Llerena - Badajoz

antigua diócesis española, constituida por la Orden de Santiago, cuya sede se encontraba en la ciudad de Llerena (Badajoz), en la iglesia obispal de Nuestra Señora de la Granada.

Fundada en 1185, originalmente en el Convento de San Marcos (León).

Durante cerca de setecientos años se mantuvo como diócesis independiente, hasta que en 1873 por la bula pontificia "Quo Gravius", fue declarada disuelta y su territorio anexionado a las diócesis provinciales correspondientes.

Lo componía 134 parroquias pertenecientes a las provincias de Badajoz, Cáceres, Sevilla, Córdoba, Huelva, León, Zamora, Salamanca y Orense.

Al frente de la diócesis se encontraba un Obispo-Prior, perteneciente a la Orden de Santiago.

¿Cuando nos quiteremos este cilicio tan reiterativo del pasado más tenebroso de la historia de Llerena?Tenemos mucho todavá que contar del pasado siglo XX aun por descubrir.

Los priores eran casi obispos


Con la bula Quo Gravius, Pío IX, ya cansado de las quejas que llevaban a Roma sobre el poder simoníaco de las órdenes, decretó su abolición.


El prior de Magacela que residió al final en Villanueva de la Serena, el famoso Juan Zúñiga y Pimentel, tenía una dotación de 80.000 maravedíes de oro, 40 fanegas de trigo, 70 arrobas de vino, cuatro mulas, arrobas de cera, cuatro frailes con él para hacer las visitas porque no había coches, daba bendición cuasi papal y usaba anillo y hábito.

Que tio mas pesado, que vida mas triste dios mio, todo el santo dia escribiendo estupideces por aquí, como se conoce que eres un desasocupado, seguramente tengas hasta paga.....
Hasta dentro de un par de meses¡¡¡¡ bye

“Era el Maestre acionado a todas buenas letras, y, además de los religiosos que tenía consigo, llevó algunos hombres insignes en ellas: el Bachiller Frey Gutiérrez de Trejo, jurista, caballero de la Orden, que por fortuna fue éste uno de los exentos; el maestro Fray Domingo, teólogo del Orden de Predicadores; el doctor de la Parra Médico; Abasurto, judío de nación, astrólogo; el maestro Antonio de Lebrija y el maestro de capilla Solórzano.


El maestro Antonio le enseñó latín, y él había dado el Hábito y la Encomienda de la Puebla a Frey Marcelo de Lebrija su hijo.


El judío Astrólogo le leyó la Esfera y todo lo que era lícito saber en su arte; y era tan aficionado, que en un aposento de los más altos de la casa hizo que le pintasen el cielo con todos sus planetas, astros y signos del Zodiaco.

Ya hoy está esto muy deslustrado con la antigüedad. En estos estudios y exercicios, y en el gobierno de aquella provincia pasaba su vida el Maestre”

PREGÓN DE LAS FIESTAS PATRONALES, Llerena, 2 de agosto de 2015


Por María Jesús VIGUERA MOLINS Excmo, Sr. Alcalde don Valentín Cortés Cabanillas, demás autoridades, reinas y damas de las Fiestas, gentes todas de Llerena y siempre bienvenidos forasteros, si me dejáis usar esta palabra que aquí se aplica con total cordialidad y hermoso recibimiento a los ‘de fuera’, sin más connotación que marcar precisamente su amistosa acogida, como siempre hacéis, con especial hospitalidad.


Es buena costumbre que quien ha sido invitada a hablar comience declarando su gratitud: con emoción os aseguro que me siento agradecida y muy honrada por vuestra invitación, feliz, por estar con vosotros, en esta solemne ocasión.


Mi visión y mis sentimientos están dentro y están fuera, soy casi llerenense y algo forastera, desde que me trajeron unas semanas, aquí, con año y pico. Mis primeros recuerdos propios, ya míos, no relatados por nadie, proceden de las Navidades del 49, en que aún me veo, y nevó mucho, calle Santiago arriba, hasta la Imprenta Grandizo, donde mi tía Soledad Martín Ortiz de la Tabla, hermana de mi abuela paterna, logró que me soltara yo a leer en alguna de las cartillas que allí se imprimían. Después -y por tanto comprenderéis mi emoción hoy- bastante de lo central de mi vida ha sucedido gracias a Llerena.


