Ribera del Fresno - Badajoz

LOS MANDAMIENTOS DE AMOR:

En el primer mandamiento / la primer cosa es amár,
te tengo en el pensamiento / y no te puedo alvidár.
El segundo, no jurá,/ hice dos mil juramentó,
y tú me distes a mi / palabra de casamiento.
En el tercero es la misa,/ nunca estoy con devoción,
siempre estoy pensando en tí,/ prenda de mi corazón.
El cuarto, honrar padre y madre,/ el tespeto les perdi;
no me hago caso de nadie / por obedecerte a ti.
Es el quinto no matá./ a nadie he matao yo;
mocita, yo soy el muerto / y uste la que me mató.
La mocita del balcón / que sale y s'esconde dentro,
hace pecar a los hombres / hasta el sesto mandamiento.
En el séstimo no hurtá,/ no hurto ni robo a nedie;
lo que robo una niña / si no me la dan sus padrés.
Otavo, no levantá / falso testimonio a nadie;
como a mí me los levanta / una niña en esta calle.
Noveno, no deseá / ninguna mujer ajena,
como yo la he deseado / para casame con ella.
Décimo, no codiciá,/ yo no vivo codiciando;
pero lo que si codicio / es un matrimonio santo.
los dié mandamientos santos / sólo s'encierran en dós:
nos iremos a la iglesia,/ nos casaremos los dós.

EL DIBUJO (Continuación):

Es tu narí perfecta,/ que no puedo distinguí
si es de perla o náca / o de alabastro o marfil.
Son tus carrillos dos rosá,/ señora, de Alejandria,
que siempre van en porfía / con las flores más hermosas.
Son tus labios dos corales,/ tus dientes menudas perlas,
Salio el amor a cogerlas / con diferentes cristale.
Tu garganta es cristalina,/ de todo tan abraviada,
que cuando vas a bebe / se va trasminando el agua.
En tu pecho un bello cofre / con una toca cubierto;
señora, con el pañuelo / tapáis la nieve en el cuerpo.
Es tu cintura delgada / que ni junco de ribera,
qu'entre todas las mujeres / tú sola pones bandera.
Tus muslos son dos colunas / qu'están manteniendo perlas,
flores, lirios y azucenas, / jamines y violetas.
Y tus pies son dos relojé,/ que cuando echan a andar
un punto el uno del otro / no se puede adelantá.
Ya se acaba tu dibujo / y todo se acabará,
y ahora por Dios te pedimo / que nos quieras perdoná.

Las piedras de tu columna (bis)/ tengo contar al revés:
diez y su quince, catorce,/ trece, doce, once y diéz.

Tengo de seguir contando,(bis)/ a ver si me marro algunas:
nueve, ocho, siete, seis,/ cinco, cuatro, tres, dos, una.

Eres el cristal del cielo / y las llaves de la gloria
y la bendición del caliz / y el arco de la costodia.

Eres la llave del huerto,/ eres del verde nogal,
eres el agua que corre / la mañana y ya está.

Tengo una yunta de bueyes / arando en mi carrascal;
me acorde de mi morena / que va ayá por la madrugâ.

La Soledad se ha perdido / por los montes de Almeria;
se la encontró un marinero / a los cuarenta y un días.(bis)

CALLE ABAJO VA:

Apartémonos los dó,/ que no nos vean hablando,
se lo dirán a tus padres / pudiendo estar escusado.

Que se lo digan o no, / a mí no me da cuidado;
qu'el rato qu'estoy contigo / echo las penas a un lado.

Ay, qué ventanas tan altas,/ ay qué copitos de nieve;
ay qué lástima, fulana,/ que fulano se la lleve.

CAYÓ UNA PERLA EN UN LIRIO:

Cayó una perla en un lirio,/ la cubrió un rayo de lúz;
bajó un ángel del cielo,/ y al punto naciste tú;
al punto naciste tú / para darme a mí tormento.

Querida de quien te quiere,/ ¿quien te quiere más que yo?,
la madre que te ha parido,/ tanto sí, pero más no.

Eres morenita y tienes en cada labio una rosa,
lo que no tienen las blancas y se dan con varias cosas.

EL AMANTE DESDEÑADO:

Cuando a ti t'estén poniendo / los anillitos brillantes,
a mi m'estarán poniendo / cuatro velas por delante.

Cuando a ti t'estén poniendo / la ropita en el baúl,
a mí m'estarán echadon / entre cuatro a un ataúd.

Cuando a tí t'esten poniendo / el yugo matrimonial,
a mí m'estarán echando / espuertas de arena y sal.

VAMOS LLEGANDO Y CANTANDO:

Vamos llegando y cantando,/ mozuelos d'esta cuadrilla;
vamos llegando y cantando,/ que la obligación es mía.
Si la obligación es tuya,/ es mía en esta ocasión
que a la puerta d'esta dama / es razón que cante yo.
Dale compañero dale / a la guitarra que suene,
qu'está muy lejos la cama / donde esta doncella duerme.
Si esta muy lejos la cama,/ señal de que has dormido en ella,
cuando sabe qu'está lejos / la cama d'esta doncella.
No he dormido, pero estuve / sentado en su casa un día:
la hice que m'enseñara / la cama donde dormía.
La cama donde ella duerme / no se la enseña ella a nadie
porque la riñe sus tíos / y la pegaría sus padres.
Si la reñirían sus tíos / y la pegaran sus padres,
la cama donde ella duerme / me la enseño a mí ayer tarde.
Voy a echar mí despedida, la que no quisiera echar,
que cada vez que la echo / el corazón se me parte.
Si yo lo hubiera sabido / qu'el corazón se partía,
no hubiera yo empezado / tan pronto mi despedida.
Voy a echar mi despedida / la que Cristo echó en Segovia,
que aquel que vuelva a cantar,/ que se le muera la novia.
Si se me muere la novia / y cien novias que tuviera,
a la puerta de mi novia / mi coplilla es la postrera.

Estas coplillas las entonan los mozos en sus expansiones por calles y tabernas, después de las rondas de enamorados cuando ya han bebido más de lo corriente. Se están perdiendo las rodas de enamorao, quedando circunscritas a la Nochebuena, fecha donde tienen entrada toda clase de coplas incluso festivas, picaras, y satíricas cuyo contenido abunda:

Si ves que me pongo mala, siéntate a mi cabecera;
con una mirada tuya puede ser que yo no muera.
Y si acaso yo me muerto, me das un beso en la boca,
y me pones un letrero diciendo que muero loca,
diciendo que muero loca de lo mucho que te quiero.
Con la pluma del cariño y la tinta del querér
llevo yo en mi pecho escrito el amor de un hombre fiel.
Me atrevo a pisar la luna, me atrevo a pisar el sol,
me atrevo a ser conductora de un divino corazón;
me atrevo a ser conductora de un divino corazón.

Una niña está muy mala,/ su madre llorando está,
y las vecinas la dicen:/"Mala está, mala está, mala está."
Llamaron al cirujano / pa que la sajara el pie,
y entonces dice la niña:/ "Pinche usté, pinche usté, pinche usté."
A los primeros pinchazos,/ la lanceta se dobló,
y entonce dice la níña:/ "Qué dolor qué dolor, qué dolór.
A eso de los nueve meses / un frailecito parió
con un gorro y su sotana,/ su cordón, su cordón, su cordón.
Unos dicen qu'es del cura,/ otros del predicador,
y entonces dice la niña:/ "De los dos, de los dos, de los dos.