Valverde de Leganés - Badajoz

CON LA IGLESIA HEMOS TOPADO

En el Capítulo II: Derechos y Libertades, Sección 1ª, Artículo 16, está escrito lo siguiente:

1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley.

2. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias.

3. Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.

En la Comisión Constitucional del Congreso los grupos parlamentarios aprobaron sin debate el Art. 16 de la Constitución, que llegaba pactado desde la ponencia por los siete padres de la Constitución, que eran de distintas ideologías.

Antes del siglo XX, muchos países eran un estado confesional, y reflejaban en sus respectivas constituciones, o por decreto del monarca, que el estado reconocía una religión oficial, con mayor o menor tolerancia hacia la práctica de otras religiones distintas de la oficial. No era raro que el clero interfiriera en asuntos de estado (ni que el estado interfiriera en los asuntos eclesiales, por ejemplo en la elección de obispos, o vetar al Papa elegido por el Cónclave).

Hoy en día, la mayor parte de los estados occidentales se declaran aconfesionales o laicos, sobre todo tras la revolución francesa. El estado aconfesional se distingue del confesional en que no se reconoce una religión oficial. El estado laico es aquel que es independiente de cualquier organización o confesión religiosa y en el cual las autoridades políticas no se adhieren públicamente a ninguna religión determinada ni las creencias religiosas influyen sobre la política nacional. En un sentido estricto la condición de Estado laico supone la nula injerencia de cualquier organización o confesión religiosa en el gobierno del mismo, ya sea, en el poder legislativo, el ejecutivo o el judicial.

La religión, como doctrina, da lo mismo la que sea, es una creencia. En pleno siglo XXI no se puede admitir que una creencia religiosa o exotérica forme parte de un plan de estudios en un Estado laico. La religión debe volver a sus orígenes cristianos, en los que era una creencia de ámbito privado o íntimo. Jesucristo nunca pretendió convertir sus enseñanzas –es decir, el cristianismo- en una estructura de poder de carácter universal y, encima, por decreto, como a lo largo de la historia se ha estado haciendo. Además, conviene fijarse en el siguiente contrasentido. ¿Se imaginan que a los niños se les dijese en clase de ciencias que el mundo se creó a lo largo de millones de años y que el hombre actual es producto de la evolución, mientras que en la de religión se les asegurase que el mundo fue creado por dios en siete días, y que la mujer fue creada a partir de una costilla de Adán? ¡Pobres chavales!, ¿no?

En fin, si los que abogan por imponer la asignatura de religión en la educación, o por imponer sus creencias a los valores éticos de la sociedad civil, tratando además de conservar contra viento y marea los privilegios históricos de todo tipo de los que ha gozado la iglesia, da la impresión de no entender -o no querer entender- el Artículo 16 de nuestra Constitución.

Quienes critican a toda la izquierda, o a las fuerzas progresistas y/o científicas, por querer eliminar el catolicismo en España, se equivocan -o no quieren escuchar a quienes no piensan como ellos-. Ningún demócrata convencido desea eliminar el catolicismo en España. En nuestro país existe libertad de culto. Pero son cosas muy distintas pretender que la religión católica esté presente en el Estado y en los servicios e instituciones públicas, como algunos defienden, a que quede en el ámbito privado de las personas. España es un Estado laico («NINGUNA CONFESIÓN TENDRÁ CARÁCTER ESTATAL», dice nuestra Constitución). Además, "nada es inmutable, nada es para siempre".

Que se quejen los católicos por el trato recibido en casi 40 años de democracia es un sinsentido. Deberían consultar, por ejemplo, lo que dice el informe anual de EEUU sobre el estado de la libertad religiosa en el mundo, donde denuncia que las minorías en España no tienen igualdad de oportunidades frente a los católicos: como ejemplo la casilla de la renta.

Entonces, ¿de qué estamos hablando? ¿Quiénes son los intolerantes?


Hasta el martes, mal tiempo pa' viajar.

P/D- A cotifle los boyangas.


El beso pa'la yaya.


Un remuaaaaa