Foro- Ciudad.com

Santa Marta - Badajoz

Poblacion:
España > Badajoz > Santa Marta
04-11-09 14:58 #3737487
Por:antonio fb

EL CHINCHE Y EL LELA
Pasé los primeros años de infancia en Santa Marta y los recuerdos fluyen en mi mente como una catarata desbordada.
Mi padre estuvo de Maestro ahí hasta que permutó con don Fernando Marqués hace ya casi sesenta años.La permuta con mi padre supuso que mi padre,Juan Fdez. Fito,se trasladase a Granja de Torrehermosa.
Mi pregunta está relacionada con el título.
¿Que fue del Chinche y el Lela?
¿Hay aguien que me pueda dar alguna referencia?
Es simple curiosidad.
De ahí de Santa Marta yo tenía amistad de niño con Pepe Corcovado y con Tony Baños. Sebastián Físico Portillo,sacerdote tabien era amigo de la familia así como con José Lozano,misionero según tengo entendido,en Hispanoamérica.
Bueno, así a vuelapluma ya está bien por hoy.
Yo soy Maestro jubilado ya.Sesenta y cinco tacos de nada.
Si alguien ne da información,GRACIAS anticipadas.
Un abrazo pa toh loh barreñoh/ah.
Puntos:
08-11-09 13:31 #3781871 -> 3737487
Por:antonio fb

RE: EL CHINCHE Y EL LELA
Me da la impresión de que este foro está bastate apagado.
El único que entra,por lo que veo,es ADMIN.
Anímense,que el foro es un elemento de comunicación rápido y eficaz.
Yo entro en varios Foros y como el de Santa Marta de apático he visto pocos.
Venga,paisanos,un pequeño esfuerzo y participad en ello.
Sia alguno conoce a Manuel Pintor,Manolo Pinto,denle recuerdos de un amigo de infancia.
Puntos:
12-11-09 15:28 #3821191 -> 3737487
Por:No Registrado
RE: EL CHINCHE Y EL LELA
hola qe tal,pues mire del CHINCHE Y EL LELA no le puedo decir nada pues no se quienes son.pero PEPE CORCOBADO TRABAJABA EN EL AYUNTAMIENTO Y SE CASO CON MERCEDES CASTILLO MAESTRA Y PAISANA DEL PUEBLO TAMBIEN Y TIENE DOS HIJOS Y YA ESTA JUBILADO .TONY BAÑOS ES MAESTRO SE CASo Y CON DOS HIJOS CREO ,POR QE YA HACE MUCHOS AÑOS QE NO VIVE EL PUEBLO.SEBASTIAN DEJO LOS HABITOS YA HACE MUCHO TIEMPO SE CASO CON MARI MUÑOZ TAMBIEN DEL PUEBLO Y TIENE DOS HIJAS Y POR LO QE SE TODOS SUS AMIGOS DE LA INFANCIA ESTAN BIEN. Y RESPECTO A JOSE LOZANO CREO QE SIGUE DE MISIONERO Y A VECES VIENE POR LA VIRGEN DE GRACIA A OFICIAR ALGUNA QE OTRA MISA,.ESPERO HABERLE AYUDADO.UN SALUDO
Puntos:
12-11-09 21:59 #3834421 -> 3821191
Por:antonio fb

RE: EL CHINCHE Y EL LELA
A 3821191:
Gracias por la información,amigo Santamarteño.
No sabes la alegría que me he llevado al referirme a casi toda la gente que previmente yo nombré. Ha sido una gratísima soprpresa toda tu información.
Un día colgaré aquí en el foro un relato mío a cerca del Lela Y el Chinche contado bajo el prisma lejano de mi infancia,yo salí d Santa Marta a los siete años y ahora tengo 66,pues no te digo nada.
Pero te escribiré el relato para que tú,perdona que te tutee,sepas un poquito quiñenes eran estas dos personas,
Un montón de gracias y un abrazo de
Antonio Fdez. Bozano
Puntos:
13-11-09 11:59 #3838432 -> 3821191
Por:antonio fb

RE: EL CHINCHE Y EL LELA
EL CHINCHE. EL LELA.