No personalizaré en exceso mis palabras, ahora, pero eso (el haberme soltado a leer en Llerena) significa, también, que los primeros rótulos de calles que leí en mi vida fueron nombres de calles de Llerena, entre las cuales, desde 2012, habéis dedicado una, precisamente a quien me hizo leer, a Soledad Martín, honrando así la memoria de cuanto para Llerena representó, bien lo sabemos. Sus escritos, los de Soledad son un canto de profundo amor a Llerena, como también lo expresó mi padre, Fernando Viguera Martín, en una monografía sobre Llerena, bastante conocida, y que citó por ejemplo Antonio Carrasco en su
libro sobre la Plaza Mayor. Y ese profundo amor se encuentra también en unos apuntes autobiográficos de mi otra tía abuela, Enriqueta Martín Ortiz de la Tabla, que comienzan –esos apuntes- con una certera y punzante estampa, la primera de sus recuerdos, de una ida familiar en carro a Los Molinos, recogiendo la letra de un bellísimo cantar extremeño con que acompañaban el camino.
Ya os dije que mi visión y sentimientos están dentro aunque, a la vez, fuera, y, precisamente por eso, podría tener cierto interés mi perspectiva de casi tan llerenense (tan llerenense a través de mi queridísima familia paterna, siempre en mí presentes, y tan llerenense también a través de mis personales vivencias), como a la vez de casi medio forastera, si bien –os lo confieso- con enorme afán por quedarme aquí, de forma perdurable. De ese modo se reúne lo subjetivo y lo objetivo en mi experiencia llerenense.


Así puedo ver y reconocer, desde dentro y en perspectiva externa, todo lo bueno que tiene Llerena, primero como comparación de progreso en el tiempo, a partir de la descripción detallada que tenemos, por ejemplo, en lo que que recogió sobre Llerena el Diccionario Geográfico de Madoz (mediados del siglo XIX), que atestigua aún, según dice: “su recinto amurallado casi entero”, que todavía conservaba en pie una docena de puertas, dato muy considerable porque permite deducir la importancia de las funciones históricas que tuvieron los sitios así bien defendidos.


Había en esta ciudad, entonces (hace siglo y medio), 1.140 casas, la mayor parte de dos pisos; 66 calles bastante bien alineadas; posadas; teatro; plaza de toros; escuela de primeras letras para niños, otra de niñas; 3 conventos de frailes y otros 4 de monjas, de los que solo está habitado el de Santa Clara; hospital de la orden de San Juan de Dios; y otro hospital sostenido de limosnas; 2 iglesias parroquiales dedicadas a Sta. Maria de la Granada y Santiago, que –así lo indica Madoz- describió el sobresaliente arquitecto José de Hermosilla y Sandoval, por cierto: otro llerenense ilustre, a quien –afortunadamente- Llerena
y la Diputación de Badajoz han rescatado en una magnífica Exposición, en su 300 aniversario. Estoy deseando volver a verla en Madrid.


También destacó Madoz, en su citado Diccionario Geográfico, la calidad de estas tierras, con otros apuntes económicos, entre ellos sobre agricultura, ganadería, algo de industria… ¡Cuántas veces habréis leído ese retrato en sepia decimonónica sobre nuestra ciudad! ¡Cuántas veces habréis comparado ayer y hoy! Mucho hemos ganado en muchos aspectos… Sí, la incomparable Plaza, la Plaza Mayor- sigue teniendo su empaque original, y sigue luciendo la fuente diseñada por Zurbarán… pero ahora, la Plaza, remozada y completada, está mejor, como también lo están todo el urbanismo, calles, carreteras, Instituciones docentes, incluso Instituto, Universidad Popular, Escuela de Música, Biblioteca, varios monumentos como el Palacio de Justicia, el patrimonio mudéjar y otros patrimonios, Museo, Hospital y Dispensario, servicios varios, instalaciones sociales y deportivas, tantas actividades culturales, etc.: no hay más que mirar la cuidada web: llerena.org, donde ,claro está, no pueden reflejarse aspectos cotidianos sutiles y sintomáticos, como la limpieza de todas sus calles, que -cada día- me elogian estos forasteros que han venido a acompañarme, y que, lo mismo que quienes asisten a las admiradas Jornadas de Historia en Llerena, muestran su aprecio por todo lo apreciable, sin olvidar que estas Jornadas de Historia llevan el nombre de Llerena por todos los foros culturales nacionales e internacionales.


