Zahínos - Badajoz

Volvió la Navidad. En Nochebuena dispuse mesa para seis. Solo los más allegados, ya que deseaba una velada familiar.
Antes de la hora convenida comenzaron a llegar los comensales. La primera, Soledad, mi íntima amiga, que procura no abandonarme nunca y a quien yo busco sin tregua. Soy devota de su compañía, a fuerza de saberla compañera de mis noches y de mis fracasos.
En pos de Soledad, vino Silencio, que bebe los vientos por ella. Es su cómplice, su acompañante, su compañero... Difícil de imaginar sola a Soledad, como difícil es también de imaginar callado a Silencio, que desde que llegó, lo inundó todo con su estentórea voz.
Aun no nos habíamos sentado a la mesa, cuando entraron atropelladamente Nostalgia y Tristeza. Llegan a la hora que se les antoja y se sientan donde quieren, pero no dejan de asistir a ninguna de mis celebraciones... les agrada, sin duda, la comida que preparamos entre Pobreza y yo.
Pobreza lo controla todo, es manipuladora y asume el mando de todo lo que la rodea, pero es leal y, en su labor, escrupulosa y concienzuda. Los cinco son mi familia, pero ella, además, se instaló en mi casa y en mi vida.
Para Nostalgia, sin embargo, todo es juego y en aquella ocasión comenzó mientras servíamos la sopa. Sacó una especie de baraja, en la que los naipes eran estampas de horas viejas y los demás teníamos que adivinar qué representaban.
Quise posponer el juego, pero ella, con la ayuda de Tristeza, impuso su voluntad de seguir jugando durante la cena.
A duras penas era capaz de probar bocado, porque Nostalgia insistía en jugar y jugar… y Tristeza la animaba a seguir con ello.
Me ahogaba. Yo no podía jugar y, al mismo tiempo, comer, pero Nostalgia no me dejaba en paz. Tristeza, cada vez más segura de sí misma, parecía crecer.
Unas copas de vino barato me habían permitido, al menos, dejar de echarle cuentas a la atronadora conversación que mantenían Silencio y Soledad. La embriaguez la atenuaba.
Cuando sacó la última, ya no recuerdo qué había en ellas, Nostalgia estaba aburrida. Recogió sus cosas y salió a la calle a esperar a que vinieran a recogerla. Tristeza esperó dentro, haciéndome compañía junto con Silencio y Soledad (Pobreza trajinaba apagando luces y guardando las sobras de la comida para el día siguiente).
Soy buena anfitriona, pero estaba tan cansada, y tan borracha, que casi no me enteré cuando Olvido vino a recoger a mis cuatro convidados para llevarles a casa.
Mañana sería otro día.

Querida Daphne,lo cierto es que has tenido unos invitados que no son la envidia de nadie,pero fijate que pierden fuerza desde el momento que antes de dar cobijo a tu embriaguez has podido pasar por el foro y contarnos los ires y venires de tus invitados.No te sientas pobre,en el foro tienes muchos amigos.Un abrazo.
Magirre

Un saludo a las dos, estas fiestas hay que verlas en positivo, Magirre, ayer desee la feliz noche buena a tu madre. Iba a saludar a unos parientes, vecinos de mi madre.

la vida misma y las de muchas gente DPhne

Tu amiga pobreza es una pajara pues no solo tiene cama en tu casa, tambien en la mia y en otras muchas que conozco, pero a los otros los planté en la calle, cuando unos amigos no interesan hay que buscarse otros, el año que viene procura invitar a Esperanza, a Ruidoso y a Alegria que seguro que estarán encantados de compartir tu nochebuena y además se llevaran fenomenal con nuestra amiga pobreza.
Un saludo.

Qué es la pobreza?
Qué es la soledad?

No debería existir la pobreza a partir de que se tengan las necesidades básicas cubiertas.

La soledad es una cuestión de espíritu.

En cualquier caso todo es más sencillo viendo el vaso medio lleno.

y si no lo ves así siempre te quedarán las barricadas.