Aguilar de Segarra - Barcelona

REFERENDUM EN ARENYS DE MUNT:

Haciéndome eco de lo acontecido hoy en Arenys de Munt (Cataluña) en donde se vota sobre la independencia de Cataluña con España, no puedo sino preguntarme en que clase de país vivimos. Hoy es muy normal en nuestra cultura democrática, el cuestionárnoslo todo, desde si tenemos derecho o si es ético, el caso es que hay cosas que a mi juicio están por encima de lo que a un colectivo, pueblo o ciudad se les pueda ocurrir cuestionarse.
La esencia misma de nuestra democracia se basa, en las leyes y normas constitucionales que nos dieron los padres fundadores de esta joven democracia, por eso plantear cualquier consulta al margen de la ley o querer cambiar el estatus de cualquier ciudadano español, no es solo una violación de nuestros derechos, sino que además arremete a eso que se ha dado en llamar Estado, que no es otra cosa que la nación española.
En este pueblo, se había prohibido la consulta por orden judicial, pero como aquí lo excepcional empieza a convertirse en cotidiano, al final se ha celebrado con la única intervención de los testigos de la Falange, lo cual no deja de sorprenderme, que tengan que ser los "apestados" de la democracia, los que al final se manifiesten y luchen por mantenerla, es una contradicción evidente.
Mucho verán normal celebrar una consulta popular en la que se vote sobre casi cualquier tema, pero la realidad es que algo similar llamado “Plan Ibarretxe” fue tumbado por el congreso, y todo por que como decía al principio es una violación de nuestra legislación.
Ahora lo que queda es ver lo que piensan los que votaron, ya sea por la mayoría independentista que les ha llevado a horcajadas hasta las urnas, o les prometen un paraíso independiente de la tiránica España, esa que hasta ahora garantizo su bienestar y les hizo la comunidad autónoma mas rica de nuestro país.
Tenemos ejemplos de lo que acontece después de un referéndum así, en Canadá y Escocia, todos se muestran a favor de la independencia hasta que les muestran las cifras de lo que les va a costar y lo que supone en sus vidas, o sea tocarles y mucho la cartera, lo que amortigua el efecto “William Wallace” hasta casi hacerlo desaparecer.
Muchas veces he comentado con amigos, la necesidad de que España emprendiese una campaña informativa en la que se explicase con cifras, lo que en realidad supone independizarse de España, para cualquier región, desmontando uno por uno los mitos de las bonanzas que cuentan los caciques independentistas, eso daría mucho de que hablar y removería conciencias, quizás demasiado dormidas.
Solo nos queda, pues esperar el recuento y ver como responde nuestro gobierno al desafió independentista, ya que no han sabido o no han querido frenar esta votación, pero ya se sabe que para algunos España es una nación solo en parte...