Si además del balance en el tiempo, la comparamos sincrónicamente con otros lugares del entorno, Llerena ha destacado y destaca, de modo determinante, por sus raíces geo-históricas, sobresaliendo –todo su territorio próximo- desde la Lusitania de Viriato, según nuevas publicaciones interesantes, pero su contexto medieval (y yo profesionalmente me dedico a al-Andalus) podemos deducirlo por la arqueología y por su propio nombre: Llerena, seguramente –así lo creo, como hay tantos ejemplos toponímicos paralelos-, parece un nombre propio de persona, que en este caso sería un LLER- (o más o
menos) y un sufijo en –ENA (como también los hay en –INA y en –ANA: ¿a que sí, a que conocéis muchos ejemplos, como VALENCINA, es decir “tierras de Valens”, o CANTILLANA, o GUILLENA, o ESPARTINAS : “tierra de Spartius”, y tantos otros casos?), con sufijos en –ENA, -ANA, -INA que indican una tierra propiedad de -, propiedad del nombre propio que sea, en nuestro caso algún LLER-, aún no identificado en la onomástica antigua, seguramente latina. ¡Hermosos ejemplos tenemos de convivencia onomástica: en nuestro entorno aparecen topónimos prelatinos, latinos, árabes, beréberes y castellanos.


Muchas de esas propiedades antiguas, como las que acaban en -ENA, que fueron latifundios o villas romanas, pasaron en al-Andalus a ser alquerías, una de las tres principales unidades del poblamiento andalusí. Sus habitantes eran agricultores libres, que tributaban directamente al Estado. Creo que Llerena fue una de las muchas alquerías de la provincia de Mérida, y que fue una alquería fortificada, con su torre defensiva situada cerca de la cabeza de la actual calle Santiago, ¿verdad que sí vosotros vivís esto, lo conocéis mejor, y me habéis comentado alguna vez documentos del XV, y en ellos puede rastrearse la huella de las palabras alquería (qarya) y torre (bury), en árabe. Es algo pendiente, que deseo volver a tratar con mis amigos, historiadores y arqueólogos de Llerena. La sabia autoridad del gran experto José Ramón Mélida, autor entre obras básicas del Catálogo Monumental de Badajoz, ya indicaba, en 1909, algo esencial para comprender la fortificación andalusí de Llerena; escribió Mélida: “Algunos trozos de murallas son de tapial, de fábrica árabe, posiblemente aprovechados por los cristianos al fortificar de nuevo la ciudad”. Y creo que tiene razón.


Las alquerías se encuadraban administrativamente en espacios castrales, y en nuestro caso el controlado desde el castillo de Reina, a su vez esos conjuntos territoriales dependientes de ciudades, primero Mérida y luego Badajoz. Se conserva, en el MAN, una lápida funeraria árabe (nº 436 del inventario) del sin duda gobernador almohade de este territorio, de mediados del siglo XII, hallada entre Casas de Reina y Llerena, y que Rodrigo Amador de los Ríos llamó “lápida de Llerena”.

