¿Cómo nos venden la moto del PSOE? 2. Reforma electoral Cuando Rubalcaba -quiero decir, @Conrubalcaba, el candidato de izquierdas- lanzó su campaña de lavado de imagen, una de las propuestas que trataban de acercarse y manosear al 15M, fue la reivindicación más escuchada de dicho movimiento ciudadano: la reforma del sistema electoral. Uno de los mil posibles rubalcabas “escuchaba” las plegarias del pueblo y el peloteo no se hacía esperar en la prensa afín; “@Conrubalcaba es un modelo y un estilo” (El País); “Más proximidad entre electores y elegidos” (Público); “El sistema electoral alemán que propone Rubalcaba: cercanía y proporcionalidad” (El País); “Rubalcaba entierra el ‘zapaterismo’ (El Mundo); “El sistema electoral alemán que le gusta “mucho” a Rubalcaba” (TVE); etc. Desde la izquierda, Llamazares consideraba “un sarcasmo” que el PSOE apostase por una reforma en ese sentido cuando en dos años nunca se preocupó de la proporcionalidad del sistema; “Todo lo contrario, apostaron por una reforma restrictiva que dejó a los emigrantes fuera de las municipales. Y ahora pretende hacer de esta idea una propuesta de sensibilidad democrática. No han tenido ninguna sensibilidad y dudo mucho que ahora se hayan caído del caballo y se hayan convertido a la proporcionalidad”. Las críticas del diputado de IU se debían al bloqueo de la negociación de la reforma electoral por parte de los dos grandes partidos, que contaban con mayoría en la subcomisión del Congreso. La trampa de la reforma que proponía Rubalcaba también está en que para ponerla en práctica sería indispensable una reforma de la Constitución y el acuerdo obligado con el PP. Es decir, se propone a sabiendas de que se va a hundir en aguas pantanosas. “Podríamos decir que esa propuesta sólo es retórica”, decía Llamazares. IU abogaba en poner en práctica las propuestas del Consejo de Estado, ya que permitirían mayor proporcionalidad dentro de la Constitución y su aprobación sería más realista. Una vez más la propuesta de Rubalcaba es poco creíble habida cuenta de que la subcomisión del Congreso estudió durante dos años estas cuestiones y varias propuestas realistas fueron desechadas una tras otra por la oposición del bipartidismo. En Marzo de 2010 PSOE, PP y los nacionalistas (CiU, PNV y Coalición Canaria) se opusieron a corregir la desproporcionalidad del sistema, disfunción que reconoció el Consejo de Estado en el informe que ya había hecho público en 2009. Hasta tres iniciativas de UPyD al Congreso de los Diputados también fueron votadas negativamente por Rubalcaba y sus colegas de partido. IU-ICV lo ha pedido varias veces, la última en Junio de este año. Todas rechazadas por el bipartidismo y nacionalistas de derecha. La reforma de IU no necesitaría cambiar la Constitución y se basa en aumentar el número de diputados a 400, disminuir el número mínimo de escaños -que está fijado en dos- por provincia y sustituir la fórmula D´Hondt por los “criterios de representación proporcional” que dicta la Constitución en su art. 68.3. El fin de la comedia en el Congreso y en su subcomisión dio paso a la introducción de los avales, otra vez por obra de la pinza PP-PSOE, en una burla grotesca hacia los ciudadanos movilizados y los partidos minoritarios que blindaba más aún el bipartidismo. El art. 169 de la ley se modificaba para introducir la siguiente claúsula; “Para presentar candidaturas, las agrupaciones de electores necesitarán, al menos, la firma del 1 % de los inscritos en el censo electoral de la circunscripción. Los partidos, federaciones o coaliciones que no hubieran obtenido representación en ninguna de las Cámaras en la anterior convocatoria de elecciones necesitarán la firma, al menos, del 0,1 % de los electores inscritos en el censo electoral de la circunscripción por la que pretendan su elección. Ningún elector podrá prestar su firma a más de una candidatura”. La nueva barrera electoral se denunciaba desde la web Yo Avalo. La burla alcanzó su punto más lejano con el anuncio de Rubalcaba donde “prometía una reforma electoral”. Puede consultarse en el programa del PSOE. Allí se habla como mucho de “mejorar la representatividad de nuestro sistema político” (pag. 119), que es muy diferente a decir “hacer los votos proporcionales a los escaños en el sistema electoral”. En definitiva, ni credibilidad ni realismo en una propuesta tibia e inviable. Autor: César Pérez Navarro Fuente: Tercera Información |