del blog del ex del PP Tomas Martin Tamayo No lo escribo yo, viene de un blog al que me remito al final del exdiputado del PP Tomás Martín Tamayo: No está este espacio para que lo rellene con pamplinas personales, pero como parece que han tocado el cornetín para que me llegue su eco, voy a intentar dar una explicación generalizada a todos aquellos, incluidos dos consejeros, que me han llamado o me han escrito, descontentos con algunos artículos recientes. Unos los consideran excesivamente críticos con la Junta actual, aunque tampoco me ha faltado el aplauso de otros, que leen con agrado lo que ellos piensan y sienten. Estos últimos pertenecen al PP de conciencia y esencia, a las bases olvidadas. Los otros a la cúpula, asentados en la comodidad de un buen puesto y un mejor sueldo. A todos agradezco el interés y el seguimiento. Es muy gratificante sentirse leído, comentado y analizado. Sinceramente creo que con la Junta que preside Monago soy excesivamente condescendiente, como se verá un poco más abajo. Escribo lo que pienso, pero, todavía, no me sale la acritud que algunas circunstancias reclaman. Escribo con la independencia de siempre y lo que ha cambiado es que el Gobierno de Extremadura ha pasado del PSOE al PP. ¿Qué sentido tiene seguir criticando a la Junta de Vara? Yo no tengo ningún vínculo institucional, orgánico, afectivo o emocional con el poder. Lo mío es estar en la oposición. Ya es bastante desgracia haber estado treinta años oponiéndome al PSOE y seguir en la oposición cuando, gracias a Zapatero, llega el PP. Nada debo, pero, al menos en el caso de Monago, es mucho lo que me debe. Monago debe tanto que, por prudencia, hasta estar callado debe. De nada. ¿Soy crítico por denunciar que la vicepresidenta y consejera de Empleo lo primero que hizo fue emplear a su pareja? ¿Soy crítico porque me he posicionado frente a lo que se estaba haciendo con la OEx? ¿Y los silencios? ¿He escrito algo sobre la pretensión de Monago de que el impuesto de patrimonio lo recaude el Gobierno y que después se distribuya, primando a los que menos aportan...? ¿No es comentable que Vara, desde la oposición, esté mejor valorado que Monago, desde el Gobierno? La vicepresidenta je, je, je, dijo que iban a suprimir un impuesto que llevaba seis meses suprimido, y no dije nada. Monago, hace una gira televisiva anunciando que va a reducir un 10 o un 20% el Presupuesto y, pese a la in concreción mil millonaria, me limité a sonreír. ¿No se valoran estos silencios? Por aquello de la afinidad cercana, tampoco he dicho nada de la “austeridad” que supone contratar a los parientes y dejar a los funcionarios de brazos cruzados, ni sobre los clanes familiares, ni de las tres familias que podrían vivir un año con lo que alguno ha gastado en pasajes de avión. ¿He escrito algo sobre que una empresa madrileña de marketing dirija Extremadura? Monago propuso subastar sus zapatillas para darle el dinero a los pobres… Eso no lo superaría ni Gila… ¿He escrito yo algo? Y apenas llevamos tres meses… No escribo de forma diferente, aunque los que ayer me aplaudían hoy, por mucho menos, pidan mi cabeza. Y al revés. Como Raphael, yo sigo siendo aquel. Cuenta Plutarco en sus “Vidas paralelas”, que un patricio romano, Publio Clodio, estaba enamorado de Pompeya, la mujer de Julio César. En cierta ocasión, durante la fiesta de la Buena Diosa, a la que sólo podían asistir las mujeres, Publio entró en la casa de Julio César disfrazado de músico, pero fue descubierto, juzgado y condenado por la doble acusación de engaño al César y sacrilegio a la diosa. Como consecuencia de este hecho, Julio César repudió públicamente a Pompeya, a pesar de haber comprobado que no había cometido ningún hecho indecoroso, y a pesar de haberse demostrado la fidelidad de su esposa. Julio César se mostró inflexible porque “no basta que la mujer del César sea honesta; también tiene que parecerlo". La expresión, con el tiempo, comenzó a aplicarse en todo caso en el que alguien, ocupando un cargo de relevancia, es sospechoso de haber caído en alguna conducta indigna o cometido falta que denote prevaricación, deslealtad con el cargo o aprovechamiento personal. Puede parecer muy rigurosa la sentencia de Julio César, pero en las democracias consolidadas son muchos los políticos que, ante la sospecha o la acusación, tienen la grandeza de separarse del cargo para no contaminarlo. Polibio lo explicaba así: “La conducta de un general, falsa o verdadera, no puede empañar el brillo de los estandartes”. ¿Y a que viene todo esto? Pues desde hace más de un mes circula la noticia de un trueque de favores, estrafalario y desafortunado, entre la alcaldesa de Cáceres y Cristina Teniente, la ahora todopoderosa vicepresidenta de la Junta. Puede que todo se deba a una coincidencia poco afortunada, pero el caso, comprobado, es que la alcaldesa de Cáceres, una de las primeras medidas que tomó tras su toma de posesión, fue nombrar jefe del gabinete de prensa del ayuntamiento al compañero actual de la vicepresidenta. ¿Lo primero el empleo? Pues dicho y hecho. Ascenso meteórico para el compañero de doña Cristina que, en horas veinticuatro, pasó de la cola del paro a dirigir la política informativa de Ayuntamiento cacereño. Poco después, la vicepresidenta nombró directora general de su departamento a la hermana de la alcaldesa de Cáceres, con lo que el aparente intercambio de cromos, el "toma y daca”,quedó servido, engordando el caudal de los comentarios. Y el soterrado escándalo. Podemos disculpar a la alcaldesa, que tiene poca experiencia y puede haberse visto arrastrada, pero no hay exculpación posible en Cristina Teniente, que lleva toda su vida en esto de la política, flotando en todos los mares y, ahora, diseñando el "perfil" adecuado de los carguillos, carguetes y cargos del nuevo gobierno. Nada mas llegar, esta práctica “empaña el brillo de los estandartes” y su "perfil" no supera el listón mas generoso. ¿Que hubiera hecho la vicepresidenta actual si su antecesora, la socialista Dolores Pallero, sale con semejante Cante? Tendríamos duelo para toda la legislatura y doña Cristina se gastaría las manos de tanto frotarlas. Bueno, pues en apenas un mes, el perfil de la sonriente hoy ayuda poco. Si es que alguna vez ayudó algo. |