Llerena - Badajoz

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Mariano Rajoy sigue marcando distancias respecto al caso Bárcenas. El líder del Partido Popular -según su inveterada costumbre de agarrarse al silencio como si fuera su escudo- continúa instalado una vez más en la opacidad. Con pocas palabras, intentó liquidar ayer un affaire, como el del extesorero, que ha conmocionado a más de media España.

Una conducta infame
La conducta de Rajoy en este asunto está siendo infame. Actúa así para minimizar no sólo el caso Bárcenas/Gürtel, sino para ir borrando como sea el impacto del resto de la corrupción política en el ámbito popular. ¿Puede el presidente de un Gobierno democrático proteger a los suyos, cuando hubiera debido acudir a los tribunales contribuyendo de este modo a limpiar tantos detritus acumulados en Génova 13?

No ha mejorado ni un milímetro
Durante el mandato de Rajoy, los sucesos vinculados a la corrupción en el conjunto del PP no han mejorado ni un milímetro. Todo lo contrario. No solo está Bárcenas. No solo está Sepúlveda. No solo está Mato. No solo está el presidente de la Comunidad de Madrid -el del misterioso ático- González. No solo está Carlos Fabra, el cacique de Castellón, que en plena crisis se inventó un aeropuerto fantasmagórico que ha costado millones de euros.

Lo que está pasando
No sólo está Rafael Blasco imputado. Hay más imputados en Valencia. Tampoco está sola la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo. No está solo Aznar, cuyos sobresueldos fueron enormes. Tampoco está solo Rajoy, otro grande, también con sobresueldos. ¿Y dónde está Javier Arenas Bocanegra, el palmero de Bárcenas? Esto del PP no es un partido político. Parece una trituradora de mierda, aunque haya mucha gente honesta e indignada por lo que está pasando en su PP