Ribera del Fresno - Badajoz

No sé cuando ni porque fui de izquierdas.Supongo que las razones de nuestras elecciones, como cualquier otra cosa en nuestra vida, vienen dadas por múltiples razones. Se podría argumentar que si naces en una familia de izquierdas las probabilidades de que comulgues con dichas ideas son abundantes, tal vez no únicas, pero en muchos casos determinantes. Otra razón que, aunque no es argumentable de forma racional, de hecho, he escuchado en múltiples ocasiones es la pertenencia a determinadas clases sociales. ¿Quien no ha escuchado?,incluso asintiendo con la cabeza; " No hay individuo más tonto que un obrero de derechas". Pero tampoco es aplicable a mi caso. Otra vía, no menos importante, que ofrece militantes de izquierda de una excelente calidad es la vía intelectual. La lectura de determinados lideres y formadores de opinión desde los socialistas utópicos, pasando por filósofos y escritores, terminando por lideres políticos adalides del pensamiento. No negaré cierta lectura de las fuentes del pensamiento del que se nutre la izquierda pero realmente y para ser honesto dichas lecturas fueron posteriores a mi incorporación a la filas de la izquierda por lo tanto no influirán en mi toma de posición. Soló pues queda una, desde mi punto de vista; La "Razón sentimental". Pero, ¿que es "la razón sentimental?, ¿a que me refiero cuando apelo a ella para explicar mi compromiso ideológico?. A los valores que defiende la izquierda que siempre han provocado en mi una emoción,esa posibilidad de hacer de la utopía una realidad, la posibilidad de cambiar porque es una opción de nuestra voluntad.
Pero no todo es perfecto, ¿Quien podría sustraerse a la libertad como bien supremo,medio y fin para conseguir la justicia social?. Pero cuando la libertad que se defiende es mi libertad y la de aquellos que piensan como yo, negándosela a los que piensan de modo distinto ¿Como definimos a la libertad?. Afirmamos que la verdad es relativa y subjetiva, negando por tanto su existencia, pero a la vez queremos imponer esa verdad relativa a todo el mundo como la única verdad posible. O estamos equivocados al afirmar que la verdad es relativa o somos incoherentes y contradictorios entre nuestra forma de pensar y la acciones que realizamos, algo que siempre hemos calificado como de hipocresia en todos lo demás. Hablamos de libertad y justificamos o miramos para otro lado, como si nada tuviera que ver con nosotros, a todos aquellos estados que viven regímenes comunistas. Tal vez en la creencia de que para alcanzar la justicia social debe ser sacrificada la libertad,el fin justifica el medio.
Vayamos pues al fin, la justicia social. Una sociedad donde todos seamos iguales, donde no existan privilegios para nadie, donde nadie sea más que el otro. Una sociedad igualitaria acabaria con todos los males de este mundo, nadie envidiaría a nadie pues compartiría una misma realidad. Pero es una utopía.

Eso pasa hasta en las mejores familias