Torremayor - Badajoz

En estas fechas en las que se está procediendo a la vendimia, me viene a la mente un producto vivo, porque siempre está en constante transformación, que es el vino.
El vino siempre ha estado unido a la historia del hombre desde tiempos inmemorables.
Su descubrimiento posiblemente, como tantas otras cosas, fuese casual; unas uvas cogidas y almacenadas en la oscuridad de la cueva por aquellos hombres primitivos y fermentadas por el olvido del dueño.
A lo largo del tiempo entre los Egipcios, Israelitas, Griegos, Fenicios Romanos, etc.
fue cogiendo popularidad, teniendo un lugar importante en todas las fiestas y en determinados casos se le añadía especias y frutos para aromatizarlo.
El hombre fue incorporándolo no solo sus necesidades alimenticias sino también a sus prácticas curativas, a su vida espiritual y fundamentalmente a su vida social.
La vinculación del hombre con el vino y no digamos con el pan y el aceite, lo llevan a ser considerado, junto a los otros dos productos, base de la dieta mediterránea.
Son, posiblemente, los fenicios y los griegos quienes introducen el vino en España.
Como todos sabemos la elaboración del vino ha sufrido una transformación pasando de la forma llamemos tradicional, al mecánico o industrial.
Yo quiero referirme al tradicional. Aquel que se procedía a la vendimia de forma manual y después trasladada la uva a la bodega o a casa para ser pisada en EL LAGAR, que como sabemos era una pila de piedra.
En el LAGAR, se pisaba la uva produciendo el mosto que por un canalillo caía en una pozeta. En ese proceso de pisada de la uva, hay o había una comunicación entre NATURALEZA y HOMBRE que forma parte de la cultura del VINO.
En ciertos lugares, el lagar y su entorno se fue convirtiendo en un lugar de fiesta y alegría.
La Pisada de la uva lleva consigo unas sensaciones para quienes lo hacen, estas sensaciones pueden ser: sentir la resistencia de la uva, sentir el líquido correr entre los dedos y oler ese perfume que se libera y se escapa de su “cuerpo”, por lo que el tacto, el gusto y el olfato nos fascinan en este proceso.
El mosto finalmente es trasegado a los toneles y después de un período de fermentación nos deleitamos con ese olor y ese sabor que tanto nos atrae a los amantes de este caldo.

Un saludo a todos.

Amigo Ángulo. Con tu comentario del vino me has echo retroceder 60 años en mi vida. Yo nací en una casa de vecinos, tres en concreto, y uno de ellos pequeño agricultor tenia una viña. La casa estaba provista de todo lo necesario para hacer vino, contaba con unas cantinas donde había unas tinajas enormes que son las que recibían el mosto que se pisaba en el lagar.
En mi pueblo Ubeda había bastantes agricultores que en sus casa hacían vino. Cuando el vino estaba listo para ser bebido colgaban en la puerta de su casa un ramo de olivo y esa era la señal que veían los hombres que les gustaba esa clase de vino. Se conocía como "vino del país" estos agricultores tenían motes muy llamativos. El treinta,el nevado, el Meón Estas casas se convertían en improvisadas tabernas los efectos que producían estos vinos unido a la mala alimentacion te lo puedes imajinar. Con tu comentario me has echo sentir esas sensaciones olvidadas. Un saludo

Amigo Perelo.. Me alegra que mi comentario te lllene de gratos recuerdos. A los que ya vamos teniendo una cierta edad, nos gusta recordar cosas de nuestra infancia. A mi al menos me reconforta.

Un saludo