Zalamea de la Serena - Badajoz

*( Chambergo )Chaquetón, pelliza,zamarra.
Viejos extremeños. Presentes desde la distancia, gentes que soñamos recordando las tierras de nuestra nacencia. Añorada Extremadura.
Muchos de tus hijos nos hicimos mayores evocando la lejania de tu figura. Otros envejecieron atrapados entre dias de brumas y nostalgias. Para por fín enterrar sus anhelos y sus cansados cuerpos en otras tierras tan lejanas y distintas de tí, querida Extremadura.
Si embargo, antes de su postrer adios, nos transmitieron los nombres y la historia de tus pueblos, de sus gentes, de los campos y caminos que componen tu figura. Extremadura.

Poco usó el chambergo azul, apenas hizo frío aquel invierno. A media mañana partía de casa para dar su paseo matinal por el parque, caminaba despacio, apoyando la punta de los pies en cada paso,suavemente, como deslizándose sobre los adoquines del camino serpenteante del parque, unas veces paseaba con su hermano, otras acompañado por gentes de su edad, recorrian la mañana todas las mañanas, hablaban de sus cosas. Duros años aquellos, trabajar con sol y luna, crecieron los hijos, buenos hijos hemos criado decian, mientras caminaban esperando la caricia de algún rayo de sol, que traspasara la bóveda de nubes.
Después de comer, una cabezadita en el sofá con fondo de telediario, luego refugiado bajo el chambergo azul, salía de nuevo de casa, esta vez no encaminaba sus pasos de bailarina, hacia el solitario parque, en dirección opuesta dirigia su andar al hogar del jubilado.
Alrededor de una mesa junto a tres compañeros, discurrian en silencio la estratagema del tute, mientras el lance estaba en disputa, tan solo algún golpe dado sobre la mesa, al depositar la carta que cantaba las cuarenta en bastos, era el sonido que producia la escena.
Concluida la jugada, aclaraciones del como y el porqué, en juego el café,algún día especial la copita de licor, así transcurria la tarde, todas las tardes.
Un día, que más da que día el chambergo azul quedó aparcado en el armario, ya no precisaba de sus servicios, otras tareas más dolientes y inevitables, reemplazaron el paseo matinal y la partida de cartas.
Pasó el tiempo necesario, quizás fuero dos otoños, cuando descolgué el chambergo azul de su retiro, y conmigo lo traje.
Cuando el fresco me lo pide, me lo coloco encima, con él recorro campos, calles y plazas, quiero que vea el chambergo las tierras y las gentes de mi pueblo, Zalamea, donde nació mi padre.

Desde San Sebastián.
Un ilipense de la diáspora.
¡¡¡ZALAMEA CAPITAL CULTURAL DE LA SERENA!!!