No tendría yo más de cuatro o cinco años, vivían por entonces en Santa Marta dos personajes a los que temía como a una vara verde: El Chinche y El Lela
El Chinche era un elementillo de armas tomar. Fue lo que hoy llamaríamos un marginado social y en aquella época se denominaba, sin ningún eufemismo, un pobre.
Yo lo veía como un chavalote de doce o trece años. Tenía el cabello rojo y estropajoso de puro sucio, la cara arreviejada y llena de pecas coloradas, sucia y tiznada como si hubiera estado revolcándose en una piconera. Le faltaba no sé cuántos dientes y rotos algunos más de puro demonio y travieso que era.
Vestía ropas andrajosas y sucias, todo en su aspecto aparecía con el desencanto de un pordiosero zarapastroso. Una camisa verdosa con más lámparas que una procesión de Semana Santa en Sevilla. Los pantalones, cortos hasta media rodilla, se los sujetaba con una guita anudada a la cintura en lazo a modo de cinturón. Las piernas, plagadas de pecas rojas, las tenía cubiertas, además, de moratones, arañazos, postillas resecas...El prototipo de niño malo y travieso. Había que temer cruzarse con él en el camino, porque sin ton ni son, simplemente porque sí, te zurraba de lo lindo.
Era bajito para su edad, pero con una rebeldía, una agresividad tal, que superaba en mucho, en su paroxismo, la propia talla. No tenía padre conocido, pero aunque lo hubiera tenido, no habría dejado de ser un paranoico desalmado. Su madre, la pobre, no podía con él. Si no había por los alrededores a quien zurrarle, se ensañaba con ella a patadas y puñetazos, a la vez que la vejaba con las palabras más soeces y brutales que puedan dirigirse a una madre. Su vestimenta también era de pobre. Una casaca raída de puro vieja, una saya negra hasta los tobillos, descalza, con los pies negros de pura roña. No se peinaría, según llevaba el pelo de greñoso, desde su más tierna infancia por lo menos, y de sucio, no le andaba a la zaga. Un cesto, de cañizo, le colgaba del brazo y dentro unos mendrugos de pan y trozos de mugriento tocino que algún alma caritativa le había dado pidiendo de puerta en puerta “una limosnita, por amor de Dios”.
El Chinche, sólo me asustó una vez, pero se me pusieron los pelos de punta. Yo estaba de pie en el umbral de mi puerta, recostado en una de las paredes. Pasó por allí, me miró, se paró en mitad de la calle, pensó, y cogiendo unas piedras más grandes que su mano, comenzó a apedrear la puerta con tal ímpetu, con tanta saña, con tanta fuerza, cada movimiento de mano de atrás hacia adelante acompañado de todo un gesto corporal que denotaba suma fiereza al impulsar los pedruscos, que parecía que el mundo se hundía a mis pies. Yo, ni me movía, ni respiraba, no pestañeaba siquiera, observando cómo aquellos obuses incidían estruendosamente una y otra vez sobre la puerta. Yo permanecía atónito y acongojado ante aquella salva de cantos, temiendo que al menor movimiento, uno de aquellos me impactara de lleno.
Ante llamada y aporreo tan insistentes a la puerta de mi casa, mi padre salió a ver quién era el que llamaba con tanta impaciencia y tan desaforadamente. El Chinche, viendo a mi padre en el quicio de la puerta, paró en su personal guerra, y se quedó quieto con un par de piedras en las manos. Mi padre era su maestro cuando iba a la escuela, que era nunca. Quiero pensar que el Chinche no tenía nada contra mí y que el apedreamiento vendría motivado por asuntos escolares. Mi padre se fue hacia él, lo cogió por detrás poniéndole una mano en cada hombro y así lo llevó por la calleja, asestándole puntapiés en el culo, hasta que lo entró en su casa rascándoselo.
