Murio como una heroina BADAJOZ «Murió como una heroína» Antonia Muñoz fue despedida el lunes por su familia de acogida 12.06.11 - 00:19 - EVARISTO FDEZ. DE VEGA | BADAJOZ. Arropada por el cariño de su familia de acogida, fue despedida el lunes Antonia Muñoz Gutiérrez, una anciana de 84 años que siempre quiso vivir libre. Natural de Santa Marta de los Barros, esta mujer menuda, cuyo rostro estaba surcado por las arrugas de la edad y el sufrimiento, era conocida en la ciudad por su costumbre de vivir a la intemperie. «Los centros de acogida son lo más parecido a la cárcel», respondía cada vez que la invitaban a cobijarse bajo un techo. Pero la casualidad quiso que cuatro meses antes de morir se cruzara en su camino una de las trabajadoras del Centro Hermano. Que las dos hablaran, se escucharan, compartieran inquietudes y, al final, dirigieran sus pasos hacia la casa que Cáritas ofrece a los transeúntes de Badajoz. Eso ocurrió a comienzos de año y desde entonces esta octogenaria sin hogar cambió los cartones de los soportales de la plaza de Minayo por un colchón mullido y una comida caliente. «Ella tenía la cabeza perfecta, pero quería estar en la calle porque le gustaba sentirse libre», ha explicado una persona que la acompañó en sus últimos días de vida. En esos meses finales, Antonia contó a quienes la atendían que había nacido en Santa Marta de los Barros, que su padre era republicano y que perdió a una hija pequeñita cuando era joven. «Muchos extremeños la hemos visto ir de un lado para otro. A veces viajaba a Córdoba, donde vivió con un hombre, otras veces estaba en Zafra y también se la veía en Mérida y Navalmoral de la Mata, aunque nunca quiso un hogar». En esos interminables viajes no iba sola. La acompañaba Blanquito, su perro, y un pequeño gato que después de su muerte ha sido acogido por una familia pacense. La despedida de Antonia tuvo lugar el pasado lunes en el velatorio Nuestra Señora de la Soledad, que está en El Nevero. Allí fue oficiada una ceremonia religiosa que presidió el consiliario de Cáritas Diocesana de Mérida-Badajoz, Vicente Martín. Su homilía llegó al alma de los presentes, una familia de la que tomaron parte los acogidos en el Centro Hermano, los trabajadores y los voluntarios de Cáritas. «Fue una ceremonia preciosa», ha explicado el responsable de esta institución de la Iglesia, José María Vega. «No sé qué sentimiento habríamos tenido si Antonia hubiese muerto en la calle. Saber que estuvo acompañada y atendida en sus últimos días de vida nos reconforta a todos». La pérdida de Antonia se ha vivido con dolor en el centro de transeúntes. Tras cuatro meses de convivencia, su marcha ha dejado huella en los voluntarios, que sienten la satisfacción de haberle hecho la vida más llevadera. Por eso el día de su entierro decidieron encargar un ramo de flores con una frase lapidaria que resume el sentir de quienes se preocuparon Antonia Muñoz. «Has pasado por este mundo como una heroína». Ahora, Antonia descansa en el cementerio viejo. Solo la tierra cubre el féretro de quien vivió libre y murió sintiéndose querida. |