Quizás sería interesante traer una reproducción al Museo de Llerena.
En este rápido recorrido histórico no podemos olvidar que Llerena es patria de personajes notables, algunos incluso universales: ahora mismo, Llerena está en Madrid, y en todas las revistas de arte del mundo por la Exposición dedicada a Zurbarán en el Museo Thyssen. Ya mencionamos la Exposición al arquitecto llerenense José de Hermosilla... Resulta que Llerena es una ciudad de singular densidad: el poso de su historia se introduce en las mentes y produce extraordinarias trayectorias, como la de Pedro Cieza de León, autor de una extraordinaria Crónica del Perú, fruto de sus recorridos allá, entre 1535 y 1550, donde descubre y clasifica -de modo magistral- plantas y fauna hasta entonces desconocidas: nosotros le tenemos aquí, en Llerena, en su tumbada figura, descansando de sus muchos afanes con las armas y las letras, y hace poco, El País Semanal (19.7.2015) lo encomiaba –concretamente- por su descripción de la patata, que sin duda comió en América y ayudó a difundir, y por eso decía ese artículo que Cieza –de Llerena-, y cito lo que decía el artículo de hace dos semanas, que Cieza –de Llerena- debería “tener una estatua en todos los fast food del mundo”. Ojalá así sea.


A mí me fascinan, entre otros y otras llerenenses, dos personalidades más del XVI, como lo fue Cieza: por un lado, el político y escritor polifacético Luis Zapata de Chaves, con los vestigios artísticos de su casa aún entre nosotros, en el Palacio de Justicia de nuestra Llerena, autor –Luis Zapata- que conocéis bien, porque hace no muchos años tratasteis en un Congreso sobre su obra de cetrería ¡que escribió en verso!; y me fascina también el destino del médico converso Francisco de Peñaranda, que, antes de seguir a refugiarse en Portugal, ocultó, en un muro de la casa que habitaba en Barcarrota, su muy especial biblioteca, entre la que estaba un ejemplar del Alborayque, obra llena de recargado simbolismo interreligioso, que seguramente compuso en Llerena.

Pero no olvido, ni debemos olvidarlo, que Llerena la hacen, día a día, todas sus gentes, colectivo de personas que tanto aportáis y tanta ciudad hacéis.

No debo abusar de vuestra paciencia, y sólo recordaré algo sobre la advocación mariana de la Granada, extendida por los avances Sierra Morena adelante del rey de Castilla Fernando III, que entre otras conquistas sumaron la de Llerena, primero en 1241 y definitivamente en 1243, 5 años antes que la de Sevilla. Ese espíritu conquistador real y también la devoción de la Orden de Santiago, presente aquí desde el primer momento como otro destacado factor llerenense, dieron origen al nombre de Virgen de la Granada, cuyas Fiestas hoy comenzamos, por la leyenda de su aparición con una granada en su mano derecha. Esta advocación se extendió a continuación por áreas más allá, por Badajoz, Sevilla y Huelva, cristianizando profundamente un extenso simbolismo iconográfico y literario mediterráneo asociado al granado, que por ejemplo aparece en Homero, quien vincula, en uno de sus Himnos, el comer un grano de granada, “dulce como la miel”, con el regreso ineludible, y me gusta pensar que esto –el volver a algo “dulce como la miel”- nos ocurre a todos los llerenenses, que aquí volvemos, y mucho más a nuestras Fiestas Patronales, cita fundamental.


¡Disfrutemos estos simbólicos festejos mayores de Agosto, que culminarán el 15. Viva la Virgen de la Granada, faro esplendente de caridad, como dice su himno, recordando precisamente esta virtud, la más humanitaria!
Muchas gracias y Felices Fiestas. Viva Llerena.

Un enfermo psíquico mata a cuchilladas a un cura en Sevilla


El presunto homicida cometió el crimen tras escapar de los enfermeros que le trasladaban a un psiquiátrico

Frey Agustín de Cáceres y Corral, último prior de la Orden de Santiago en Magacela.
Está enterrado en Magacela.
A este señor le afectó la aprobación de la bula Quo Gravius y lo aceptó mal. Como el Papa Luna en Peñíscola, él llegó a Magacela y allí se atrincheró. Se negó a aceptar la bula que le trajo un ejecutor que era arzobispo de Valladol

En fin, una soflama más, sumida en la pantanosa cosa de la historia, o lo que llaman historia, de una pesadez insufrible, esa historia que llaman, para no llegar a nada ni saber nada ni na de na. Ni del pasado ni del presente y menos del futuro. Y no lo digo por desprecio a la paisana... Ya creo que se ve obligada a tratar así su pregón, hacerlo así, que es el uso patidifuso y cutre con que lo exigen las molleras llerenises. Y ella da lo que quieren, sino...
Y lo digo to con el máximo respeto a eses personas llerenises, esperando que avancen, se modernicen algún día y salgan de los cuévanos de lo que llaman Historia, que no es historia, sino muerte o algo mu similar.

