Valverde de Leganés - Badajoz

Obras son amores…: La Martirio.

En el año 1978 la izquierda comenzó a soñar en la vuelta de la democracia tras decenios de un régimen autoritario que dejó por el camino a muchos de lo suyos cuando no en el exilio o en la clandestinidad. La muerte del dictador abría la puerta para el regreso del socialismo y del resto de la izquierda a España. Muy pocos años más tarde alcanzaba el poder tras la caída de la UCD del ya fallecido Adolfo Suárez.

Por primera vez en más de cuarenta años por fin la izquierda tenía un referente en la figura de un casi desconocido Felipe González como primer presidente socialista de la recién estrenada democracia.

Tras dos legislaturas seguidas en las que, a fuerza de ser sincero, algunas cosas se hicieron bien, pronto se comenzó a ver a un partido socialista en el que se albergaban personajes de poca o escasa moral. De la esperanza de aquellos primeros años se pasó a una gran desilusión a la vista que se descubría como el partido se había llenado de elementos más propios de la derecha rancia y corrupta ya acostumbrada desde hacía muchos años a moverse en el fango político.

No tardaron en aparecer los primeros casos de corrupción dentro del partido y del propio gobierno que acabaron por demostrar la avaricia con la que algunos de lucraron a cuenta de las arcas del estado que procedía en su totalidad del dinero que los ciudadanos aportaban con sus impuestos. Otros se vieron tentados por los “regalos” de quienes se interesaban con tener contratos suculentos con las administraciones.

En poco tiempo el PSOE se convirtió en algo que nadie esperaba y entre sus miembros había ya personajes poco recomendables que seguían los pasos de la derecha más vacua en comportamientos éticos. Tal vez ahí comenzó el declive del socialismo y el resurgimiento de la derecha deseosa de volver a coger el poder tras la caída de la dictadura.
Así pues, todo apuntaba que la mal denominada transición comenzaba a dar visos de haber sido una simple farsa con la complicidad manifiesta de un socialismo que había abandonado los ideales marxistas para abrazar los de la socialdemocracia europea gracias a la “inestimable ayuda” del Partido Socialista Alemán y de algún que otro organismo del cual se sospecha que ayudó más de la cuenta para evitar en lo posible a que corrientes de izquierda menos occidentales tuvieran oportunidad alguna de gobierno en la recién estrenada democracia española.

El socialismo comenzaba a mostrar verdaderos signos de contagio de la derecha. Ahí aparecieron los casos Filesa, Roldan además de otros como ejemplos del mayor pecado de la política como es la corrupción.

Tras dejar el gobierno en manos del Partido Popular del Sr. Aznar y del Sr. Fraga pronto encontraron acomodo en empresas que les abrieron las puertas para ejercer la oscura profesión de “asesores” y dando pie a las famosas puertas giratorias que ha permitió a grupos empresariales a verse beneficiadas por los gobiernos de la democracia, aunque se sabe que esto ya venía de lejos.

Es cierto que el tiempo ha ido demostrando que la alternativa política en este país sólo era cosa de dos. Dos que han hecho a la perfección su papel de neoliberalismo tatcheriano con tintes “made in Spain”, como es el caso del PP, y otro con una política socialdemócrata con algunas pinceladas de liberalismo de baja intensidad, evidentemente el PSOE.

Las bravuconadas, excentricidades y egolatrías del Sr. Aznar hizo caer a la derecha de nuevo del poder en España en detrimento de lo que parecía una vuelta a los orígenes de un PSOE más social de la mano del Sr. Zapatero. Con una primera legislatura aceptable, pero no para echar cohetes, llegó la segunda en plena crisis económica ya en el horizonte que acabó por sacar la verdadera cara del socialismo que habíamos visto en años anteriores. El Sr. Zapatero no quiso tener la valentía de enfrentarse a la ola germánica procedente de Bruselas y sucumbió a las peticiones de recortes que luego continuaría para nuestra desgracia el PP del Sr. Rajoy.

El descontento de las gentes de izquierda era manifiesto tras casi treinta años de democracia y se habían caído todos sus mitos en un abrir y cerrar de ojos. Ni la propia Izquierda Unida acertaba a ser una alternativa seria al ya depauperado PSOE. Desde aquella las guerras internas, eso si encubiertas, se han ido dando en el seno del socialismo que parece no levantar cabeza más allá de su feudo político como es Andalucía y del que vive de rentas amén de alguna alcaldía de cierta importancia. Aún así en su señorío no ha estado exento de casos de una magnitud supina en cuanto a corrupción como los famosos ERE o los Cursos de Formación.

Y lo que ha acabado por rematar al PSOE es la aparición por sorpresa de la formación Podemos que ha puesto a más de uno nervioso y que ha permitido ver la verdadera cara de algunos personajes que se autodenominan socialistas, pero que en el fondo son tal cual como sus homónimos de la derecha. Nos referimos evidentemente al Sr. Felipe González que siempre que tiene ocasión se mete donde nadie le llama haciendo el más absoluto de los ridículos tanto a nivel nacional como internacional.

Es evidente que Podemos como fuerza política le ha arrebatado votos y muchos afiliados descontentos con el circo mediático e interno del partido además de algún que otro que se ha ido por su propio pie en busca de crear una nueva fuerza política, como es el caso de Beatriz Talegón.

Por si le faltara poco al nuevo líder del socialismo, Pedro Sánchez, ahora los poderes fácticos le han metido en la cama a un nuevo posible compañero de correrías por eso de si el PP acaba sucumbiendo por sus propios pecados. Lo que pretenden es seguir la saga del bipartidismo o, si se tercia, un tripartito con la clara intención de frenar la posible llegada al poder del partido liderado por Pablo Iglesias. Ahora no se fían del sistema y arremeten cuanto pueden no sólo contra Podemos sino contra Ciudadanos a pesar de haberse aprovechado de su apoyo para seguir gobernando su propio reino de taifas en Andalucía.

Ahora se apuntan tantos y propuestas ya expuestas en su momento por Podemos, cuando antes las consideraban como populistas. Por algo estamos en año electoral y hay que decir lo que antes se negaba. Pero no todo son cosas buenas y el otro día se le podía oír decir al Sr. Sánchez que llegado al gobierno, habrá que ver si lo consigue, privatizará las empresas públicas cosa que habrá sorprendido a más de uno de los trabajadores de dichas entidades. Toda una medida de corte neoliberal más propia del Partido Popular que de un partido que aún tiene la desfachatez de decir que es de izquierdas.

Si se le cuenta todo esto al fundador del partido, Don Pablo Iglesias Posse, vuelve a morir del disgusto. De igual manera le pasarían a tantas y tantas víctimas de la represión franquista tanto en la contienda nacional como en la dictadura.



El beso pa'la yaya.



Un remuaaaaa