Valverde de Leganés - Badajoz

Se acabo el tiempo de las encuestas electorales, solo se pueden publicar hasta cinco días antes del de la votación, según dice la LOREG (Ley Orgánica del Régimen Electoral General). Se incumplirá, aunque esto es lo más nimio, se incumple todos los días, son muy escasas las encuestas que vienen acompañadas de la información que exige la ley; por ejemplo, en la mayoría de ellas falta algo de esto: a) denominación y domicilio del organismo o entidad, pública o privada o de la persona física que haya realizado el sondeo, así como de la que haya encargado su realización, b) características técnicas del sondeo, que incluyan necesariamente los siguiente extremos: sistema de muestreo, tamaño de la muestra, margen de error de la misma, nivel de representatividad, procedimiento de selección de los encuestados y fecha de realización del trabajo de campo y, c) texto íntegro de las cuestiones planteadas y número de personas que no han contestado a cada una de ellas.

Es evidente que nada de esto sabemos casi en la generalidad de los casos; luego se dirá, las encuestas no aciertan, y es verdad, no atinan, no lo hacen porqué la inmensa mayoría de ellas no están hechas para predecir nada, están para expresar los deseos y preferencias de quien las publicita y como forma de incidir lo que puedan en los votantes, tratando de que se sumen a los supuestos ganadores, “efecto de arrastre o subirse al carro del ganador”, bien conocido por las empresas y gentes del mundo de la demoscopia. Tratando de agarrarse a los beneficios que puede proporcionar este efecto se publican no encuestas sino otra cosa, que bajo este nombre, en la mayoría de los casos lo se divulga es, perdón por la expresión, basura y propaganda electoral encubierta.

En relación a esto en una democracia digna de tal nombre es bueno que todos/as nos pudiéramos aprovechar de una técnica que, con sus limitaciones, nos aproxima al conocimiento de la realidad social. Sería necesario que quien tiene que velar por la veracidad de la información lo hiciera, pero la experiencia dice que no se hace a pesar de ser un derecho (como tantos otros que no se cumplen) que tenemos recogido en nuestra Constitución (art. 20). Son muchas las personas, la inmensa mayoría, que no tienen forma de discriminar entre una técnica que intenta conocer el estado de opinión y el engaño manifiesto del que están siendo objeto.


R. B. J

Sociologo.





El beso pa'la yaya.



Un remuaaaaa