Y lamento ir en la línea del aragonés grandioso, que dijo aquello de lo que España necesita es escuela y despensa y doble llave al sepulcro del Cid. Don Joaquín Costa, jamás escuchado. Y con escuela y despensa se refería a que se manducara lo adecuado -sobre to en molleras- y la doble llave al sepulcro del Cid es eso, ¡¡al peo la cuchipanda histórica!! Nuestro paisano Juan Simeón Vidarte, va en el mismo palo o pensamiento,y nos dice que nací en Llerena, pueblo doblemente desgraciado: con jambre y con historia, y cito de memoria...

No obstante mi saludos y todo respeto a María Jesús, gran persona y sabia.

Es para mi mucha alegría la de leer este texto, de una mujer inteligente, si es que las hay monguis, y me ha encantado, incluso los tópicos que se usan en este tipo de documentos, que pasaré a comentar despacito, en otra ocasión, por merecerlo. Tanta algazara por la Historia ya rebosa todo, pero incluso se está obligado. Que "Llerena es pueblo dos veces desgraciado: con hambre y con Historia", dicho popular que un sabio -como Vidarte- supo encajar como alucinante y verdadera definición. Pasa que hablar siempre de la Historia cansa. Y alguna vez convendría hablar de las jambres, de las carencias, de esas ignorancias, esos miedos y esos odios... Para superarlos, arreglarlos... Porque echar vaselina y flores es sencillo y agradecío, incluso dan la Granada del Loro o de Oro por ello, que ya no sé... Pero tener criterios, expresarlos con respeto a personas, y demás, es lo que los llerenenses tienen en jambruna...
Pero, repito, el texto de María me encanta. Sobre to porque es el pregón festivo perfecto. Mi agradecimiento grande.

si alguien es pesado, con obviarlo se hace todo, pero leerlo y encima repetirlo da que sospechar...

Tenebroso es la imposición del Dinero como Único Valor, y el PPPoder como único sitio que manda quien vale y quien no. Pero sobre to tenebroso tenebroso y tenebroso es ese gentío que se vota contra sí mismo, ese gentío que antes adoraba lo tétrico del franquismo y sus ussos y lo apoyaba, sumido en esas ignorancias, miedos y odios que tenebrosamente mataban a todos. Y esto lo escribo porque está por descubrir y realizar: la eliminación del Dinero y del PPoder, d ela gentuza de Arriba y etc.
El camino es arduo y largo.

Madre mia.....el cuento de nunca acabar.

San Marcos de León, tu que amansas los dragones y los leones, amansa el Espíritu vivo de las alimañas que me acosan sin cesar para que sea manso y dócil conmigo, que me llamo Calenturiento.

El cisma de 1873

La bula pontificia “Quo Gravius” en Julio de 1873, acordó la disolución de las órdenes militares y con ellas la diócesis de San Marcos.

El 4 de enero de 1874, Pavía encabezó un golpe militar.
Las Cortes republicanas fueron disueltas y se estableció un gobierno presidido por Serrano que suspendió la Constitución y los derechos y libertades.



La ejecución de dicha bula, le fue encomendada al arzobispo de Valladolid.

Francisco Maesso y Durán, provisor de la diócesis de San Marcos, alegando el arraigo secular en los fieles de la antigua diócesis y que la bula no había obtenido la autorización del Gobierno, se negó a entregar la jurisdicción del territorio a la diócesis de Badajoz, arrojando del mismo al fiscal general de la curia episcopal, que en nombre de su obispo, había acudido a tomar posesión del mismo.

