Navalvillar de Pela - Badajoz

Si ustedes se habían creído que con librarnos de Zapatero y cambiar de Gobierno en España se resolverían todos nuestros problemas, se equivocaron.
Ahora empieza lo peor, ahora empezaremos a recoger la cosecha de todo lo plantado durante casi ocho años de socialismo puro y duro de la peor calaña, el que hemos sufrido durante la desgraciada etapa ZP.
Ha sido tan nefasta su etapa de gobierno que los resultados tan catastróficos como evidentes son inocultables. Es tal el desastre propiciado que hasta los propios socialistas o simpatizantes, incapaces de disimularlo, se sienten ofendidos cuando se les menciona la herencia recibida por el Gobierno actual y utilizan como disculpa el haber perdido las elecciones. Como si eso pudiera servir de tabla rasa que lo arreglara todo y redimiera el daño causado a tanta gente, muchos de los cuales jamás se volverán a recuperar, además de otros a los que les habrá costado la casa, la bolsa y la vida.
Hará falta aún mucho tiempo para arreglar y solucionar los problemas que irán surgiendo por desgracia de tantos desmanes cometidos. Esto es como la limpieza de la plantación en un campo de minas, nunca sabes cuantas pueden quedar todavía o si ya las has quitado todas.

El socialismo en España, en la forma entendida por el PSOE, hasta ahora no ha traído más que conflictos, paro y miseria. Da igual como intenten camuflarlo para consumo de sus hooligans o seguidores varios, los resultados están ahí y son los que son, aunque muchos sean muy dueños de resetear y borrar su memoria en función de sus gustos o intereses particulares.
Todos estos desvergonzados dirigentes del PSOE que en su mayoría provienen de padres con relevantes cargos en el franquismo de pata negra, son los más duros consumidores de BMW y Mercedes en la vida diaria, salvo cuando se visten de pana para el mitin, o lucen un modesto Skoda Fabia (un único día en la vida) como hizo Rubalcaba. Los mismos, todos ellos, que no se les cae la cara de vergüenza cuando proclaman la educación pública mientras ellos llevan a sus hijos a colegios privados de superlujo con tasas altísimas para que compartan educación con los de banqueros y millonarios a los que denostarán en sus mítines y discursos.

Tan bueno es el embeleco de la propaganda socialista que acaba contaminando -cual si de un virus se tratara- a gente que debiera de ser inmune por su holgada condición de vida, de forma tal que acaban pastando en su pesebre sin necesidad alguna, teniendo que pagar después un precio innecesario ante los tribunales de justicia. Me refiero por supuesto al caso Urdangarin.
Mas tampoco esto ha de resultar tan extraño, pues el mayor contaminado de socialismo es el Rey Juan Carlos, el cual padece desde hace muchos años el mismo "síndrome de Estocolmo" que el conjunto de los gobiernos de la derecha política española que tratando de librarse de su pecado original a costa de su pérdida de dignidad, acaba cayendo en las redes del chantaje permanente.

Todo este tipo de escándalos y trapisondas que consideramos bastante normales para consumo interno, no lo suelen ser tanto para otros países de modos, educación y políticas más serios, de esta forma se explica como a pesar de haber cambiado de Gobierno y de las reformas emprendidas seguimos siendo incapaces de bajar la fiebre de nuestra prima de riesgo, o por qué el facineroso Gobierno Kirschner en Argentina se decide, sin miedo alguno a echarnos un órdago sobre la petrolera Repsol. Tanto los inversores internacionales como los dirigentes argentinos conocen nuestro actual estado de debilidad, por eso los primeros no se fían y los segundos se aprovechan.
Ahora sólo falta que el sultán de Marruecos, con la llegada del buen tiempo, nos obsequie con una abundante invasión de pateras.

Y es que ya lo dijo Maradona. Si estamos donde estamos es porque somos como somos.

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