Villafranco del Guadiana - Badajoz

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CALI (Colombia). Otra vez se abrió la puerta del Señor de los Cristales para sacar por ella en hombros a dos toreros machos que se "metieron" en la media luna trágica de los pitones de dos toros muy serios y complicados, a los que Antonio Ferrera y Luis Bolívar desorejaron por partida doble.

Más de tres cuartos del aforo congregado en Cañaveralejo vivieron una tarde con sofoco donde los primeros cinco toros echaron por el suelo la divisa de Puerta de Hierro. Menos mal que el sexto, último de la corrida, se acordó del encaste Domecq salvando la divisa del naufragio total. "Dominante" #304, con 510 kilos fue un toro bravo en toda la extensión de la palabra, con recorrido, fiereza, presencia y potencia.

Afortunadamente le llegó en suerte a Luis Bolívar quien tenía en mente no dejarse apabullar ante el triunfo de Ferrera en el toro anterior. El colombiano salió a por todas, ejecutando una de las más importantes faenas de la feria, faena que le marca favoritismo para el trofeo oficial, porque fue a base de entrega, técnica y mucho valor ante un toro que pedía el carnet. Las series de mano muy baja fueron templando las irregulares embestidas hasta lograr el sometimiento total del toro para recibirlo con la espada, dejándola hasta las péndolas. Con las dos orejas en sus manos recorrió el redondel escuchando la más atronadora ovación de la corrida.

Lo de Antonio Ferrera ayer en Cali es digno de resaltar como la más auténtica entrega de un torero con su público y de éste con su torero. Su segundo toro, manso desde la salida, recibió una lección de cómo se le cortan las orejas a ejemplares de tal condición. Después de alegre tercio de banderillas, llega a la muleta donde el torero le "inventa" una faena del regusto de la gente que le ovacionan sin cesar mientras el pasodoble anima la fiesta. Pases muy variados, exponiendo una barbaridad, el toro con sus pitones le rasca unas veces la barbilla y otras los muslos, hasta cuando decide volcarse con la espada en forma efectiva para recibir las dos orejas pedidas fuertemente por esta afición que quiso reconocer esa desmedida entrega de honradez.

Lástima que Cali se quedó sin ver a Morante de la Puebla. Lamentablemente tuvo en suerte a dos mansos, en total contra estilo del sevillano, a quien solo se recuerda por sus patillas largas, su moña natural y su original vestido negro con hilos blancos.



Feria de Cali. Quinta corrida.Tres cuartos del aforo. Toros de Puerta de Hierro, mansos en general salvo el último, muy bravo y encastado. Antonio Ferrera, silencio y dos orejas. Morante de la Puebla, silencio y pitos. Luis Bolívar, silencio con aviso y dos orejas.