Pio IX, en la Bula "Quo gravius" anula la exención de la jurisdicción eclesiástica y ordena la anexión de las parroquias de las Órdenes a las diócesis más cercanas.



A la hora de aplicar las decisiones de la Bula surgen tres focos de rebeldía en Extrremadura: Llerena, Mérida y Azuaga, poblaciones en las que los presbíteros disidentes, que no aceptan a su nuevo Prelado, el Obispo de Badajoz, se apoderan de los templos, arrojando de ellos a los que permanecieron fieles a las decisiones del Papa, vejándolos y hasta encarcelándolos, con ayuda de la fuerza pública.


El Gobierno, en decreto de 15 de febrero de 1875, (Cánovas del Castillo-Alfonso XII) reconociendo la autoridad del Papa, pone su ayuda al servicio de los Obispos que ven, finalmente, repuestos en sus cargos a los sacerdotes fieles.


Los cismáticos, poco a poco, van siendo "reconciliados y absueltos de la excomunión" en que habían incurrido.


O sea, como se hará ahora con los Urdangarines, Blesas , Ratos y demás pléyade

Culminada la llamada Reconquista con la toma de Granada, las Órdenes Militares perdieron su razón de ser.

Los llamados Reyes Católicos, en vista del poder y el prestigio de los Caballeros-Monjes, consiguieron que el Papa autorizara la incorporación de las Órdenes a la Corona, pasando en adelante a los Reyes los oficios y prerrogativas de los Grandes Maestres.

Entre éstas se encontraba el ejercicio de la jurisdicción eclesiástica sobre los Territorios de las mismas.

Lo dicho es aplicable a la Orden Militar de Santiago, cuyo Priorato de San Marcos de León poseía en Extremadura no menos de 90 parroquias, importantísimas algunas, como las ubicadas en Tierra de Barros, Mérida, Llerena y Azuaga.

Con el destierro de Isabel II en 1868, quedaban acéfalas de su Gran Maestre las Órdenes Militares.

En 1873, Pio IX, en la Bula "Quo gravius" anula la exención de la jurisdicción eclesiástica y ordena la anexión de las parroquias de las Órdenes a las diócesis más cercanas. A la hora de aplicar las decisiones de la Bula surgen tres focos de rebeldía en Extrremadura: Llerena, Mérida y Azuaga, poblaciones en las que los presbíteros disidentes, que no aceptan a su nuevo Prelado, el Obispo de Badajoz, se apoderan de los templos, arrojando de ellos a los que permanecieron fieles a las decisiones del Papa, vejándolos y hasta encarcelándolos, con ayuda de la fuerza pública.

En la Llerena de los Tiempos Modernos los esclavos formaban un minoritario grupo dentro de la sociedad llerenense, cuya presencia es patente desde elsiglo XVI hasta el XVIII.



Un esclavo podía convertirse en una persona libre a través de dos formas: la legal, olo que es lo mismo, esperar a que su amo le ahorrara, tal y como se expresaba en lasPartidas de Alfonso X, bien a través una carta de libertad o por cláusula testamentaria

Pero si esto no se producía, tomar la iniciativa por su cuenta y emprender la huída del dominiode su amo, empresa muy arriesgada y con pocas posibilidades de éxito, pero que consti-tuía la única alternativa posible para algunos esclavos que, desesperados, no veían otra forma de alcanzar la libertad


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Una persona sometida a esclavitud, carecía de todo derecho, llevaba una existencia llena de privaciones y estaba sometida a la voluntad de otros.

Obtener la libertad debía ser su principal deseo.

No era fácil para los esclavos llegar a ser libres.

En realidad eran muy pocos los que lo conseguían, pues la mayor parte de ellos morían manteniendo su condición de esclavos.

Además, si pretendían ganar la manumisión debían pasar prácticamente toda su vida trabajando duramente y mostrando en todo momento sumisión y fidelidad a sus amos para que éstos les recompensaran con la ansiada libertad

La Comarca esta de Llerena, La Campiña Sur extremeña tiempo en sacudirse el yugo de la Inquisición y, aún hoy..............,