El Lela, era otra cosa. Un pobre hombre de unos veintipico años, que además de pobre, tenía pocas luces, o sea, lo que impúdicamente se decía, el “tonto” del pueblo(esto lo digo sin ningún animo peyorativo),según oía yo.
De mediana estatura, de tez morena, ojos oscuros, profundamente negros, de intenso azabache, de una profundidad inmensa, enmarcadas por unas arqueadas cejas excesivamente pobladas, sin interciso entre una y otra. El pelo sumamente corto y lleno de trasquilones por toda la cabeza, como hachazos ya suturados. Las uñas largas y enlutadas, como medias lunas de rebordes negros. Los pies descalzos, llenos de mugre. Aveces lleva unas alpargatas enchancletadas que arrastra parsimoniosamente.
Dormía más en el calabozo –decíamos cárcel- que en su casa. Yo imagino que no hacía cosa grave como para que lo encerraran, pero ya sabemos que el período de postguerra fue abusivo en el sentido de orden y que por una simpleza, cualquiera podía ir a la cárcel sin más.
Yo pasaba por la cárcel, una habitación que daba a la calle, con una ventana cerrada por una reja de gruesos barrotes, y para ver al Lela, me agarraba a los barrotes apoyando los pies en la pared, sorteando la pequeña altura que me separaba del suelo.
Allí estaba el Lela, sentado en el suelo con una lata con asas en la mano. La lata era el recipiente en el que bebía. Una lata de conserva de tomate con los bordes remachados a golpe de martillo. El Lela, cuando me veía asomado a la ventana, se levantaba del suelo, me miraba, me preguntaba no sé qué y me relataba sus cosas.
Como yo no me las tenía todas conmigo, a pesar de que era persona pacífica, al acercarse a la ventana, siempre estaba solo, y ver a alguien, le supondría un alivio, yo, muy prudentemente, por lo que pudiera pasar, a mí nunca me había sucedido ningún percance con él, me bajaba de la ventana y me retiraba unos pasos. Desde esa posición, manteníamos infantil dialéctica.
El Lela era una especie de coco para los niños. ¡Que llamo al Lela, como no te portes bien!, decían algunas mamás, hartas de niños. Lo que no recuerdo es haber oído decir a ninguna ¡que llamo al Lela, como no comas! Dadas las dificultades, la cartilla de racionamiento no daba para mucho con aquellos cupones que parecían sellos, no había niño que hiciera carantoñas y remilgos con las cosas de comer. Oh, tempora.
No recuerdo la razones que esgrimirían las autoridades para encarcelar al Lela. Al fin y al cabo era un pobre hombre, pacífico y de no muchas luces, que no se metía con nadie. Oh, mores. Orden y respeto, manu militari.
Antonio Fdez. Bozano
P.D.: Queridos paisanos: pensad que estos recuerdos fluyen en mi memoria al cabo de sesenta años más o menos. Es por ello que pido disculpas si hay algún pariente más o menos próximos a estas personas y se sientan vilipendiados de alguna manera. No está en mi ánimo, es simplemente plasmar en una página aquellas vivencias de infancia.

Puntos:

Tema (Autor) Ultimo Mensaje Resp
gracias de corazón, pero te estoy esperando Por: milano real 13-12-14 08:50
milano real
0
oracion a santa marta Por: No Registrado 04-11-11 14:08
No Registrado
0
incrible Por: No Registrado 07-09-10 21:27
No Registrado
0
Ayuntamiento de Santa Marta - Aprobados 463.456 € - Fondo Estatal para el Empleo y la Sostenibilidad Local Por: Foro-ciudad.com 12-11-09 21:17
Foro-ciudad.com
0
Simulador Plusvalia Municipal - Impuesto de Circulacion (IVTM) - Calculo Valor Venal
Foro-Ciudad.com - Ultima actualizacion:07/08/2020
Clausulas de responsabilidad y condiciones de uso de Foro-Ciudad.com