La mañana Sentado sobre una roída piedra del campo le pregunto a la mañana. ¿Seria posible poder cambiar casi todo sin que casi nadie lo notara? Allí quedó la piedra con su barba de musgo sin rasurar desde hacia siglos. Al lado de la mañana sigo caminando sin que nada me responda. Día tras día sigo haciéndole la misma interrogación, y la respuesta no llega. He llegado a pensar que el tiempo de los humano es demasiado corto. La mañana sin embargo parece no entender de horas ni minutos. Tan solo he notado que con el otoño se empieza a quitar la ropa. Que cuando el frío se adueña del lugar, luce su desnudez. Que cuando crece la luz en la tarde, se acicala con tímidos colores. Y cuando el cielo se torna de cálido azul, aparentemente cesa la tristeza de las gentes. Creo que para la mañana sus segundos son siglos. No obstante sigo preguntando, y espero. Espero que mi pregunta se transforme en semilla. Y algún día hasta es posible que por obra de la mañana, germine. Aunque mis huesos sea polvo deambulando por los caminos. Desde San Sebastián. Un ilipense de la diáspora. ¡¡¡ ZALAMEA CAPITAL CULTURAL DE LA SERENA!!! |