La ilusión de la Roja No lo hagas por mí, hazlo por la Roja por Javier Gallego "Crudo" Si algo hay que agradecerle a la selección es lo que nos acaba de ahorrar en terapeutas. Y eso es sólo el principio. Gracias a la victoria de la selección, también le vamos a ganar a la crisis. Lo dijo el pulpo Migue. El pulpo Miguel Sebastián, ministro de industria y comercio que hace predicciones de futuro como el pulpo Paul, vaticinó que la victoria va a provocar un cambio en la imagen que tienen de nosotros en el exterior y eso va a animar las inversiones y propiciar la mejora de nuestra economía. Traduciendo al pulpo Migue, ahora las potencias extranjeras no se referirán a España como “ese país con casi 4 millones de parados” sino como “ese país con 22 ciudadanos que tocan el balón de fútbol como los ángeles”. Y Angela Merkel no dirá que no confía en nuestra economía, sino que somos “esa economía que tiene una selección de fútbol en la que se puede confiar”. Ya no somos el país de los recortes sociales. Ahora somos el país de los recortes de Iniesta. Y ya no seremos el último país en salir de la crisis. Qué va. Ahora somos el primer país en sacar el balón de su campo. Porque ahora somos el país del tiquitaca económico, el país de la triangulación de capitales, el país que mejor le regatea a la crisis, el país que despeja la recesión, el país que ataja los problemas con más brazos que el pulpo Paul. El pulpo Migue dijo también que la buena actuación de España en el Mundial aumentaría el PIB. Y no es el único, hay muchos analistas políticos que lo dicen. Habrá que hacerles caso: seguro que saben lo mismo de economía que el Pulpo Paul sabe de fútbol. Y algo es cierto: estos días hemos podido ver mucho más “producto interior bruto”, pero que muy bruto, berreando por las calles. Según estos visionarios, estamos tan contentos que vamos a guardar la tarjeta roja y a sacar la tarjeta de crédito. Lo único malo es que nuestras tarjetas de crédito están en números rojos. Pero no importa. Porque tenemos confianza en nosotros. Y con la confianza se puede comprar igual que con el euro. Ya me lo estoy imaginando. La gente entrará en los centros comerciales, llenará sus carritos y sus bolsas hasta los topes, se acercará hasta la caja y mirando fijamente al dependiente, le dirán: “No tengo un duro para pagar todo esto pero yo soy español, español, español y tú también y como hemos podido ganar el mundial, también podemos los españoles llevarnos las cosas sin pagar”. Y el cajero dirá con una sonrisa: “podemos”. Y miles de españoles irán al banco a liquidar su hipoteca. No con dinero, sino con confianza. Se acercarán al director de su oficina de banco de confianza y con total confianza le mirarán a los ojos y confiados le dirán: “yo soy español, español, español y vengo a liquidar mi hipoteca”. “Pero si no tienes fondos en tu cuenta, Pepe, estás sin trabajo y llevas 8 meses sin cobrar el paro”, les dirá su gestor en un inesperado e injustificado ramalazo de desconfianza. Vamos a ver, es un banquero, un individuo que sólo se emociona con la palabra Euríbor: no podéis pedirle que se humanice de la noche a la mañana. Pero entonces Pepe, para despejar sus dudas, le dirá: “No lo hagas por mí, hazlo por la Roja”… Y para reafirmar sus palabras, añadirá: “Podemos”. Y esa palabra mágica romperá todas las barreras que habían bloqueado las emociones de ese banquero durante años y ya no podrá reprimir por más tiempo su euforia y se abalanzará sobre Pepe y llorando le dirá: “Podemos, Pepe, por la Roja, podemos liquidar tu hipoteca”. Y comeremos perdices y no tendremos que pagarlas. Porque cuando venga el camarero a traernos la cuenta, le miraremos con arrobo y con una sonrisa que no nos cabe en la cara, le diremos: “pero hombre, que hemos ganado el mundial. ¿Y tú me vienes con menudencias?”. Y el camarero, avergonzado por su gesto de ruindad, nos pedirá perdón y nos invitará a otra ración de perdices. Y seremos el doble de felices. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Por "Crudo" |