San Vicente de Alcántara - Badajoz

¿Te acuerdas del delantal de la abuela?

La principal función del delantal era proteger el vestido que estaba
debajo.
Pero ademas, servía de agarradera para retirar la sartén mas que
caliente del fuego.
Era una maravilla secando las lágrimas de los niños y, en ciertas
ocasiones limpiando sus caritas sucias.
El delantal servía para transportar desde el gallinero los huevos,y
los pollitos que necesitaban terapia intensiva.
Con él se recogían los frutos que caían de los árboles.
Cuando llegaban visitas, el delantal de la abuela servía de refugio
a los niños tímidos, y cuando hacía frío la abuela se envolvía los
brazos en él.
Aquel viejo delantal, agitado sobre el fuego, oficiaba de fuelle.Y
él era el que cargaba con las patatas y la leña hasta la cocina.
Servía también de canasto para llevar las verduras desde la huerta.
Cuando alguien llegada inesperadamente era sorprendente la rapidez
conque el viejo delantal podía sacar el polvos de los muebles.
Pasaran largos años antes de que alguien invente un objeto que
pueda reemplazar, aquel viejo delantal que tantas funciones cumplía.
Una abuela es una maravillosa madre,con un montón de prácticas
Nadie puede hacer por los niños lo que hacen los abuelos; pero es
la abuela la que salpica una especie de polvo de estrellas sobre
sus vidas.
Las abuelas son madres con un montón de cobertura dulce.
Las abuelas sostienen nuestras manecítas por un rato,pero nuestro
corazones para siempre.
No entiendes realmente algo, hasta que se lo puedes explicar a tu
abuela.
Las abuelas siempre te hacen sentir que te estuvo esperando todo el
día, y ahora,el día está completo.
Y qué podemos decir de sus comidas, son buenas, sabrosas y abun-
dantes.
SIRVAN ESTE LETRILLAS COMO HOMENAJE A NUESTRAS ABUELAS.

Que razon tienes Zoilo72.tf, para las abuelas todo es poco. Yo recuerdo que mi abuela rebosaba ternura con todos sus nietos,siempre nos protegía nos enseñaba lo bueno y lo malo de la vida y como me llegaban al corazón todas sus palabras.

No recuerdo de ella un mal gesto,si hacíamos alguna travesura ella siempre con su paciencia y sus argumentos nos intentaba llevar por el buen camino, éra genial.

YO ME SUMO A TU HOMENAJE PARA TODAS LAS ABUELAS.

Tienes razón en lo del delantal y lo de las abuelas.
Yo me uno al homenaje también, pero no de mis abuelas en concreto, sobre todo, porque a una no la conocí y con la otra tampoco es que tuviese mucha relación. Mi homenaje es para mi MADRE y mi SUEGRA, por la relación que tienen con mi hijo, porque como decís lo tratan con esa dulzura y paciencia que no han tenido con nosotros, le consienten más que nos han consentido a nosotros,, le dan más caprichos que nos han dado a nosotros; mi madre en concreto le cuenta a mi hijo cada historias de cuando ella era pequeña y todas sus vivencias y a mi hijo le encantan. Cuando va a comer le hacen la comida que quiere y luego nosotros teníamos que comer lo que nos ponían en la mesa, si queríamos, si no, más hambre tenías para la comida siguiente.
¡Viva la madre que nos parió! O sea,las abuelas.

Hay un hilo muy bonito en el FORO DE SANVI QUE HABLAMOS DE ESTAS COSAS, es muy bonito, cada uno expuso lo que se salía del alma recordando los pequeños recuerdos, todos tiernos de las abuelas. Voy a ver si lo encuentro. Ninguno está sacado de internet como éste, pero nos fué aflorando a todos "ese trocito de capricchos que sabian a gloria". Muchos terminamos llorando acordandonos de ellas.
Yo escribi ahi a "Mi abuela Tomasa, que nunca sonreía". A ver si lo encuentro y lo saco de nuevo que son cosas buenas. Así, con estos recuerdoa, seremos mas buenos unos con otros. En cuanto a las abuelas... todos nos volvemos chiquillos mimosos.

