La ermita del Espíritu Santo se asume que es la construcción más antigua de la población, ya que data de principios del siglo XV cuando fue construída como iglesia parroquial, siendo sustituída posteriormente por la actual, que data de principios del siglo XVI.
En el siglo XVIII pasó a ser denominada ermita de san Blas.
El edificio es por tanto de
estilo gótico con bóvedas de crucería y arcos ojivales o apuntados, que no de herradura, si bien este mismo también puede ser visigodo y no necesariamente musulmán. No se conserva ninguna construcción islámica en Oliva de Mérida.
La ermita de san Blas se convirtió en cementerio en 1820, clausurándose en 1918, cuando se inauguró el actual, que recibió un aluvión de enterramientos consecuencia de la alta mortalidad que produjo la pandemia de gripe de ese año.