Valverde de Leganés - Badajoz

Un trío de traidores:

En tan sólo dos años la política española ha sido testigo de un terremoto jamás pensado por aquellos que diseñaron este sistema democrático desde la base de evitar a toda costa que una formación de izquierdas se alzara con el poder en este país. Si, es posible que algunos de los que lean estas líneas apelen a que el PSOE era, al menos en sus primeros tiempos de democracia, un partido de izquierdas, aunque me van a permitir que hasta eso lo dude dada la cantidad de pruebas que aparecen por doquier a diario sobre el particular.

Toda esta revolución por la aparición contra todo pronóstico de una formación joven, con ideas frescas que intenta romper el tan denostado binomio PP-PSOE al que se ha unido en el último momento un experimento político de nombre Ciudadanos, que cada día que pasa demuestra a las claras cual es el papel que le han adjudicado en esta partida entre el inmovilismo y el cambio.

De todos es conocida la actitud del Partido Popular en la política patria, siendo un partido que no acaba de arrancarse la larga sombra de la cual partieron y que, hasta donde nosotros sabemos, no tienen la intención de quitársela de encima so pena de romper algo sagrado. Por mucho que pasen los años siguen siendo la viva imagen de los males que aquejan a la derecha española de decenios atrás, donde los tejemanejes están al orden de día y donde el arrepentimiento por actos fuera de ley no se contemplan en su diccionario.

Peor lo lleva el PSOE al que últimamente se le nota una vena un tanto sospechosa e inclinada a la derecha que no hace más que confirmar la rumorología que se cierne sobre el papel que le otorgaron cuando se colocó la primera piedra de la democracia que nos ha tocado vivir. Que nadie quita los progresos sociales que se consiguieron durante sus legislaturas, pero también es evidente que algo no cuadra cuando algunos ex-presidentes se alían con el enemigo para atacar a las fuerzas emergentes del cambio más allá de las pequeñas diferencia que deberían haber entre el socialismo y esta política de nueva hornada. Algo no cuadra y comienza a ser preocupante.

De Ciudadanos poco hay que decir más allá que es un producto artificial de los poderes para evitar a toda costa una debacle de la vetusta política que languidece fruto de sus propios pecados. Una formación un tanto adulterada que ha tenido un efecto montaña rusa por la soberbia desmedida de su líder que aspiraba a más de lo que en principio se esperaba de él.

Tras los comicios del 20 de diciembre, donde contra todo pronóstico el pueblo en número considerable ha solicitado cambio, queda claro que el panorama político de la España actual está pendiente de un hilo. Ni al más pesimista se le habría ocurrido tal situación, donde, se coja por donde se coja es imposible un gobierno de estabilidad más allá de experimentos que nunca llegarían a buen puerto.

Mientras el Partido Popular se mantiene callado y a la expectativa, su escudero natural, el Sr. Rivera (Ciudadanos) se esfuerza en demasía para que el PSOE coja el testigo y permita un gobierno minoritario de su amigo el Sr. Rajoy. Dice este personaje un tanto siniestro que todo ello es por el bien de España y de la necesidad de una nueva transición, cosa poco creíble se mire como se mire por ser quien la dice.

Desde el minuto uno, tras conocido el escrutinio de los pasados comicios, el Sr. Rivera más allá de reconocer su estrepitoso fracaso no ha cejado de apoyar sin vergüenza alguna al Partido Popular. Es pues evidente que toda la rumorología que se cernía sobre la formación naranja y que se empecinaron en desmentir de forma infructuosa, al final es totalmente veraz. Ciudadanos no es más que la muleta necesaria para mantener en equilibrio a un PP cada vez más expuesto a sus propios males en la figura de la corrupción endémica y el desprecio al pueblo que dice representar, le haya votado o no.

En otra órbita no menos comprometida está el líder del PSOE con esa pírrica cifra de diputados por debajo de la centena, que aún tiene la desfachatez de sentirse líder de la izquierda española. Un Pedro Sánchez con un papel que a buen seguro le quema en las manos por las presiones recibidas por un ala un tanto particular de su partido, más proclive a seguir los postulados del Sr. Rivera que podría llevar a un pacto contra natura y que podría ser la tumba definitiva para un socialismo en declive que parece estar en el mismo camino que el PASOK griego.

Cierto es que la situación de inestabilidad está ahí y que no es del todo beneficiosa para un país con muchos conflictos por resolver y con una economía un tanto tambaleante fruto de políticas austericidas llevadas a cabo por un gobierno marioneta de la Sr. Merkel. Aún así, no creemos de recibo que la solución pase irremediablemente por un pacto tan sumamente frágil entre los dos partidos de siempre y el del Sr. Rivera porque a buen seguro no sería más que un legislativo de transición que no duraría más allá del año y medio a lo sumo.

Por mucho que nos intenten convencer de que lo mejor para España es un acuerdo tripartito, la realidad esconde algo mucho más oscuro que se viene llevando a cabo desde hace aproximadamente año y medio camino de los dos. Está totalmente contrastado que Podemos es una bomba de relojería para el sistema actualmente establecido y no porque vaya a acabar con la democracia, cosa totalmente falsa, si no porque puede levantar más basura de la que se conoce hasta la actualidad y cambiar de paso el modo en que se haga política.

En realidad lo que se persigue por parte de los medios y poderes interesados, con el Sr. Rivera como cabeza visible, es que nada cambie y por ende evitar a toda costa que las fuerzas del cambio tomen el poder de este país. De ahí el empecinamiento de PP, Ciudadanos y un sector significativo del PSOE de llevar a cabo un arreglo “entre amigos” para evitar a toda costa lo que más temen.

Es por lo tanto evidente que no se busca estabilidad política en España si no más bien mantenerse en el poder sea como sea con la ayuda inestimable de un apoyo de tonos anaranjados, que hasta podría obtener algún “presente” por los servicios prestados, y un socialismo de salón necesitado de mantener su cada vez más en entredicho el liderazgo de la izquierda.

Pase lo que pase de aquí a dos meses vista queda claro que en un espacio breve de tiempo tendremos que acudir de nuevo a las urnas para elegir nuevo gobierno, que visto el protagonismo para bien que están adquiriendo Podemos y todos sus aliados es muy probable que los resultados del pasado 20 de diciembre se multipliquen en su contra más de lo esperado para las fuerzas del no cambio y acabe por producirse lo que ellos están intentando evitar a toda costa.






El beso pa'la yaya.




Un remuaaaaa

Copia pega.
Sin criterio propio.