Mi abuela, tenía tambien delantal, delantal negro, es la imagen que tengo de ella, nunca la vi de colores...
...........

A la abuela Tomasa, una abuela sin sonrisas.

Después de leer la ternura de las distintas abuelas, yo ¡mira que le he dado vueltas a ver si me venia a la cabeza la ternura de la mía!...

Mi abuela Tomasa, en la distancia de tantos años, la recuerdo siempre muy seria, muy firme. Para mi era como una educadora, siempre vestida de negro, trabajando, siempre trabajando. La pobre, estaba sirviendo en Madrid, y de vez en cuando, venia a casa a poner un poco de orden. Yo solo veía en ella, el Hada cocinaba muy bien, que batía huevos y huevos para hacer rosquillas fritas, en el fuego bajo de la chimenea de piedra. Quizá los momentos alrededor de la chimenea es el recuerdo mas caluroso que recuerdo de ella. Con ella, el orden al dia, comida caliente y dulces. Cuando no tenia las manos metidas en harina, mi abuela tenia telas. Mi madre las traía de Portugal, lienzos, franela... recuerdo que nos hizo camisones en dos colores naranjas y amarillos, con canesú. Calentitos, muy calentitos. Ahí es donde mi abuela siempre me viene al corazón, con ella, no había frío. En una casa donde los techos eran muy altos, caía agua cuando llovía, pues ella la aprovechaba para ahorrarnos viajes a la Fuente de Las Cuatro Calles.

La costura que ella dominaba, para mi, como una sabia de la aguja, fue para mi unas clases magistrales. Ella en su Singer, yo esperando que se le caigan las agujas, las alfileres, que quedaban entre los ladrillos que formaban el suelo de su salita. Mientras esperaba que algo se le cayera, miraba el baile de sus pies, la aguja de la maquina como subía y bajaba, lo derechito que cosía, el cariño que ponía cuando manejaba las prendas en su maquina de coser. Cualquier cosa en sus manos, se volvía una obra de arte.

Yo quería ser como ella, pero sobre todo, por la facilidad que tenia para llenar unos recipientes de cobre muy grande con magdalenas y frito con azúcar. Ese era el cambio. Si yo le recogía las agujas o alfileres, ella me tenia que dar primero un dulce, no habia trato de otro modo.

Hace unos meses leyendo un libro: La vida entre costuras, (Maria Dueñas), la recordé mucho. Yo aprendí a hilvanar con hilo viéndola, la técnica que usaba para hacerlo derecho, pequeños detalles que dominaba como una ingeniera, a mi me alucinaba. Cuando leía este libro, y la costurera en sus hilvanes, le enviaba a los Ingleses sus espionajes... a mi me recordaba a mi abuela Tomasa, puntada corta, puntada larga, dos cortas, una larga.... ERA MORSE... Cuando lo leia, la protagonista no era la verdadera, era Tomasa, la abuela Tomasa. Me emocione muchas veces leyendo esta libro. La señora Tomasa no sabia leer, y sin embargo su nieta, después de 50 años, la metió en una historia maravillosa, intrigante, como creo que era ella en la realidad.

No recuerdo de ella conversaciones ni caricias, sin embargo siempre la he admirado. En el calor que procuraba darnos de niños, me transmitió el cuidado que siempre he sentido por la utilización de los buenos calcetines, sequitos y blandos, sin costuras, comodidad, bien colocados en los pies de los niños. Con 14 años, aprendí a zurcir unos calcetines. Hoy aun lo hago, no por el ahorro, sino que en pequeños detalles, no dejo que las cosas me dominen, prefiero mantener un toque de nostalgia, un respeto por la pobreza de antes, un pequeño orgullo por cada una de las pequeñas luchas conseguida en aquellos tiempos de escasez.

QUE GANAS TENGO DE SER ABUELA

(para mi
hijo y mi nuera)

Chefi, es una experiencia... ¡¡maravillosa, inexplicable !!