebrar una concentración de una hora y media en protesta por la consulta independentista. Y los antifascistas se están organizando a través de internet para acudir a Arenys de Munt el día 13 y plantar cara a los enemigos de la soberanía de Cataluña.
Una pregunta inadecuada
¿Y los vecinos? Los vecinos contemplan la situación con algo de pánico. «Esto de la consulta por la independencia no tiene ni pies ni cabeza. Yo preferiría que el Ayuntamiento nos preguntara por las obras municipales o por cualquier otra cosa que tenga que ver con la vida en el pueblo. Pero esto sólo va a servir para resucitar el resentimiento en Arenys», dice Jordi, nieto de un falangista y militante republicano. «Lo normal es que la votación salga favorable a la independencia porque la mayoría piensa de esa manera», opina.
Preguntado por el riesgo de incidentes, Jordi da por descontado que va a ser necesaria la actuación de los Mossos porque la Policía Local sería incapaz de controlar la situación. «Carles está preocupado». Se refiere a Carles Móra, el alcalde del municipio. Fue el cabeza de lista de Arenys de Munt 2000, una agrupación coaligada con ICV, y, en efecto, mantiene un contacto permanente con el departamento de Interior, que dirige su correligionario Joan Saura, para tener la garantía de que la Policía autonómica va a poner los medios necesarios contra los disturbios. Cosas de la política.
Móra advierte un día sí y otro también del «peligro» de que falangistas y antisfascistas coincidan en el pueblo el próximo día 13. A los vecinos les insiste en que va a hacer todo lo posible para impedir el acto de la Falange de las JONS, pero sus esfuerzos podrían ser en balde.
El departamento de Saura se ha comprometido a darle el lunes una respuesta detallada de cuál va a ser el protocolo de actuación de los Mossos el día de la consulta. El alcalde hubiera preferido que su compañero Saura hubiera cambiado la fecha del acto de la Falange, pero, por el momento, no ha atendido su petición.
Aseguran en un bar que Móra lamenta que los vecinos no le pregunten por ninguna otra cosa. «¿Y por qué le van a preguntar si no? ¿Por el tiempo?», concluye un parroquiano en una taberna.
Los comerciantes tienen todos los números de ser los grandes afectados el día de la independencia. «Están acojonados (sic)», resume Joan Carles, mientras sirve una caña en un bar, al pie del Ayuntamiento. «Hay muchos que se plantean cerrar ese domingo para evitar destrozos. El gran problema es que la consulta se celebra en domingo, el día que más gente viene a tomar algo en la terraza», advierte en alusión a las pérdidas económicas.
El desafío
En el interior del bar La Plaça hay una gran bandera «estelada», la que representa el independentismo de Cataluña. «La jefa dice que no la piensa descolgar», responde cuando le preguntan por medidas preventivas. En Arenys de Munt se habla a diario de la consulta independentista y, sobre todo, del miedo a los incidentes.
Otros vecinos se refugian en la ley del silencio. Recurren al tan socorrido «yo de política no entiendo» para esquivar preguntas. Los que acceden a hablar coinciden en que, pase lo que pase el día 13, el pueblo quedará marcado por una jornada que no promete sorpresas positivas. Más bien, todo lo contrario.
Los viejos del lugar recuerdan el día en que el primer alcalde de la restaurada democracia, el republicano Joan Miquel Figueras, hizo traer una excavadora para derribar la Cruz de los Caídos, que permanecía incólume desde 1942. Era 5 de mayo de 1979 y ERC controlaba el Ayuntamiento desde hacía apenas 20 días. La rapidez y la rotundidad con que se destruyó la Cruz sorprendió a todo el mundo y, sobre todo, indignó a los que simpatizaban con la dictadura. El 3 de junio del mismo año tuvo lugar el acto falangista de desagravio por la demolición del monumento.
Han pasado tres décadas de aquello, pero el rencor no siempre desaparece con el paso del tiempo. En el indeseable caso de que falangistas y antifascistas se lancen a la batalla el próximo 13 de septiembre, más de uno querrá volver la mirada atrás y pensar que sólo 22 días atrás reinaba la tranquilidad en Arenys de Munt. Los vecinos se refrescaban apaciblemente con cerveza en los bares que hay a los dos lados de la riera. Contemplaban la gran pancarta, pero no la sombra que proyectaba.


Consulta con tintes soberanistas
El Parlamento catalán ha aprobado dos veces, durante su historia reciente, una declaración a favor de la autodeterminación de Cataluña, en 1989 y 1998, con los votos de CiU, ERC e ICV. En ellas, se declaraba «solemnemente que Cataluña forma parte de una realidad diferenciada del resto del Estado (...), en el momento que sea oportuno podrá incrementar sus cuotas de autogobierno, regulando sus derechos nacionales en función de cada momento histórico». Pero no fueron estas las únicas consultas polémicas.
Por su parte, el Estatuto de Guernica, aprobado en referéndum el 25 de octubre de 1979 con una participación del 58,8% del censo y un 90,3% de votos afirmativos, se convirtió en la primera consulta popular en el País Vasco con respaldo legislativo. Y eso es justo lo que pretendía el ex lendakari Juan José Ibarretxe con su consulta soberanista. Tanto es así, que incluso tenía previsto realizar su referéndum el mismo día. Sin embargo, el Tribunal Constitucional frenó sus ansias independentistas y estableció por unanimidad la inconstitucionalidad de esta consulta al entender que «entraba en colisión» con competencias expresamente atribuidas «en exclusiva» al Estado.

https://ww.larazon.es/noticia/arenys-de-munt-miedo-al-referendum